Capítulo 30: De nuevo

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Estacioné en la escuela cuando le faltaban tres minutos a la primera hora para terminar

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Estacioné en la escuela cuando le faltaban tres minutos a la primera hora para terminar. Me observé en el espejo retrovisor pasando los dedos por debajo de mis ojos, se veían algo hinchados y acuosos; mi nariz estaba roja de la punta y de vez en cuando tenía que absorber por ella. Saqué un pañuelo y acabé con ello.

Mi suéter era de un hombro caído por lo que reacomodé mi bufanda para cubrirme, bajé un poco mi gorro, tomé mi mochila del asiento trasero antes de salir y enfrentarme a lo que venía.

El timbre sonó anunciando el cambio de clase, en menos del minuto una gran cantidad de estudiantes salían del edificio hacia la mini cafetería del centro. Entré después de varios empujones con la cabeza gacha, sentí la calefacción en cuanto crucé las puertas de mi edificio lo que logró calmar un poco el rojo de mi cara debido al viento.

Subí al segundo piso para intentar llegar temprano a mi siguiente clase cuando un choque en mi hombro hizo quejarme del dolor y observar al culpable.

Mi respiración se detuvo en el momento en que sus ojos azules se posaron en mí, las manos me picaban y no podía dejar de mover los dedos por esa necesidad de querer tomar su mano, mis labios quemaban cuando vi que sonrió, esperando el beso que siempre me daba cuando salía de clases; un pequeño escalofrío me recorrió de pies a cabeza recordando la ausencia del frío cuando me abrazaba, incluso a la poca distancia que nos encontrábamos podía percibir su aroma, una mezcla de menta y jabón.

Cerré la boca y tragué saliva con dificultad después de lo que creí mucho tiempo. Quería besarlo, tomar su mano y abrazarlo en medio de aquel concurrido pasillo, tal como siempre lo hacíamos, pequeñas cosas y gestos tan insignificante para cualquiera pero con un valor único cuando ya no podía hacerlo.

—Hola Lucy. —El que me llamara por mi nombre completo olvidando esos apodos a los que me había acostumbrado, fue un golpe extra. En realidad, su presencia ya me había noqueado, no necesitaba más golpes, pero aún tirada en el suelo la vida se encargaba de tirarme cosas para que no me levantara.

—Hola... —susurré aún sin dejar de verlo. Antes me daba pena mirarlo directamente, después de todo lo que había pasado no sabía cómo podría dejar de verlo alguna vez.

—¿Te encuentras bien? —dijo apretando mi hombro e inclinándose para verme mejor, no quería que se alejara pero la simple presión en mí me hizo brincar y a él retroceder.

—Sí —dije con voz aguda pero aclaré mi garganta rápidamente—. Estoy bien.

—Uhm, Lucy —habló incorporándose con su mano rascando detrás de su cuello, sonreí casi imperceptiblemente ante tal gesto, podría decir con seguridad que sabía interpretar la mayoría de sus gestos con solo verlo o escucharlo, la atención hacia él había sido tanta que conocía mucho sobre su vida, todas las notas que me dejaba, lo que me decía o veía, todo había quedado en mí.

Besos y sueños ©Where stories live. Discover now