La maldición de los Lee

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La hora de la cena llegó a la casa de los Lee con mucha tranquilidad.

A diferencia de sus vecinos ellos mantenían sus vidas pacíficas y silenciosas.

— ¡Devuélveme eso maldita perra!.

— ¡Cómprate el tuyo maldito básico!

— ¡Básico tu trasero!

— ¡Al menos tengo uno!

El cuarto de RenJun y sus compañeros de edad se quedó en silencio tras las palabras Mark hacia JaeNo, quien boquiabierto exclamó ofendido.

— ¡Fuiste muy lejos canadiense!.— Cuando iba a lanzarse a pelear el rubio los detuvo.

— Ya niñas, nadie en esta familia tiene trasero. Dejen de llorar y acéptenlo.— Y es que RenJun no se equivocaba.
Entre la planicie de TaeIl hasta la no existente espalda baja de JiSung. Su familia tenía aquella maldición.

— Escuche el griterío ¿Corrió sangre?.— RenJun negó dejando a JungWoo decepcionado.

— Solo dos bebés peleando por una camiseta de basquetbol.

— ¿Juegan basquetbol?

— ¡Yo si! ¡Este maricon solo quiere mi camisa para fingir ser cool frente a…!.— Mark metió una calceta sucia de YangYang en la boca de su hermano para que dejará de hablar.— Oh, tiene sabor a helado.— Las miradas de los presentes viajaron al chico que jugaba a las carreras en una consola sobre su cama. El chico los miro por unos segundos y luego sonrió.

— No preguntes, solo gózalo.— JaeNo se encogió de hombros y mantuvo su mirada sobre el calcetín.

— JaeNo, no te atrevas.— Advirtió el mayor de todos ahí.— No.— Volvió a decir con voz firme cuando vio al castaño acercar la prenda a su boca.— Le diré a TaeYong que saque cita con en doctor NamJoon.

— ¡No volveré a ir con NamJoon!.— Tiro la calceta lejos y siguió a JungWoo escaleras abajo.

— Es por eso que sus padres los abandonaron.— Concluyó RenJun sentándose en su cama.— Por cierto Mark, ¿Cómo va el plan?.— El azabache se rasco la nuca.

¿El plan? Fingir tener una doble personalidad socarrona, atrevía y cool que solo se mostraba cuando estaba con ese pudu asustadizo. Al comienzo la idea de RenJun iba a ser para que aquel moreno dejará de molestarlo pero luego de lo que pasó en el armario...

Dios... Mark jamás podrá olvidar lo que ocurrió en ese armario.

La forma en que los ojos del menor lo observaban con temor pero aún así tenían un brillo especial, como su pequeño cuerpo se retorcía entre sus brazos, su dulce voz temblando por su culpa y como su acaramelada piel se erizó cuando le hablo al oído.

Se había vuelto loco. Y sabía que se le saldría de las manos.

— Bien, supongo.

— ¿Ya lo tienes en tus garras?.— Pregunto Yang sin sacar la vista de su partida.

— Algo así, al menos ya no me molestan, parece que HaeChan dio la orden de que me dejaran en paz.

— ¿Entonces? ¿Por qué no pareces satisfecho?.— Mark suspiro, ojalá el supiera por qué no se sentía satisfecho con que hayan dejado de molestarlo.

El quería algo más.

En la planta baja de los Lee lo que había comenzado como una batalla campal entre JungWoo y JeNo con Kun como mediador termino siendo una guerra en la que la mayoría de los hermanos gritaban uno contra los otros incluidos los tres que estaban hace un momento en el otro piso.

La puerta de la residencia se abrió dejando ver a una elegante mujer que luego de admirar dichosa escena intento cerrar la puerta y huir mientras tenía la oportunidad. Para la mala suerte de la femenina una mano se interpuso antes de que pudiera cerrar la puerta, ella resopló.

— Buenos noches para ti también, madre.— Kun le sonrió a la señora.

— Hola único hijo al cual no me arrepiento de adoptar.— El chino río y dejo que la mujer pasase para quitarse el abrigo y dejar que el lo pusiera en el armario.

— ¡Mama! Volviste.— Ten se acercó corriendo a ella abrazándola.

— Hola bebé.— Beso la frente de uno de sus menores y lo admiro.— Estás tan bonito hijo, ¿Aún no tienes novio?.— El tailandés se sonrojo y se separo del abrazo negando avergonzado.

