Capítulo 28

1.6K 193 2
                                    

Me arrepiento de estar aquí a medida que avanzo con cada paso por la enorme librería. El murmullo de la gente acomodándose para escuchar mi presentación me hace bullir la sangre. Me detengo detrás del pequeño escenario donde voy a subirme en unos minutos y me balanceo sobre mis tacos mientras la gente va y viene acomodando cosas. Y yo no puedo evitar pensar en él. Estoy aquí porque estoy escapando de él. Pienso en su voz, que no he podido quitar de mi cabeza. En sus labios, que todavía queman en mi piel. En su risa, que me hacía cosquillas en el estómago cuando la escuchaba. Quizás él ya me haya olvidado. Quizás se haya cansado de llamar y no obtener respuesta. Quizás ya esté en los brazos de otra mujer. El pecho se me retuerce en un dolor sordo, y un escalofrío me recorre entera. No necesito estos pensamientos ahora. Me aliso la falda y me acomodo el cabello.

-¿Vamos? -Richard, mi editor, apoya su mano en mi espalda y me sonríe, cariñoso.

-¿Hay mucha gente?

-Muchísima. ¿Estás lista? -asiento con la cabeza- Vamos, entonces.

Subo los pequeños escalones de la tarima y los aplausos me hacen avergonzar. Sin embargo, a pesar de mi timidez, estar aquí me hace sentir segura de lo que soy como profesional. Sé cómo hago mi trabajo, y se que estar aquí es consecuencia de ello, pero también me siento agradecida por la repercusión que tiene en la gente lo que escribo. Sonrío y saludo con un gesto de la cabeza mientras busco mi lugar detrás de la mesa. Escucho el repiquetear de algunas cámaras de fotos cuando los aplausos se apagan.

-Buenos días a todos. Es un placer para nosotros estar aquí, en Nueva York, presentando el último libro de Annie. Libro que es todo un éxito de ventas aquí y en otras ciudades donde ya ha sido presentado, pero que nunca habíamos traído hasta la Gran Manzana, simplemente porque no podíamos convencerla de venir -Richard me sonríe y no puedo evitar sentir mis mejillas enrojecerse mientras el público se ríe- Así que aprovecharemos esta oportunidad al máximo y dejaré de hablar para que ella misma lo haga.

Los aplausos y las miradas se dirigen a mí. Sonrío a la gente, trago saliva y dejo de pensar en todo y en nada, para sólo hacer mi trabajo.

-Agradezco a todos por estar aquí esta horrible mañana de lluvia -miro las primeras filas, que sonríen ante mi comentario- pero espero que eso sea compensado aunque sea por el riquísimo café que encontrarán para disfrutar luego de la charla -miro un poco más allá, y las filas del medio reciben mi comentario con alegría- Como sabrán, he encaminado mi trabajo de investigación histórica hacia las raíces del movimiento feminista. Un movimiento que es mucho más complejo de lo que podríamos imaginar si simplemente nos adentramos en algunos hitos históricos. En el tercer capítulo comienzo por explicar que su origen no es el que todos pensamos, allá por el 1900.

Cruzo mis piernas, abro mi libro en la primer marca y me calzo los anteojos, disponiéndome a leer los primeros pasajes. Levanto mis ojos hacia la gente y automáticamente se posan en la mirada de Tom.

Lo que somosWhere stories live. Discover now