Capítulo XVII

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¡Qué hermoso día! Nunca he visto un cielo tan azul. Me dan ganas de coger un cuadro y ponerme a pintar el paisaje. Sin embargo, tengo que ir a donde está Law para que me chequee. Seguramente que cuando le diga que dejé un tiempo sin comer, me preguntará que es lo que sucedió. Es un amigo, a fin de cuentas debe saber la verdad. Ahora no paro de pensar en lo que sucederá este fin de semana. Smoker me pidió de ir a la playa con él. ¡Yo ni siquiera tengo un bañador decente! Siento mis mejillas arder imaginando la escena. Él no quitará el ojo de encima. Lo digo porque el último traje de baño que me compró Nami es un tanto provocativo, y a mí esas cosas no me gustan. Me dan mucho pudor.

¡Joder! Mi corazón no para de latir. Vamos, respira hondo, deja a un lado esos pensamientos y céntrate en donde tienes que bajar. Porque si me paro en la siguiente, tendré que caminar como diez minutos. Eso significa que no llegaría puntual a mi cita. Con el médico digo. ¡Dios! ¡Ese desgraciado no se me quita de la cabeza! Ya estaré echando humo por las orejas, no dejando de pensar en él y en su cuerpo bien formado. Como ya dije, es un maldito guerrero romano o griego, como en las películas. El tacto es duro y suave al mismo tiempo. Es gratificante. ¡___ deja de pensar en esas cosas! Smoker está haciendo que sea una pervertida.

Llego a mi destino bajándome del autobús e inhalo aire para, luego, soltarlo despacio. Bien, es hora de pedirle a Law una cosa que me da hasta vergüenza. Y debo hacerlo si mantengo está relación con Smoker. Entro en el edificio viendo que el ambiente es un poco diferente cuando vine por última vez. Hay más pacientes de lo normal, me pregunto porqué. ¿Alguna gripe y no me haya enterado? Es lo más probable. Camino, observando a mi alrededor, la gente pedía clemencia a que le atiendan con urgencia. Los pobres, me dan algo de pena. Sobre todo, los ancianos que suelen ser lo más débiles e indefensos ante cualquier enfermedad.

Ya estoy llegando a la sala donde se encuentra Law y mi sorpresa fue a ver a Robin. ¿Qué hace ella aquí? Normalmente, suele ir a donde está el doctor Tony Tony Chopper. La morena parece que está hablando con alguien que está a su lado. No la visualizo muy bien, así que doy dos pasos más hasta que la veo. ¡Oh Dios! Mira que he visto chicas hermosas, pero esa tiene una belleza inigualable. Diría que iguala a la modelo Boa Hancock. De piel blanca como la nieve, cabellos color azabache y corto ondulado que le llega a la altura de los hombros, y ojos color chocolate. Cualquier hombre no podría resistir a tal belleza.

Me acerco para saludar a mi amiga, ya que hace tiempo que no la veo. La última vez fue cuando hicimos aquella quedada, donde oficialmente conocí a Smoker.

—Oh, ___ —me saluda a lo que se levanta.

—Hola, Robin. No me esperaba encontrarte por aquí —digo, abrazándola.

—Lo mismo digo. —La morena dirige la mirada en la otra chica, que parece que no se percató de mi presencia—. Amélie quiero presentarte a una amiga mía.

La nombrada me mira con curiosidad, pero es extraño, no me está mirando a la cara. ¿Tendrá algún problema en mirar a alguien?—. Yo soy Amélie. —Su voz, pausada y calmada con un leve tartamudeo, ya la destaca—. ¿Vienes a ver a Law?

—Sí, ¿tú también? —No recibo respuesta alguna. ¡Será maleducada!

—Perdona a Amélie, ella es así por su problema —dice Robin—. Tiene síndrome de Asperger. —Ahora encaja todo.

—¿Ella es la chica a quién estás cuidando?

—Así es.

—Y también tengo síndrome del Sabio. —Salta a la chica con la mirada a un lado—. Robin me dice que soy muy inteligente.

—Y lo eres, Amélie. —Vaya, así que debe sacar buenas notas. Escuché que los Asperger suelen tener un intelecto superior a cualquiera, pero esta chica supera ya teniendo el síndrome del Sabio—. ¿Vienes a ver a Law con lo de tu problema?

Amar a una "gorda" (Smoker x Reader)Where stories live. Discover now