Capítulo 3

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-¿A dónde vamos? -le pregunto mientras pongo en marcha el motor.

-¿Conoces Tommy's? -se sube y sus manos se posan en mi cintura.

-¿Las hamburguesería?

-Sí.

Asiento con la cabeza y me bajo el visor del casco. Salimos rápidamente a la ciudad.

Pienso en cosas que no me hagan notar sus manos en mi cintura, porque de lo contrario no podré manejar y nos estrellaremos contra el pavimento. Pienso que voy a tener que comer una de las mejores hamburguesas de toda la ciudad sin siquiera tener hambre, porque ya cené. Pienso que quizás sólo unas papas fritas estén bien. Pienso que él no lleva casco, y eso es peligroso, y que debo tener cuidado. Pienso en el semáforo frente a nosotros. Pienso en el color del auto que está a nuestro lado. Pienso que la acompañante del auto que está a nuestro lado parece tener su teléfono celular apuntando hacia nosotros. Pienso que es ridículo y que quizás lo imaginé, porque lo baja rápidamente. Tom tiene su cabeza girada hacia el otro lado, así que no debe haberlo notado. Quizás sólo fue mi imaginación.

Pienso otra vez en sus manos en mi cintura y acelero de pronto, saliendo al tráfico a toda velocidad. Juraría que sus dedos me aprietan con más fuerza. O le gusta la sensación, o tiene miedo.

Sus manos se mueven.

Sus palmas se posan en mi estómago.

Sus pulgares aprietan mi cintura.

Sus manos bajan despacio.

Se separan hacia los lados. Aprietan mis muslos.

¿Qué? ¡Mierda!

Acelero y cruzo en zigzag entre los autos los carriles de la avenida, sintiendo algunas bocinas por detrás. No me importa. Detengo mi moto contra la acera y bajo, quitándome el casco, completamente iracunda y excitada al mismo tiempo. ¡Mierda otra vez!

-¿Qué te pasa? -lo empujo en el pecho mientras se baja también- ¿Quién te dijo que podías tocarme así?

-Lo siento, yo...

-Eres un idiota -vuelvo a empujarlo. Su pecho es duro. Me encanta. Pero no quería que me toque. No así.

-Mira, lo siento... lo siento de verdad. Yo... me dejé llevar. No soy así, lo juro.

-¿Por qué lo hiciste entonces?

-Porque... -se pasa las manos por la cabeza, revolviendo su cabello por demás revuelto- ...porque estoy acostumbrado a otro tipo de trato con las mujeres que se me acercan.

-¿Que se te acercan? -digo entre risas- Wow... realmente tienes la autoestima muy alta.

-Lo siento. No soy así, de verdad.

-¡Yo tampoco soy así! No vuelvas a tocarme sin mi consentimiento. Y menos si estoy manejando -vuelvo a ponerme el casco. Él sonríe y me hace sonreír, pero por suerte no puede verlo. Maldito. Tiene sus dientes frontales torcidos. Son hermosos. Le hago una seña con la cabeza- Sube. Ya casi llegamos.

La hamburguesería está vacía. Es tarde, y ya no hay nadie cenando. Dejo mi moto en el estacionamiento y nos sentamos en los taburetes altos junto a la barra, al aire libre. No hablamos. Sólo miramos el menú. Un hombre canoso nos sonríe y nos toma el pedido, y quedamos solos en la barra.

-Entonces -dice, por fin- Eres escritora ¿Qué escribes?

-Historia -trago saliva como si estuviera rindiendo el último examen de la Universidad.

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