Capítulo 2: Pecas

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Dylan

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Dylan

La voz de mi padre me despertó; gruñí en voz baja, era martes y aún sentía los estragos que había dejado el inicio de semana.

—Perderás el autobús Dylan —mencionó agitando mis hombros desperezándome.

—Estaré listo —contesté con la voz ronca del sueño, mi padre asintió y salió dejándome solo.

Entré a la ducha viendo con asombro el pequeño moretón en mi hombro izquierdo y no pude evitar sonreír al recordar lo ocurrido.

El profesor Mckenzie nos había dejado salir más tarde de lo esperado y yo solo quería ir por algo de comer y saciar el hambre de mi voraz estómago.

Platicaba con mis amigos sobre el proyecto que nos encargó la señora Spring mientras caminábamos a las puertas del edificio, fue ahí cuando sentí el choque.

Estaba desprevenido por lo que me tambaleé antes de caer, mi hombro recibió el impacto y yo solo cerré los ojos.

Pecas.

Fue lo primero que mis ojos percibieron al abrirse; una pequeña y menuda chica había caído encima de mí, por un instante olvidé el dolor en mi hombro y me concentré en ella. Su cabello rojizo caía sobre su cara, podía ver que era natural pues su rostro estaba lleno de pecas del mismo color. Era fascinante.

Sus ojos verdosos se toparon con los míos y observé como sus mejillas se iban colorando. Rayos, supo que la observaba.

—Vaya, tus mejillas hacen juego con tu cabello.—dije en un intento de no sonar incómodo, pues seguía encima de mí.

Sus mejillas se tornaron más rojas si era posible y no pude evitar sonreír al verla.

—Lo siento... —balbuceó con una tierna voz mientras se levantaba.

—Iba distraído —dije encogiéndome de hombros, no era novedad, intenté ayudarla a recoger sus cosas, pero fue tan rápida que solo pude tomar sus lentes negros. Se los entregué.

—¿Tú estás bien? —pregunté intentando continuar con la conversación.

—Estoy bien —contestó segura—. ¿Tú cámara no se arruinó cierto? —inquirió ahora temerosa.

—Sobrevivirá. —Sonreí, vaya que sí era linda.

Tocó su pequeña nariz, un gesto de nerviosismo según veía. ¿Por qué estaría nerviosa?

—Bien.—dijo y se escabulló, "rayos se fue"

Sonreí mientras recordaba, después de todo no me quejaba de ese pequeño moretón.

***

Pasé la tarjeta y me senté rápidamente antes de que el autobús avanzara, no creía que mi cámara pudiera soportar una caída más.

Besos y sueños ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon