Wonder.

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"Yo no quiero tener que estar a tu lado para no faltarte, quiero que cuando creas que no tienes nada te dejes caer y notes mis manos en tu espalda sujetando los precipicios que te acechen..."

Miriam hizo el camino hasta la casa de Carolina en la mitad del tiempo que solía llevarle; sabía que quizás era demasiado temprano, pero salir a esa hora era la única forma de no cruzarse con su madre y así evitar otro enfrentamiento. Estaba agobiada, jamás pensó que la situación pudiera complicarse hasta ese punto, había intentado resolverlo todo ella sola y las cosas se habían torcido de tal forma que le asustaba pensar que ya no hubiese vuelta atrás. Sabía que podía llevarse un chasco y que la granadina se negara a hablar con ella aun cuando Miriam se dirigía a plantarse en su casa sin darle muchas oportunidades de huir.

La gallega era consciente de que su discurso no había variado demasiado desde la última vez que hablaron, bueno, si podía llamarse hablar a gritarse acusaciones y era incluso más consciente de que no tenía algo que prometerle, nada que garantizarle, solo le quedaba ceder a su desesperación e intentar verla, hablar con ella y decirle que la necesitaba, que era difícil, pero la necesitaba a su lado.

Llamó a la puerta y esperó mientras mecía su cuerpo tratando de protegerse del viento frío de la mañana, siquiera había sido capaz de coger un abrigo adecuado antes de salir.

- ¿Miriam? ¿Pasa algo?- Carolina la miraba un poco confundida.

-Eh, hola...perdón por venir tan temprano y despertarte...

-Tranquila, no me despertaste. ¿Está todo bien?- insistió.

-Si, si, yo solo quiero hablar con ella un momento ¿Puedo?.

Carolina le dirigió una mirada que no pudo discernir y la observó en silencio mientras buscaba la forma de decirle lo que había sucedido.

-Ella no está, Miri.

-Sé que está enfadada, Carol. No me contesta y tampoco ha ido donde siempre quedábamos, pero ya han pasado unos días y necesito verla. Por favor, si quieres subo yo y así no tienes que llamarle.

-Mimi no está- repitió Carolina.

-¿A dónde fue tan temprano?.

-Ella se fue hace un par de días.

-¿Se fue? ¿A dónde?- la voz de la gallega empezaba a fallar.

-Entra, Miriam- Carolina la guio hasta hacer que se sentara en el sofá.

-¿Fue a Granada? Surgió algo y vuelve en unos días ¿no?- preguntó esperanzada.

- Miriam, no tengo que repetirte cuánto te quiero, lo sabes. Mimi me ha pedido que no comente a dónde ha ido, ha confiado en mí y soy prácticamente toda la familia que le queda, no puedo fallarle. Lo siento.

- ¿Por cuánto tiempo?

-No lo sé, te lo digo de verdad. Sólo me ha dicho algo para que no me preocupe, pero créeme que tampoco sé demasiado.

-¿Por qué, Carol?- la respiración de Miriam era cada vez más acelerada y se esforzaba por lograr formar sentencias coherentes- Yo sé que no quería verme, me pidió que la deje pensar....pero no entiendo por qué ha hecho algo así.

-Yo lo sé todo, bueno, siempre me di cuenta porque era realmente difícil no notar lo que sucedía. Si nunca dije nada es porque esperaba que ustedes decidieran si querían hacerlo o no.

Cuándo le pregunté a Mimi si tenía algo que ver en su decisión me contó lo que pasó. Miriam ¿por qué no le contaste que estabas pasando por eso? O a mí, o a cualquier persona que pudiera aconsejarte o ayudarte.

Amanecer Where stories live. Discover now