El paraíso perdido

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"Todos los caminos me llevan al infierno. Pero ¡si el infierno soy yo! ¡Si por profundo que sea su abismo, tengo dentro de mí otro más horrible!"

- JOHN MILTON.


Hace unos días todo a mi alrededor era muy silencioso, un silencio asfixiante, nada reconfortante pero ahora todo es demasiado ruidoso. Todos parecen estar siguiendo cada paso que doy, mirando sobre mi hombropara ver si estoy bien o no. Les digo que estoy bien pero nadie me cree y me están haciendo perder la poca paciencia que tengo. Solo quiero un momento a solas, solo quiero respirar tranquila sin sentir los ojos de alguien sobre mí. Así que cuando por fin me quedo sola en mi apartamento me sirvo una copa de vino y me siento a leer un poco. Tengo una conferencia en unos días, eso me mantiene ocupada, así como las dos nuevas campañas que estoy manejando. Tengo mucho trabajo, eso es bueno, el trabajo es algo que puedo manejar, es algo que entiendo. Centrarme en mi trabajo es una buena idea ahora. Nadie entiende porque actuó como si no pasará nada pero es mi forma de afrontar la situación. No les digo a ellos que tengo pesadillas y no puedo dormir. Que dejo la televisión prendida porque no puedo soportar el silencio. Que me obligo a comer al menos una vez al día y que el otro día me senté por horas en la sala sin saber que hacer. Que miro las fotos con James porque hay momentos en donde creo que todo fue solo un sueño. No, no le digo a nadie eso, a los demás solo les dejo ver mi hermosa sonrisa pero no los consigo engañar del todo. Mis ojos están tristes, sin brillo y me cuesta seguir sus conversaciones, reír de sus chistes. También les parece curioso que no he pintado mis labios de rojo. A mal tiempo, labios rojos, solía decir eso todo el tiempo pero ahora no son malos tiempos, esto va más allá de ser malos, es un caos.

El timbre suena y yo miro la puerta sin tener nada de ganas de abrir. El timbre vuelve a sonar y pienso en dejar que siga sonando pero seguro eso solo preocupara a quién está detrás de la puerta. Me levanto y camino hasta la puerta sin ver quien es. Dejo la puerta abierta y sin fijarme quién es entro en mi apartamento. Escucho la puerta cerrarse.

-¿Cómo estás?-me pregunta Dallas.

Ella camina hasta la mesa y deja una bolsa con comida. El olor es delicioso pero no tengo apetito. Ella se preocupa mucho por mí y no puedo evitar sonreír ante lo tierna y buena amiga que es.

-Bien, estoy trabajando.-le digo mientras señalo los libros en la mesa - estoy pensando en sacar un nuevo doctorado en biofísica o tal vez en biología celular, aún no me decido pero ya hablé con el decano de la Universidad Columbia británica y estoy arreglando todo para empezar cuanto antes.

Fue fácil para mí ingresar para sacar un nuevo doctorado, el decano está encantado conmigo y siempre es bueno centrarme en los estudios, es algo que puedo entender y me hace bien.

-Tal vez estás abarcando mucho-me dice Dallas sin disimular lo preocupada que está.-Debes ir con calma.

Yo no lo veo así a diferencia de los demás, mi cerebro puede con eso y más. Estar sin hacer nada es lo que me molesta, me gusta estar ocupada.

-¿Cómo estás?-me vuelve a preguntar ella.

La miro y levanto una ceja. Acabo de responder esa pregunta.

-Acabas de terminar con James. James, tu mejor amigo, tu gran amor, tu alma gemela...

La detengo.

Al mal tiempo, labios Rojos ✔Where stories live. Discover now