Capítulo 17

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Tecleo incesantemente en mi computadora mientras sostengo con mi boca la mitad de un muffin que estoy comiendo. La inspiración llegó mientras le daba un mordisco y necesito las dos manos para escribir. Mis anteojos se deslizan por mi nariz, así que levanto la cabeza para poder seguir escribiendo sin que se caigan. Estoy entusiasmada, compenetrada y concentrada. Y también estoy con los anteojos en la punta de la nariz, un muffin en la boca y en pijamas. El timbre suena y no quiero atender. Quiero seguir escribiendo. Y me sonrío. En otras oportunidades no hubiese querido atender porque no hubiese querido socializar con nadie. Ahora no quiero atender porque estoy completamente inspirada en lo que estoy escribiendo.

Mis ganas están renovadas, y elijo no adjudicárselo ni a Tom ni al sexo. Simplemente inspiración.

El timbre vuelve a sonar. Dejo el muffin en la mesa y me levanto mientras mastico y me subo los anteojos otra vez a su lugar original.

-¿Quién es? -grito cerca de la puerta.

-¡Val!

Abro y Val aparece, espléndida como siempre. Lleva un ramo de flores en la mano y me mira de arriba a abajo.

-¿Estás en pijamas?

Me miro de arriba a abajo.

-Si -me doy media vuelta y vuelvo a mi escritorio.

-¿Estás trabajando? -cierra la puerta y la escucho taconear en el piso de madera.

-Si -le digo, mordiendo el muffin nuevamente.

-Es domingo y son las seis de la tarde.

-No encuentro mejor manera de estar un domingo a las seis de la tarde que no sea en pijama frente a mi computadora. En cambio, tú -me giro en mi silla y apoyo un codo en el respaldo, mirándola por encima de mis gafas- estás en tacos, con un elegante vestido y un ramo de flores en la mano. Deberíamos someter a votación quién está más fuera de lugar un domingo a la tarde.

-Vengo de ver a Paul -deja su cartera y el ramo cuidadosamente sobre la mesa ratona, y se gira feliz hacia mí- Y la novedad es que creo que estoy enamorada.

-Oh, ¡Val! ¿Es en serio? -me quito los anteojos y ella asiente con la cabeza- Eso es muy lindo.

-Es tan perfecto, Annie. Tan perfecto -junta sus manos en el pecho y da una vuelta sobre sí misma- Es sincero, y serio, y tiene este cabello que no puedo ni comenzar a describir. Y ama a su familia, y... bueno. Es bueno en todo lo que hace.

-Deduzco -le digo mientras me levanto y voy hacia la cocina- que estás hablando de sexo.

-Deduces bien. ¡Es increíble! Es como si nos complementáramos tan perfectamente en todo -la escucho aplaudir detrás mío mientras me sigue.

-Me alegro mucho por ti. Te mereces eso y mucho más. Cuéntame cómo llegaste a la conclusión de que estás enamorada. ¿Café? -le digo oliendo el contenido de la cafetera. Este café ya no sirve.

-Si, gracias. Fuimos a almorzar a un lugar fantástico. Tenía todos estos muebles de madera y cristal, y flores y paredes muy blancas. Muy moderno. Y él tomó mi mano, nos miramos y me dijo que me amaba y yo también le dije que lo amaba. Nunca lo había pensado, pero en el momento todo... simplemente encajó.

-¿Lo amas de verdad? ¿O fue la emoción del momento?

-Lo amo de verdad. Ponerlo en palabras me hizo darme cuenta de eso -me dice, aceptando la taza de café que le ofrezco.

-Muy, muy romántico. Me pone muy feliz por ti -aprieto su mano sobre la encimera y me sonríe. Está radiante.

-Le dije que deberíamos salir contigo, quiero que lo conozcas mejor.

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