Capítulo Ocho

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08.

Con la llegada de la primavera, las calles de Fukuoka se ven inundadas de colores suaves, y luces que iluminan el paso de sus habitantes creando así un espectáculo digno de ser admirado.

Era un día brillante que poco a poco se transformaba en una paleta de colores, combinando el hermoso cielo con  los árboles y la armonía de las personas que se habían acercado ese día para contemplar el paisaje.

Caminaban de la mano, tan simple como eso.

Sin importar las miradas que recibían, y la forma en la que alteraban el contraste del ambiente. Como dos turistas comunes riendo entre ellos y actuando como dos niños sin comprender completamente el idioma.

Ninguno de los dos entendía por qué la cercanía del otro les tranquilizaba, les hacía sentirse menos solos en este mundo, y por un momento, ignorar la mierda de vida en la que ambos estaban metidos.

Eran dos  inexpertos en el campo que se dirigían a colisionar con algo más grande. Aunque probablemente, el peso del alma de Jungkook le hacía caer con más velocidad.

Llegaron hasta el observatorio del parque, donde se encontraba la mayor concentración de árboles, comenzó a oscurecer y ellos tomaron su  lugar entre la gente, justo en el centro del mismo.

La noche cayó, y toda la ciudad se iluminó.

Las pequeñas luces que adornanban el lugar y las barandas creaban un arco de belleza inmaculado cuando el viento sacudía las ramas de los cerezos y los pequeños pétalos de las flores flotaban por el aire.

Taehyung veía con fascinación el paisaje. Tenían algo magnífico frente a ellos.

Pero no, Jungkook no estaba prestando atención a su alrededor. Ignoraba que estaba completamente absorto en el perfil del castaño, y en su cabello despeinado revoloteando al compás del viento con la luna como fondo.

—Esto es hermoso —dijo Taehyung emocionado por la vista.

—Demasiado hermoso —respondió refiriéndose al castaño.

Esa noche no podía dejarle de mirar, se veía tan bien, tan único. Y la fuerza con la que su presencia lo abrumaba comenzaba a asustar a Jungkook.

Quizás, solo quizás podía fingir por un segundo que era normal, bajando la guardia sin dudarlo y dejando las cosas al azar para dar el primer paso para avanzar.

Colocó su brazo en la espalda del chico para acercarlo a él. Taehyung parpadeó al tenerle tan cerca.

Solo con un una mirada sentía que le estaba enganchando.

Los ojos fijos de Taehyung en los suyos parecían siniestros intentando inconscientemente querer derretir algo en el interior del pelinegro.

Fue la euforia, la fugaz adrenalina que se disparó en el subconsciente hormonal de Jungkook la que le motivó a querer sentir su boca.

A sentir aquello que se le había negado durante mucho tiempo.
Pero no, el universo decidió que ese día no sería hoy.

Jungkook desvío la vista de Taehyung por un segundo al notar que alguien les veía con demasiada atención.

Volteó hacia su izquierda, luego a la derecha con sigilo, constatando que habían al menos tres personas rodeándoles y que probablemente habría una cuarta detrás de él.

Joder, tal vez solo estaba siendo paranoico.

Soltó al chico que lucía decepcionado y le dijo en voz baja—. Vamos a otro lugar, ven.

TRAFICANTE. 《KookV》Where stories live. Discover now