El ambiente estaba en silencio, pero no uno incómodo, ambos se sentían bien en donde estaban.

Junto al otro. Donde pertenecían.

—¿Ese es el suéter que mencionaste la otra vez?.— Corto el silencio cuando se detuvieron en un semáforo.

—Ese suéter no pasó por mí cabeza, compré este hoy en la tarde.

—Te queda precioso.— El menor sonrió avergonzado por el halago.
TaeIl Hyung también estaba muy guapo, tenía puesto una remera blanca y lisa con una campera celeste sobre ella junto a unos pantalones negros. El cabello castaño de su Hyung estaba peinado como siempre y su rostro no tenía nada de maquillaje.

Estaba tan hermoso al natural.

El camino se estaba haciendo largo, los dedos del mayor seguían acariciando su pierna de vez en cuando y eso hacia que el cerebro de Jae se sobrecalentara. Sumado a las canciones de Day6 que sonaban por los parlantes del auto y la forma en que el mayor las tarareaba.

JaeHyun se removió nervioso en su lugar. Pero TaeIl entendió ese movimiento de la forma incorrecta.

Creyó que el menor se sentía incómodo por su mano en su muslo así que la quitó dejándola a un lado de su asiento.

Pero eso no era lo que el menor quería, soltó una queja cuando el toque de su Hyung se alejó y no volvió a donde estaba. JaeHyun se debatió entre si tomarla o dejar las cosas así.

Es una cita después de todo. Pensó, y con eso en mente estiró su mano y tomo la del castaño entrelazando sus dedos.

—Me vuelves loco, JaeHyunnie.— Murmuró TaeIl apretando el agarre.
Sus manos se mantuvieron unidas todo el viaje, TaeIl ni siquiera lo soltaba para poner los cambios.

Cuando estaciono detuvo al chico de mirar donde estaban y antes de bajarse saco su teléfono y le tomo una foto a sus manos unidas.

JaeHyun soltó una pequeña risita tímida y grito en silencio cuando el mayor se bajó del auto.

Este iba a ser el mejor día de su vida.

La puerta de su lado se abrió dejando ver a Lee con una impecable sonrisa y la noche estrellada. Estaban en un campo, no había nadie más que ellos allí por lo que el lugar transmitía calma. JaeHyun se bajó agradeciendo la ayuda de TaeIl y admiro el lugar.

La noche estaba estrellada y titilaban los astros a lo lejos, una fresca brisa nocturna acarició su rostro pero no le importo, por que ver la sonrisa del pequeño pero alto chico Jung basto para calentar su pecho.

Él iba a hacer las cosas bien, no como sus hermanos.

JaeHyun miro confundido a sus costados y espero pacientemente que el mayor sacará una canasta con una manta o algo pero el bajito no hizo nada.

—¿Dónde nos sentaremos?

—Pues en el suelo.— Pero cuando el rubio estuvo a punto de sentarse el castaño lo detuvo.— Ya, era broma.

—Estás muy bromista hoy, Hyung.— El castaño carcajeo mientras guiaba al menor a la parte trasera de la camioneta.

—Cierra los ojos, bebé.

—No soy un bebé, soy más…

—Alto que yo, ya se bonito, solo cierra los ojos.— El rubio se rindió y cerró sus ojitos, dándole a TaeIl la tierna vista de el, frunciendo sus párpados y apretando los datos juntos.— Te dije que no mires, no que no respires JaeHyunnie.— El menor escucho algo abrirse.— Ya podes mirar.

Como Perros y Gatos [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora