45 - Es difícil dejar ir

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—Solo puede estar hasta aquí.


—¡No! ¡Necesito estar con él! Dejadme entrar, tengo que estar con él. Por favor —dije empujando a las enfermeras para poder entrar pero no podía con ellas. De repente alguien me abrazó fuerte por detrás, era un chico.


—Ji Ah, para —escuché a Tae Hyung y lloré aún más.  


—¡Ji Min me necesita! Suéltame, por favor. Tae Hyung no hagas esto. Tae Hyung suéltame, por favor.


—Ji Ah, deja de actuar así. Para —dijo Tae Hyung firmemente. No sé de donde salió y porque esta aquí.


—Me necesita, Tae Hyung. Tengo que quedarme a su lado. Prometí luchar por los dos también. Así que suéltame ya, por favor.


—No, Ji Ah —susurró a mi oído— No 


Dejé de moverme aunque seguía llorando. Duele tanto. Me duele tanto. Mi corazón. Me duele mucho. Quiero arrancármelo para que dejé de dolerme. Quiero morir para que desaparezca ese dolor.


—Ji Ah —dijo Tae Hyung y agité la cabeza. Me giré y le empujé. Le miré con disgusto.


—Como pudiste —espeté— Cómo pudiste abrazarme así, cómo pudiste pararme, cuando sabes lo mucho que quiero ir, lo mucho que necesito estar con él. Cómo pudiste sujetarme así, cuando sabes lo mucho que me estoy lastimando ahora. 


—Ji Ah-


—¡No! ¡No quiero escucharte! ¡Déjame en paz! —dije y me fui corriendo del hospital hasta el jardín donde no había nadie. 


Me senté y lloré fuerte. Me tapé la cara, no podía parar de llorar. 


—Ji Ah —Alcé la mirada al escuchar la voz de una mujer. Mis lágrimas de detuvieron por un momento al ver a la madre de Ji Min. Sus ojos también se ven hinchados pero apuesto que me veo mil veces peor.


—Tía —Mi voz se quebró y empecé a llorar de nuevo. Ella me sonrió. Se acercó y se sentó a mi lado.


—S-Siento m-mucho q-que esté ll-llorando a-así —dije. Ella me sonrió de nuevo y agitó la cabeza.


—Nadie debería disculparse por llorar. Solo estás sacando lo que realmente sientes. Y no hay nada mala en ello —dijo y no pude responder.


—Sabes, verte así me recuerda a Ji Min cuando era pequeño —dijo mirado a luna— Ji Min tenía seis años. Estaba jugando delante de nuestra casa cuando  de repente vino corriendo a mí en la cocina, llorando.


—Le pregunté por qué estaba llorando. Entonces me señaló su rodilla, estaba sangrando. La herida era profunda, estaba sangrando mucho pero no era para preocuparse. Le regañé, diciendo lo torpe que era, como reaccionaría una madre. Al final limpié su herida y recuerdo lo fuerte que gritó cuando le eché alcohol en su herida. Lloró muchísimo más —rió.


—Después de cubrir su herida, se disculpó conmigo. Le pregunté por qué lo sentía y dijo que lo sentía porque había llorado mucho. Le sonreí y le pregunté si le dolía, él me dijo que sí. Entonces le dije que no hay nada malo en llorar si de verdad te duele, Ji Min. Fingir no sentir dolor, no hace que una persona sea fuerte.


Cuando miré a la madre de Ji Min no había ni rastro de lágrimas en sus ojos. Ella me miró.


—Como lloraste allí, Ji Ah. No me hace pensar que eres débil. Eso prueba lo valiente que eres. Llorar, significa que reconoces que estás en dolor, eso es algo que únicamente una persona fuerte puede hacer.


—Desde el primer momento, ya había escuchado mi corazón romperse en pedazos. No hay razón para negarlo. Ji Min es de mi sangre. He dedicado veinte años de mi vida cuidando de él. Estoy más destrozada que tú. Sigo llorando, Ji Ah. Lloro todas las noches y lloro por dentro.


—¿Tiene miedo? —pregunté.


—¿De qué?


—De que... que Ji Min pueda... —Me sonrió enseguida.


—Por supuesto que sí. Todavía no quiero que se vaya.


—Yo tampoco —dije agachando la cabeza.


—Pero... —Alcé la mirada de nuevo. Miró hacia la luna de nuevo y habló. Respiró profundamente antes de mirarme.


—A veces, hay cosas en la vida que tienes que dejar ir aunque duela. 



NOTA: El siguiente es el epílogo. 

Rompecorazones | BTSWhere stories live. Discover now