Capítulo 37: Mrs. & Mrs. Woods - (Parte 2)

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Luego de varios intentos, sin darse por vencida Clarke, ya casi golpeando el pecho de Lexa, la morena finalmente comenzó a reaccionar tosiendo, comenzando a sacar agua por su boca.

Echo tenía con los ojos salidos en la sorpresa de esa desesperada acción por parte de su jefa para salvar a la chauffeur. Al tiempo que a Clarke le volvía la vida al cuerpo, y una sonrisa se dibujaba en el rostro. Enseguida volteó el cuerpo temblante de su esposa hacia un costado, para que terminara de expulsar todo esa agua de sus pulmones, al tiempo que acariciaba sus cabellos mojados, retirándolos del rostro enrojecido ahora, por el esfuerzo de toser y sacar esa cantidad de agua en su cuerpo.

Esa actitud cariñosa y esa alegría en la jefa sosteniendo la cabeza de Lexa en sus brazos, no pasó desapercibida a los ojos aun muy abiertos de Echo, quien no movía un pelo, parada estática junto a ambas, tratando de asimilar todo aquello algo confundida y sorprendida.

No entendía porqué demonios la chauffeur aparentemente había tratado de suicidarse, y porqué Clarke estaba allí justo en el momento preciso y tomándose tantas molestias personalmente, cuando podría haber llamado a emergencias. Lo mismo con lo de abrir la puerta de ese tocador, la CEO podría haber llamado a personal del hotel para que vinieran con alguna llave y la abrieran, en vez de derribar la puerta de la manera que entre ambas lo habían hecho.

- ¡Lexa, por Dios, el susto que me has dado! ¿Estás bien? – Lexa se incorporó un poco sentándose, mientras terminaba de sacar esa maldita agua de sus pulmones, muy agitada por el esfuerzo, se recostó un poco en los brazos de su amada, que aparentemente le había salvado la vida. Pero el efecto de la droga aun estaba en su sistema, haciendo que le fuera muy difícil responder


- ¿Lexa...? Lexa, mírame.... ¿Qué sucede? ¿Acaso te han drogado...? – Clarke pudo ver el claro efecto de algo en los ojos idos y muy irritados de Lexa, y su cuerpo muy flácido, que apenas podía coordinar movimientos.

- ¡Mierda! Echo, ayúdame, debemos llevarla a su suite de inmediato.

- Sí señorita Griffin... pero... ¿no le parece que deberíamos llevarla a un hospital para que la revisen? No sabemos lo que pudo haberle pasado, o lo que pudo haber ingerido. – El questionamiento de Echo alertó a Clarke de que la guardaespaldas quizás pensaba que aquello había sido un intento de suicidio por parte de Lexa. Pensó por unos segundos la propuesta lógica de Echo y realmente tenía razón. No sabía qué le ocurría a Lexa y necesitaba un análisis de sangre inmediata para saber qué droga le habían suminstrado.

- Bien, sí creo que tienes razón, vamos, llevémosla a la salida del personal, no deseo que todo el mundo la vea así ¿me entiendes? No deseo que la prensa me ataque mañana relacionandome con personal que desea suicidarse. ¡Mierda Lexa!

- Muy bien señorita Griffin, no se preocupe, yo puedo cargar a Lexa, si usted camina delante. Podemos ir al subsuelo donde estan los automóviles. Puedo manejar la limo y la llevamos enseguida sin que nadie se de cuenta. – Sugirió inteligentemente Echo, Clarke agradecía que su eficiente guardaespaldas no estaba afectada como ella por el hecho de ver así a Lexa, y que podía pensar en frío mejores ideas.

- Buena idea Echo, vamos, no perdamos más tiempo.

Echo levantó el cuerpo de Lexa en sus brazos. La morena estaba consiente pero sus ojos no podían focalizar, ni su boca podía modular palabra. El efecto de la droga que ese malnacido le había suministrado con apenas ese piquete era super fuerte. Se maldecía internamente por haberse descuidado así en la contienda con ese sicario, pero agradecía que su esposa se había movilizado tan rápido viniendo en su ayuda. Había distinguido la voz de Echo y eso le indicaba que podría ser un problema, pero su mente se sentía tan pesada, mareada y casi imposible de procesar algo que simplemente trató de mantenerse despierta, tratando de sujetar sus brazos al cuello de la persona que la llevaba en brazos, que parecía ser no otra que Echo, necesitaba mantenerse con los ojos abiertos, sabía que era vital.

La Jefa [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora