ʀᴇᴠᴇʟᴀᴄɪᴏɴ

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Natsu mantenía sujetada por las muñecas ya rojas a la supuesta Lucy. La muchacha solo se retorcía en el fallido intento de querer librarse del pelirrosa, el gremio estaba igual de absorto, nadie había dicho nada, solo observaban con cara de angustia y miedo, era imposible el solo pensar que ella no fuera la maga estelar que ellos conocían, pero con todo lo ocurrido podrían ya creer cualquier cosa, Natsu jamás sería capaz de someter a su nakama de esa manera tan violenta, nunca cavilaron ver a Natsu gritarle y exigirle algún tipo de explicación, el único que se limitaba a tomar sorbos de cerveza y miraba en silencio era el maestro Makarov, él se había mantenido al margen del asunto, solo observaría y si tendría que intervenir, lo haría. Poseía la confianza de que sus hijos lo resolverian sin que él tuviera que pedir algo. Mirajane más calmada decidió caminar en dirección al mago de fuego, Erza que se había recuperado de la impresión siguió su ejemplo, el más cercano a la escena era Gray quien no pudo evitar congelarse al oír a Lucy hablar de esa manera. Pero no debía quedarse así de quieto, por lo cual también camino en dirección de su amigo-rival.

—Contesta o te ira peor—le advirtió Natsu con la mirada llena de furia, la rubia continuaba con un semblante de seriedad sin pisca de miedo por las amenazas, Natsu exasperado por el silencio apretó el agarre, ocasionando que la rubia soltara un pequeño alarido.

—La estas lastimando—intervino Mirajane—suéltala, la lastimas—le ordenó, pero el mago de fuego ignoró la advertencia de Mira, en ese instante solo quería saber de Lucy de su Lucy.

—Natsu, te lo ordeno, suéltala—señaló la potente Erza, su rostro no era del todo contento, al igual que Mira que solo ambicionaban que la soltase para que la hagan hablar, sin duda ella no era Lucy.

—Flamita ya cálmate, suelta a Lucy—pretendió persuadir Gray, pero no contempló la reacción de Natsu, el pelirrosa enfureció al escuchar que Gray llamaba Lucy a esa desconocida que estaba de intrusa en su cuerpo.

— ¡No es Lucy!—le gritó a su nakama, el alquimista de hielo solo la miró con el ceño fruncido, era evidente que Natsu no bajaría su resistencia, ni con la amenaza de las mil espadas de Erza, ni con la furia de la demonio Mirajane, el sudor en sus manos se volvió ya palpable, era una difícil situación, nadie sabía cómo reaccionar, Natsu era un mago muy fuerte y contradecirlo en un enojo valdría muy caro y aún más si se trata de Lucy. El ambiente se volvió hostil e impredecible, aun así la maga rubia no articulaba palabra alguna, solo se mantenía en silencio, uno que parecía no querer romper.

— ¿Qué hacemos?—preguntó atemorizada Levy, la maga de la escritura sintió un peso en su hombro levanto su mirada y vio al mismo Gajeel a su lado.

—No creas que Salamander está loco—apoyó el dragón slayer de metal—el aroma—indicó—el aroma de la Coneja no es el de siempre, ella no es la que conocemos—consintió de brazos cruzados.

 —Pero...—Lissana que estaba escuchando, no lograba creer a lo que se refería con eso, ni ella misma hubiera imaginado ver a Natsu en esa escenario, eran amigos desde la remota infancia y jamás lo vio tan alterado con respecto a una nakama.

—Estás loco Gajeel—encaró Levy levantando una ceja—ella es Lu-chan, Natsu se está pasado, no permitiré que lastime a mi amiga de esa manera—expresó resuelta ya en dirección a plantarse contra el dragón slayer de fuego.

—No lo harás enana, no te preguntaste algo—afirmó Gajeel. Levy solo giró interesada ante el comentario del mago de metal.

— ¿Qué cosa?—curioseó.

—Wendy me dijo hacer un buen rato que iría por la vieja curandera—le notificó—ella seguro que también detecto el aroma diferente de la Coneja, Salamander está más que afectado, no sabe cómo reaccionar, esta es su manera.

La Luz de tu AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora