14. Un entorno desconocido.

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El cuerpo de Kate estaba prácticamente encima del mío; esas camas individuales de la academia no se destacaban por ser  muy espaciosas. No podía salir de mi conmoción inicial ya que mi mente era caos en su estado más puro. Estaba tratando de formular explicaciones más o menos aceptables de lo que acontecía ante mis atónitos ojos, pero entre más analizaba la situación, más incógnitas me generaba. Eso me enmudeció, no sabía qué de tanto que se me cruzó por la mente era lo que era más urgente resolver.

Mientras tanto, Kate adivinó por mi expresión que algo extraño sucedía. Se acercó más a mi rostro, sin dejar de acariciarme el cabello con ese cariño que antes había demostrado, y preguntó:

–¿Qué sucede, Max, cariño? Estás muy callada ¿Tuviste un mal sueño?–quiso averiguar ella cuando la preocupación se le había plasmado en el rostro.

Sí, lo tengo. Ahora mismo estoy dentro de una pesadilla y no sé cómo despertar.

–Yo... –Comencé a vocalizar sin mucho éxito. No sabía exactamente por dónde comenzar a explicarme.

–No te preocupes, ya pasó. Estoy aquí contigo, Max. –Kate acarició tiernamente mi mejilla mientras dejaba que un ligero rosado tiñera las suyas. Buscó, a su vez, un firme contacto visual.

Acción tan poco usual en ella, la cual confirmaba aún más la confianza que me profesaba. Era tan evidente que teníamos una relación especial,  que no pude negarlo por más tiempo. Todas las señales me lo indicaban y yo... no sabía cómo reaccionar al respecto. ¿Cómo actuar? ¿Qué decir? ¿Me incomodaba de alguna manera esta nueva realidad? Sí, pero no sabía si por lo inesperada que me resultaba, o si era porque simplemente no quería que las cosas fueran así con ella. Decir que la situación me superaba, era poco.

Como decía, Kate me mantuvo la mirada, a una distancia tan cercana de mi propio rostro que pude ver con claridad el momento en el que declinó sus párpados a un punto más bajo, sus pestañas castañas descendieron y se detuvieron en mis trémulos labios. Los observaron expectantes; como si deseara besarme. En el momento que advertí sus intenciones, ya era demasiado tarde. Ella ya se había apresurado a obtenerlos.

El inesperado encuentro fue muy tierno al principio. Ella buscó mis labios con tal delicadeza que me derritió; transmitió parte de su calidez y un sincero cariño. Me hizo preguntarme, por tanto, qué es lo que había pasado entre nosotras para que ella llegara a ese punto de confianza conmigo. Por lo que recuerdo de ella, siempre había sido una persona demasiado tímida incluso con las personas que eran cercanas a ella. Eso lo digo desde mi propia experiencia, también era así conmigo... En la mayoría de las ocasiones. O eso me gustaba pensar,  pues no tuve la oportunidad de aclarar las cosas con ella; así que estaba lejos de deducir si Kate se sentía de esta forma por ese entonces.

Y lo que era aún peor, no sabía si esas acciones tenían influencia en lo que pasaba ahora. Repito, yo era un completo desastre y la desorientación espacio-temporal también afectaba a los recuerdos.

Sin embargo, en lo que mi mente divagaba a causa de ese roce inicial tan tierno, muy pronto éste buscó intensificarse. Kate apegó, aún más, su cuerpo con el mío. Sujetó mi mejilla derecha con su mano y con la otra, enredó sus delgados dedos en mi cabello. Su lengua buscó abrirse paso a través de mi boca, buscando la propia que se encontraba tan paralizada como yo misma. La encontró y pronto, con sus insistentes caricias, la convenció de seguirle el ritmo; acompasadas en un delicioso baile que nos robó el aliento. Me sentía a punto de desfallecer, pese a mi confusión no puse mucha resistencia. Mi energía era escasa y cualquier acción suponía un esfuerzo; sobre todo en ese instante  que las circunstancias se me estaban yendo de las manos. Los mareos estaban sumándose a mi ya asentado estado de confusión.

[Life is Strange] Mi última esperanza.Where stories live. Discover now