Aquella mujer era Lee SoonKyu, también conocida como Sunny. Una famosa trabajadora de la empresa de entretenimiento dirigida por su padre, el grandioso y único filántropo Lee SooMan. Tenía el cabello castaño y ojos de igual tono, grandes mejillas y tierna sonrisa. Y al igual que todos sus hijos, carecía de trasero.

Luego de enterarse que no podía tener hijos comenzó a adoptar siendo sus once hijos el resultado.

Si… la cosa no termino como ella quería.

— Al menos díganme que la cena está servida.

Ella tenía una amiga con el mismo problema y de ella saco esa solución.

Los hijos de Jessica eran adorables y muy bien portados, trabajaban en el día y en la noche sorprendían a su madre con una cena especial de agradecimiento por la oportunidad que les dio.

Y ella quiso intentar lo mismo.

Termino adoptando cinco más de los que su amiga tenía y no iba a mentir, los amaba con todo su corazón pero eran el mismo infierno en la tierra.

— ¡Mami!.— Todos se detuvieron cuando escucharon el grito de uno de los menores.— ¡Volviste!

— Hola bebé.— Recibió a Mark en sus brazos.— ¿Dónde están mis pequeñines?.— JiSung se acercó a abrazar a su madre y pronto todos los demás habían dejado la pelea atrás para concentrarse en ella.— ¡Mira que grande que estás!

— Ya mamá, me duelen las mejillas.— La mujer lo soltó y siguió por su otro hijo menor.

— Hola YangYang ¿Cómo estás?.— El chico río y se pegó a su madre como sanguijuelas.

— ¡Hola! ¡La extrañe mucho señora mamá!

Él fue el último que adoptó años atrás por lo que aún necesitaba acostumbrarse a algunas cosas, como a que no hacia falta decirle 'señora madre'.

— RenJun.— Acarició los cabellos de su bajito hijo quien se apresuró a preguntarle lo que siempre  preguntaba cuando regresaba de un viaje.

— ¿El abuelo SooMan ya puso toda su herencia a mi nombre?

— Sobre mi cadáver niñato.— Respondió.— Tendrás que pasar por mí para conseguir esa herencia.

— Ya veremos quién ríe al último.— Cuando se separo del maleducado niño fue apresada por los brazos de su hijo mayor.

— ¡Llévame contigo! ¡Te lo suplico! ¡No aguantare un día más en este agujero del infierno!

— Ya, ya TaeIl, no llores.— Consoló al castaño como si fuera un niño pequeño aterrado por los monstruos. Cuando el mayor de los hijos la soltó llegó JungWoo.— Hola Snoopy, que alto que estás.— Envolvió al castaño y luego beso su mejilla.— No me sorprende que tú abuelo este convencerme de que te use como cara para la empresa, eres precioso mi niño.— Esto último se lo dijo a TaeYong quien con una sonrisa la saludo se igual forma que los demás.— ¡Mi precioso ángel!.— Grito cuando recibió a JeNo en sus brazos.— ¿Qué tal ha sido tu salida con Amber y DongHae?

Todos los meses JaeNo tenía una salida especial con sus dos hermanos biológicos, la pasaba muy bien y mantenía fuertes los lazos entre ellos.

— ¿Y dónde está el que falta?.— Pregunto la señora mirando a los costados. Los hermanos la miraron confundidos.

— HanSol aún no regresa, señora mamá.— Las palabras de YangYang rompieron un poco el corazón de la mujer.

— ¿Tanto duran los abuelos?.— La pregunta de RenJun la hizo carcajear y fingir una sonrisa que le decía a sus niños que todo iba a estar bien.

— Ya verán que nuestro Sol volverá pronto, se los prometo.— Ellos asintieron y se dirigieron a la cocina para cenar algo rico cocinado por Kun.

Sunny suspiro, realmente esperaba que fuera así.

Luego de la cena y antes de finalmente marcharse devuelta a su departamento la mujer le pidió un favor.

— ¿Podrían llevarle las herramientas de jardinería  que están en el garaje a los hijos de Jung YunHo? Él me las presto hace años y por lo que vi su jardín las necesita más que yo.

— ¡Claro que sí!.— Exclamaron emocionados JungWoo, Mark, JeNo y JiSung.

[Espero que entiendan la referencia de "Señora Mamá " se que lo saque de algún lado pero no me acuerdo dónde]

Como Perros y Gatos [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora