capitulo 4

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Connor

Diez años atrás…

-¿Nana? –lentamente fue abriendo sus ojos.

-solo me llamas así cuando quieres disculparte, pero de que sirven si siempre te vuelves a comportar de la misma manera –aun recostada en la cama y con una intravenosa conectada en su brazo ella todavía podía regañarme.

-perdón abuela –ya  no podía contener las lágrimas, una a una caía por mi rostro, había aguantado todo el camino en que lleve a Max a su casa y luego de camino al hospital, pero ver a mi abuela de esta manera había acabado conmigo.

-Connor, tú no tienes la culpa de que mi corazón ande mal

-pero si yo no te hiciera enojar todo el tiempo no estarías preocupada y de seguro no hubieras tenido un ataque.

-entonces deja de comportarte así, deja de hacer lo que hace con esos vagos, asiste a clases, estudia. Compórtate como un hombre Connor.

-yo quiero, pero tengo tanto rencor, tanto odio. Quiero ayudarte y termino haciendo todo mal –hundí mi rostro en el colchón para que no me vea llorar.

-tienes que dejar el pasado atrás mi niño –levanto su mano y comenzó a recorrer mi cabello con sus dedos  de la misma manera en que lo hacía cuando era  pequeño y me daba un berrinche.

La puerta de la habitación se abre una enfermera asoma su cabeza –necesitamos que corras tu auto de la entrada o lo van a remolcar –mi abuela me vuelve a ver con decepción una vez más.

-enseguida lo corro.

-Connor tú no tienes auto.  ¡¡Ha eso es  a lo que me refiero, tienes que dejar de robar.  ¿O crees que no sé de donde sale el dinero que me das todos los días? Esto no puede seguir así!!

Hay quienes dicen que la mejor escuela es la de la calle. Para mí lo fue. A los doce años Mike Torres  me enseño a robar el dinero a los niños del colegio. Dinero que me encargaba de dejar los bolsillos de mi abuela.

A los trece años Colín me enseño la mejor manera de quitarles la billetera  a las mujeres de sus carteras, también iba a parar a mi abuela.

A los quince años, ya sabía robar autos, y el tío de Mike nos daba muy buen dinero por las partes. Me acuerdo que el primer pago se lo di a Max, para que pudiera ayudar a ese niño de su clase.

-no te angusties abuela, por favor te va hacer mal. Te prometo que no voy hacer nada más que te haga decepcionar de mí. El auto me lo ha prestado una amiga, se lo tengo que devolver.

-¿una amiga? ¿La conozco? –una sonrisa se formo en su rostro, obviamente estaba sacando falsas conclusiones.

-no abuela es solo una amiga, ni si quiera eso, a penas la conozco, me vio en la necesidad de conseguir un auto y…

-¿estabas robando uno, verdad? –solamente asentí

-ella impidió que lo haga y me prestó el suyo.

-le debes de agradar mucho.

- a ella le agradan todas la personas, siempre está ayudando a las personas sin que nadie se lo pida.

-parece una gran chica.

Sí que lo es, Max es linda, buena, simpática. Ella es pura luz. No tiene una sola pizca de maldad en su cuerpo.

Yo soy todo lo contrario, oscuro, peligroso. No puedo arruinarla.

Pero prometo mejorar, no puedo seguir causándole disgusto a mi abuela, ella es lo único que me queda. Tal vez algún día me vuelva en alguien bueno para Max.

Sere Tu Sombra (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora