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Pov's Omnisciente.

Allí estaba Eliza, sumida en sus propios pensamientos con las manos en su perfecto cabello, ¿Qué demonios le pasaba? ¿Por que se estaba comportando así? ¡No sé puede ser que ella éste enamorada de una chica en tan poco tiempo y que no sienta nada por Hamilton!

« Elizabeth, no te puede gustar otra niña, eso es un pecado que dios puede castigar y te llevará al lugar del infierno. Las personas que les gustan su propio género son horribles, siempre son personas malas y sin sentimientos. » Eso fue lo que le había dicho su padre con respecto a la homosexualidad. Pero Eliza seguía ahí encerrada en su habitación, pensando en un mar de lágrimas y con el corazón combatiendo con su mente con escudo y espada.

Eliza siempre fue obligada a tener ese pensamiento negativo hacia los homosexuales, que las lesbianas se vestían de hombre y actuaban como tal, y los gays se vestían de mujer y eran unos prostitutos. Vivía en con una familia homofóbica y católica en la que llenaban su cabeza con esas ideas para ser una completa "Santa", pero sus hermanas eran la clara excepción, aunque Angelica no estaba de acuerdo con la homosexualidad ella los respetaba a ellos y aceptaba a Elizabeth sea como sea.

— ¿Por que tuvo que ser una chica? — Preguntó entre sollozos, tomo la manta que tenía doblada hace unos segundos y cubrió su cuerpo con esta, pegando su rostro con la almohada y dejando salir sus lágrimas y sollozos en ella, corriendo parte de su maquillaje al hacer esto mismo. Pero no le importaba, no ahora.

Estaba tan indefensa en su corazón y no le podía decir "no" a sus sentimientos.

Su padre sabia lo mucho que le gustaba Alexander, desde hace ya bastante tiempo le contaba acerca de él como si fuera la octava maravilla en el mundo, y Phillip Schuyler lo había tomado tan bien, que un veinte de enero invitó a Hamilton a una cena que para su lastima, todo salió demasiado excelente.

No hizo más que seguir llorando desconsolada, encerrada en un mundo de duda y  dolor entre pensar si está bien el gustarle a una chica o no. Lo peor de todo, sus hermanas no estaban allí para ayudarle o abrazarle y la almohada no tenía boca o brazos para decirle que todo estaría bien o para corresponderle el fuerte abrazo que le estaba dando en esos mismos instantes.

Entonces, su celular empezó a vibrar con la canción cliché de mxmtoon, rápidamente limpió sus lagrimas y suspiro intentando calmar su llanto y sus hipeos. Pronto lo tomó y sin ver el contacto, contesto.

- ¿Hola?

- ¿Elizabeth?

Mierda, de todas las personas que pudieron llamarle, tuvo que ser Maria.

Se quedo callada, nuevamente un nudo empezó a formarse en su garganta y las lagrimas escapaban de sus ojos con lentitud, una por una en prueba de su confuso dolor y tristeza que recorría cada rincón de su mente

En la otra línea, Lewis esperaba respuesta alguna de la de cabellos negros, quería decir algo pero su mente le decía que tenía que esperar a que Elizabeth diera una respuesta. Para su suerte poco después recibió una. Sin embargo, no era lo que esperaba ni lo que quería escuchar en esos mismos momentos.

Apretó aquellas rosas rojizas aún con espinas en ellas, haciendo que de su mano, unas gotas de sangre cayeran sin su consentimiento. Su voz se quebró y colgó la llamada, sus ojos se cristalizaron y las lagrimas empezaban a caer de sus mejillas hacia su barbilla, hasta caer en las rosas mezclando los dos líquidos provenientes de su cuerpo y su conciencia. Pero sobre todo, de su gran corazón. Su corazón era muy grande para su pequeño cuerpo.

- ¡Te odio Maria Lewis, te odio!

Soltó un sonoro sollozo en el jardín de su apartamento, sus manos ardían y no pudo evitar sentirse demasiado mal con ella misma.

¿Qué mierda hizó para merecer todo lo que le pasaba en esos momentos?

Eliza arrojó su celular a cualquier lado de la habitación sin importarle realmente si se había dañado o no, empezó a golpear a su almohada mientras repetía una y otra vez las palabras anteriormente dedicadas a Maria, pensando que era ella misma a quien golpeaba.

Pero  fue poco para que se dejara caer encima de esta, abrazando la almohada con fuerza arrepintiendose de lo que había hecho a una chica tan buena y querida como Maria, sintió su corazón romperse y juraría que pudo oír como cada uno de sus pedazos caían sin piedad alguna, uno por uno recordandole que era como el cristal; Podía caerse sí misma, pero cortar a todos a su alrededor para que ella misma no pudiera cargar toda la culpa de haberse empujado.


Sus lamentos poco después fueron callados, fue al cerrar sus ojos y parar con sus hipeos, viajando al país de los sueños, sin saber realmente despertará mañana por la mañana o a donde fue cuando estuvo explorando aquel lugar de miedos y maravillas.

"Oh, señorita creyente.

Usted es tan ingenua, tan inocente.

Duermes pensando en otra pecadora, 

duermes siendo condenada, querida 

hija de Eva.


Oh señorita creyente.

Para mí usted es diferente.

Sus blanquecinos dientes muerden 

la manzana, y del cielo ha sido 

expulsada. 


Oh señorita creyente.

No tiene que usted preocuparse.

Rezar es tu salvación y amar a alguien más 

no es perdición."

Elizabeth despertó de golpe, viendo todo a su alrededor. La oscuridad no la dejaba ver con claridad todo, pero sentía otra presencia con ella.

Sus manos empezaban a tocar la cama buscando su celular para alumbrar la habitación. Oh claro, lo había arrojado cuando estuvo hablando con Maria.

Oh, Maria.

Soltó un suspiro cuando recordó todo lo que le había dicho antes. ¿Cómo se supone que le vería recordando aquella corta llamada.

Volvió a la realidad cuando notó a alguien más en la cama moverse, por esto mismo se había asustado y había dado un pequeño sobresalto.

La casi invisible luz de la luna alumbró el lugar ligeramente, y Eliza, pudo ver de quien se trataba.

- ¿M-Maria? - Murmuró al ver el rostro de la chica con un moretón en su ojo izquierdo, ¿Eso era lo que ocultaba con su cabello todo el tiempo?

Lo admitía, se veía preciosa de esa manera. Sus castaños cabellos que simulaban parece hilos de cobre caían por su rostro tranquilo, durmiente. Sus labios similares a las fresas se veían apetecibles, mientras que sus largas pestañas se mantenían quietas cual alas de mariposa que se posaba en flores. Lo único que delataba su cansancio y dolor, eran unas lágrimas secas junto al moretón en uno de sus ojos, sin mencionar ambas ojeras.


Pero.. sea como sea, Maria era una mujer hermosa.

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jODERRRR. 

De verdad lamento no haber actualizado y sé perfectamente que dije que en este capítulo se trataría sobre el vídeo porno de Eacker y Phillip, pero luego pusé Jocelyn Flores y cambio por completo el capítulo. Quiero que las cosas vayan más despacio porque no planeo hacer que todo el libro se trate sobe las aventuras de Hamilsquad, nono.

Por cierto, si ven alguna falta anografica es mi culpa, mi celular anda de la mierda y debo escribir por el computador :( 

En fin, les deseo lo mejor a todos, probablemente edite algunos capítulos pero me da demasiada pereza y acabo de gastar trece kilos de imaginación en esto, so, nos leemos en trece meses. ;) 


- F-Freckles.

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⏰ Last updated: Aug 18, 2019 ⏰

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