silent love;

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Un ambiente tranquilo, solo se podía escuchar el sonido del viento que soplaba a través de la ventana, al menos una de ellas.

Eran amigas desde primaria: a las dos les gusta los deportes, a las dos les gusta los libros, a las dos les gusta la música. En cierto modo, son como la misma persona. Sin embargo, había una cosa que diferenciaba a las dos adolescentes. No era su diferencia de altura, ni su apariencia. Era que una perdió la capacidad de escuchar.

Jennie era consciente de que su audición nunca regresaría. No tuvo ningún problema con eso, aunque le dolía un poco por dentro. Fue difícil para ella cooperar con los demás cuando no sabían el lenguaje de señas, por lo que era difícil hacer amigos. Siempre estuvo sola y nunca hacía ni el más mínimo sonido, principalmente porque a ella nunca le gustó la sensación de hablar y con el tiempo olvidó cómo pronunciar las palabras que conocía. 

Fue entonces cuando un día, Lisa Manoban, se presentó a la clase. Al principio, Jennie creía que no era más que otra niña que intentaría hablar con ella y se cansaría a la primera de turno, o incluso, se metería con ella. Pero tan pronto como sus ojos se encontraron, la más alta lo supo y también lo hizo Jennie. Lisa fue la primera y única persona en hablar con ella y aprender lenguaje de señas.

Doce años después, todavía vagaban juntas como un chicle pegado a la suela de un zapato. A pesar de que su amistad carece de sonido, no la cambiarían por nada. 

Sus pequeños dedos rozaron suavemente las teclas y lanzaron una hermosa melodía que desafortunadamente no podía escuchar por sí misma. Cuando la rubia miró hacia atrás desde donde estaba sentada, miró fijamente a Lisa, que se apoyaba en la puerta.

"¿Cómo sonó? ¿Me equivoqué?" Gesticuló con las manos girándose hacia ella.

"No. Estuvo hermosa como siempre, Jen." Lisa respondió con un pequeño sonrojo. "¿Eres realmente talentosa, sabes?" Caminó para sentarse a su lado en el banco del piano. 

"¿Cómo se llama la canción?" Preguntó. Mirando a su alrededor, Jennie agarró su bolso, sacó las notas y se las dio a la otra. 

"Gymnopédie No.1, de Erik Satie... Suena muy tranquilo y pacífico, sin embargo, todavía tiene esa tristeza... Si tan solo pudieras escuchar esto, Jen..." Lisa se dijo a sí misma acariciando con los dedos las notas escritas en la página.

"No es nada especial." Jennie puso los ojos en blanco mientras gesticulaba. "Para mí, esto no es más que silencio" Se dio la vuelta hacia la ventana. Lisa se levantó del banco y se arrodilló ante su mejor amiga con un puchero.

"Eso será para ti. Para otras personas que pueden oír, suena como el cielo en la tierra. Solo sé feliz de que lo hagas bien a pesar de no poder escuchar las notas." Firmó Lisa con ayuda de las manos.

"Cállate." La rubia levantó la nariz girándose una vez más. El sol comenzó a ponerse y el último brillo del sol brilló en el piano. Con un suspiro, Lisa miró por la ventana mientras el ligero viento rozaba sus mejillas. Al escuchar el susurro de los pies de Jennie, desvió la atención a su amiga.

"Ya sabes... tengo bastante envidia. Puedes oírlo." Ella frunció el ceño.

"Jen... no la tengas. Solo sé feliz de que estés sana y viva" respondió Lisa. Dejando una larga pausa de silencio, la morena asumió que Jen no tenía nada más que agregar. Suspirando, Lisa se dio la vuelta dejando caer la conversación.

"¿Cómo puedo no tener envidia de ti?" La rubia frunció el ceño de inmediato mirando hacia abajo mientras las sombras cubrían su rostro. "Está vacío, Lisa. No poder escuchar nada. Es vacío, solitario y en algunas ocasiones, aterrador. Si tan solo... Si tan solo pudiera escuchar tu voz. Si tu voz fuera lo único que pudiese escuchar por el resto de mi vida vacía, no sería tan aterradora... No me importa el sonido del piano, los pájaros, ni el aullido del viento. Eso no aumenta mi interés..." Se miró los dedos moviéndolos lentamente mientras trataba de entenderse a sí misma al mismo tiempo.

jenlisa; oneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora