XII: EPÍLOGO

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Han pasado ya seis años. Nunca había contado esta historia. Sé que verdaderamente volvió a su planeta pues, al nacer el día, no encontré su cuerpo.

Por las noches, me gusta oír las estrellas. Son como quinientos millones de cascabeles.

En el diario que acompaña este compacto, dibujé el paisaje donde apareció el Principito, y luego desapareció. Lo he dibujado para mostrárselos bien. Miren atentanmente ese paisaje a fin de estar seguros de  reconcerlo. Y si viajan un día por África, en el desierto, o si llegan a pasar por allí, les suplico que no se apresuren. Esperen un momento exactamente debajo de la estrella; si entonces un niño llega hacia ustedes, si ríe, si tiene cabellos de oro, si no responde cuando se le interroga, adivinarán quién es.

Sean amables, entonces. No me dejen triste. Escríbanme en seguida: díganme que el Principito ha vuelto.

El PrincipitoWhere stories live. Discover now