Capítulo 10: Es viernes

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Salí de mi clase de redacción y Dylan se encontraba recargado en la pared de junto, con los brazos cruzados y sonriendo en mi dirección

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Salí de mi clase de redacción y Dylan se encontraba recargado en la pared de junto, con los brazos cruzados y sonriendo en mi dirección. Sonreí abiertamente, recordando todas aquellas veces en las que lo vi pasar indiferente y ahora estaba ahí, esperando por mí. Tomó mi mano y empezó a caminar en dirección a la salida cuando el timbre del fin de clases sonó.

El martes había pasado sin imprevistos, aunque seguía siendo un ser tartamudo en cuanto Dylan me preguntaba algo o se acercaba, iba mejorando..., un poco.

Los días que le siguieron fueron siendo menos incómodos y la hora de dormir se había convertido en mi parte favorita del día; no tenía que hablar, o intentar resolver el gran misterio en el que me encontraba, solo me limitaba a abrazarlo. No tenía miedo, no temblaba, era mi nuevo espacio seguro en el que si pudiera..., siempre estaría.

Me abrazó por los hombros pues su metro con ochenta sobrepasaba mucho mi metro sesenta por lo que se le hacía fácil esconderme del frío bajo su brazo.

—Tengo trabajo en el foto estudio, pero ¿qué te parece si paso por ti a Helados Vanille cuando salgas y vamos a Lettos? —preguntó dando un beso a mi cabeza.

Volteé a verlo rápidamente con una sonrisa muy amplia, Letto era una tienda pequeña de malteadas y cafés que llegó a Colorado el día de mi nacimiento. No sé si él lo sabía, pero era un lugar muy especial para mí.

—Me encantaría —susurré sonriendo—. ¿Qué te toca hacer hoy en el foto estudio?

Pregunté con genuina atención mientras íbamos entrando al auto. Dylan trabajaba como fotógrafo auxiliar en un pequeño estudio que cada día tenía más clientes, me encantaba cuando me hablaba de cada trabajo nuevo que hacía, se notaba la pasión que tenía por la fotografía, el cómo se expresaba siendo él de tan pocas palabras daba una idea de cuánto le gustaba.

—Hoy me darán la oportunidad de ser el fotógrafo principal en la sesión.

—Eso es grandioso, Dylan. —Me regalo una tierna sonrisa cuando escuchó mi entusiasmo.

—Te mostraré las fotos al terminarlas. —Se detuvo frente a la sucursal de helados con un gran cono como letrero—. ¿Misma hora de siempre?

Asentí abriendo la puerta pero su mano en mi brazo me detuvo, se inclinó lo suficiente para dejar un beso en mi mejilla.

—Te veo de rato. —Con la respiración errática y las mejillas ardiendo bajé del carro sin mirar atrás hasta que nuevamente su voz gruesa y fuerte me detuvo—. No sé si recuerdes esto, pero hoy cenamos con tus padres.

Me golpeé la frente con mi mano libre, las cenas familiares de los viernes, así que eso seguía siendo igual, solo que ahora llevaba a mi prometido.

Besos y sueños ©Where stories live. Discover now