P R Ó L O G O

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En Corea del Sur al igual que en el resto del continente, las mafias y pandillas marcaban  sus territorios a sangre fría

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En Corea del Sur al igual que en el resto del continente, las mafias y pandillas marcaban  sus territorios a sangre fría. Hablar de liderar una región significaba llevar una larga lista de muertes en la espalda.

Las tres organizaciones encargadas de los negocios ilícitos dentro del país respetaban una alianza que mantenía a raya los enfrentamientos entre estas.

En Busan, cualquier traficante, proxeneta o sicario de bajo rango debía rendirle cuentas a la familia Park junto a su organización, y Jungkook, no era la excepción.

Vivía de las sombras y de los cargamentos de balas que se dedicaba a pasar sin documentación a través de las fronteras. Era proveedor de armamento para  las tres organizaciones dominantes en Corea: Los Park, Los Kim y Los Jung.  Pese a eso, debía su lealtad a Busan, ellos le daban protección y él mantenía silencio.

Ahora que el viejo Park había muerto, los escoltas del territorio se estaban rebelando contra el nuevo liderazgo de su hijo.  Un enfermo de poder que, sediento de dominio, había vendido los nombres de los socios de los líderes de las demás mafias a la policía.

Incluyendo el suyo.

Esa mañana cuando Jungkook encendió la televisión lo último que esperaba ver era su nombre en los titulares.

Tomó el dinero necesario para huir, y corrió tanto como pudo; pero no podía ir demasiado lejos, estaba atado de manos y no sabía qué era peor: si ser encontrado por la policía o por los hombres de Park.

Haciendo un último intento por escapar decidió voltear su lealtad hacia otro bando. Esa misma mañana, Jungkook salió en el primer autobús hacia la ciudad hermana de Daegu que era controlada por los temerarios Kim.  Pensando en ¿Qué demonios hizo para que le delataran? Cerraba los ojos y maldecía. Mierda, todo se iba a la mierda.

Llegó por la tarde a Daegu; caminó con cautela esperando no ser reconocido por la calle y entró a aquel club nocturno desde donde se administraban toda clase de negocios ilícitos de la organización Kim y se quedó sentado por unos minutos en la barra.  Ellos controlaban el territorio más grande, siendo una alianza entre tres hermanos tenían bajo su jurisdicción varias ciudades.

No vio quién lo atacó, pero lo siguiente que supo fue que estaba atado a una silla y era apuntado con un arma.

Recobró la conciencia.

—Tienes tres segundos para decirme por qué jodidos Busan nos a traicionado.

—¡No lo sé! —dijo fuerte.

—¡Mientes! ¿No te han enseñado que cuando el hombre con el arma te pregunta debes decir la verdad?

—¡Les juro que no lo sé!

—Eres uno de ellos, perteneces a Busan. —Recibió un golpe en la cara.  Gruñó ante el dolor mientras veía con furia al hombre —. Hasta donde sabemos tú, pequeño JK, siempre le has sido leal a Park.

TRAFICANTE. 《KookV》Where stories live. Discover now