Capítulo VI

5.7K 503 139
                                    

No sé cuánto ha pasado desde que comencé hablar con ella en la cafetería. Y me daba igual. Me gustaba oírla aunque sea por un rato. Le costaba abrirse y es normal, somos unos completos desconocidos y no hay confianza. Pero ver que comía algo me daba esperanzas de que ___ pueda cambiar. No hacía falta preguntar del porqué rehuye de la comida. Es debido por su físico, no estaba contenta. Sobre todo cuando la gente la miraba y en su mente crea un bucle de malos recuerdos como creyendo que le estaban diciendo algo. Y no era verdad.

Aunque no debo ignorar que hay mujeres que susurran por lo bajo haciendo comentarios absurdos sobre ella. Me daban ganas de darles un grito tremendo para que se callasen. Por lo que vi con aquel vestido, no era fea para mi gusto. Y ahora con esas ropas holgadas me era difícil descifrar aún más. Ya habíamos salido de aquel lugar agradeciéndome por la comida. ¿Sería la primera vez que le dice eso a alguien? No estaba seguro.

—Creo que debería volver a casa —escucho decir al ver que se acerca al coche para abrir el maletero. Yo la detengo, pero posando la mano en el capó.

—¿No quieres dar una vuelta? —creo que voy demasiado rápido para mí gusto.

—No... quiero ser... una molestia. —La timidez vuelve en ella. ¡Joder! ¿Por qué se ve tan linda así?

—No eres una molestia. Además, la mañana es joven y tenemos todo el tiempo del mundo en conocernos —recalco un poco exhalando el humo de mi boca.— ¿O acaso no quieres?

¿Por qué demonios debería importarme si esa chica desea estar conmigo para conocernos mejor? Aunque, pensándolo bien, soy yo quien ha dado el paso de querer conocerla. Tal vez ___ no quiera debido a que los dos somos diferentes. Yo no pienso lo mismo. Somos humanos con un metabolismo diferente, al fin y al cabo. Estaba atento en recibir aquella respuesta de la joven.

—Sí. Quiero dar una vuelta.

Creo que me he quitado un peso de encima. Asiento con la cabeza y la muevo un poco en una dirección.— Pues ven, estamos cerca de la playa.

—Está bien.

Camino con ella dando una pequeña vuelta por aquella calle tan conocida para mis ojos. La verdad ser policía tiene sus ventajas, te conoces todas las calles y algunas caras que ya me son familiares. De vez en cuando, la mira. Tiene la mirada cabizbaja como suele hacer. Espero que tenga un buen ángulo para ver si no se chocaría contra alguien o algo peor. Mete las manos en mis bolsillos relajando todo mi cuerpo.

La risa de los niños resuenan ya, dándome entender que ya estábamos cerca de la playa. Y, efectivamente, fue así. Estamos en época de verano y la gente aprovecha que está de vacaciones y pasan el tiempo en la playa con sus hijos. Qué afortunados son. Y uno trabajando de vez en cuando. Aunque no creo que sea el único que tiene ese pensamiento. Cerca de la barandilla, apoyo los antebrazos en ella y me dispongo a ver el horizonte.

Ver el mar hace que esté relajado. Mi sueño sería comprarme una casa en la playa y estar disfrutándolo como nunca. Pero comprarla cuesta caro. Y construirla también, ya que debo tener permiso para poder hacer eso. Siento la mirada de ella fijada en mí a lo que me dispongo a mirarla de reojo. Ella la desvía con rapidez. ¿Por qué tanta timidez?

—¿Tengo monos en la cara?

—No, es solo que... —parece que está buscando una palabra adecuada,— me ha gustado la mirada que tuvo al mirar el horizonte y quería memorizarlo para luego dibujar.

Eso me ha impresionado que hasta me incorporo.— ¿Te gusta dibujar?

—Desde muy pequeña.

—¿Y eres muy buena?

Amar a una "gorda" (Smoker x Reader)Where stories live. Discover now