78- Juicios de valor

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- Nat... -la nombró preocupada-.

Esta perdió por un momento el norte, pero en cuanto percibió que eran los brazos de la rubia en los que estaba, se estabilizó apartándose de ella. A Alba el dolor por el rechazo que escupían los ojos a los que amaba, se le derramó por el cuerpo como hiel. Sin querer empezó a temblar enfurecida, ella no era aquel ser sucio y mentiroso que había pintado Marisa, ni tampoco aquella persona en la que no se podía confiar que gritaban las facciones de la otra chica como si ella fuera la víctima. Allí mismo tomó una decisión.

- Nat me voy a ir... te quiero, pero no voy a dejar que me prejuzgues sólo porque no entiendes mis decisiones –dijo más serena y fría de lo que sin duda se sentía-.

Se dio media vuelta, pero antes de alejarse sintió la necesidad de añadir algo más.

- ¿Sabe? Tenía usted razón, yo fui la única estúpida que aún después de enterarse que había usted prohibido expresamente mi entrada esta noche, decidió meterse en la boca del lobo sólo porque me importa más el daño que le están haciendo a su hija, que el que pretenda hacerme a mí a pesar de que no me conoce –le dijo a la madre de Natalia-. ¿Y sabe otra cosa? Yo soy puta, pero usted tiene una tremenda zorra a su lado que se viste de cordero y que ha estado destripando a su hija.. ¿y sabe lo que ha hecho usted? consentirlo y aplaudirlo. Así que no se jacte tanto de ser una buena madre protectora, y abra los putos ojos de una vez si tanto dice que la quiere.

Tras esto dio medio vuelta y atravesó la sala a paso ligero. Maria trató de detenerla, pero al ver las lágrimas en sus ojos, alzó la mirada interrogante hacia Natalia, su pregunta se contestó con lágrimas también en los ojos de ella, así que fue tras su amiga para sacarla de allí. Bea y Laura también contemplaron la escena desde lejos, pero no se atrevieron a acercarse tras ver como Natalia seguía a la rubia con su mirar.

- ¿De qué habla? Natalia hija... ¿qué ha querido decir? –le preguntó Marisa a su hija, pues la última embestida de Alba la había dejado perdida-. Hija, ¿estás llorando?

La morena sintió la mano temblorosa de su madre sobre el hombro y no pudo más, las lagrimas silenciosas se convirtieron en un desbordar de emociones.

- Mamá, tú no entiendes nada...Nunca has entendido nada... nunca has sabido ver lo que me pasaba –le escupió enfurecida, mientras las lagrimas caían como dardos que apuntaban directamente a su interior-.

Su madre tembló por la dureza de sus palabras, pero más aún por el dolor que veía reflejado en ella. Desde que era una niña no la había visto llorar. Siempre había sido la niña de sus ojos, pero cuando creció algo cambió alejándolas a ambas, y parecía tan tarde para saber qué hacer...

- Oh cariño.... ¿qué no entiendo? Por favor, dímelo... dímelo, ya no sé ni quién eres... pero soy tu madre , eres lo que más quiero... No puedo saber qué pasa si nunca hablas, si me dejas al margen de tu vida como si me odiaras –le pidió su madre con la voz quebrada por ver a su hija así-.
- ¡Es que te odio! ¡Te odio!... –le gritó Natalia fuera de sí, pero no era cierto-.
La madre de la joven empezó a llorar tras aquellas cuchillas afiladas.

- Te odio porque jamás supiste ver cómo sufría, ni supiste escuchar la ayuda que te grité aun en silencio... Antepusiste tu ridículo sentido de la apariencia, las clases y los negocios a lo que yo sentía, y dejaste de escucharme a mí para escuchar a Virginia.... Como has hecho siempre, como acabas de hacer ahora.... –prosiguió, con aquel dolor de sentir que Alba volvía a escapársele entre los dedos-. Yo la quiero, la quiero ¿sabes comprender que significa eso? Y ni tú afán por relacionarme con Virginia, ni nadie va impedir que estemos juntas.
- ¿Qué tiene que ver tu ex en esto? Ella te quiere, y bueno estabais pasando una mala racha pero yo pensé que tú.... –ya no sabía que sentir, todo lo que antes había estado nítido para ella, se disolvía en un mar de confusión-.
- ¿Yo qué Mamá? ¿Pensaste que la quería? ¿Qué volvería a estar con ella? – a aquellas alturas Natalia ya sentía más ira que dolor-. Virginia ya no es la niña bien que conociste, la quise y se aprovechó de mis sentimientos para manipularme y degradarme, hasta que me convertí en un boceto de quien era. Jamás te diste cuenta ¿verdad? Estabas más ocupada en creerte sus mentiras que en velar por mí, pero no te culpo, yo también me las creí... –se sonrió con amargura-. Ella sabe muy bien como manipular a la gente. Pero sabes qué... me hubiera gustado que hubieras puesto al menos la cuarta parte del empeño que has empleado en investigar a Alba, para saber porqué me volví más opaca, y más retraída a medida que mi relación con ella avanzó, en lugar de darme palmaditas en la espalda, disculparla por todo y teñir de frivolidad cualquier intento que tuve por contarte lo que me pasaba... pero no, era más fácil decir simplemente "eso son cosas que pasan en una pareja... son tonterías que se resuelven"; hasta que me harté de tratar de buscar tu apoyo y tu hombro –estaba rota, al igual que el corazón de su madre se iba rompiendo con cada palabra que le confesaba-.
- Natalia, yo no... cariño yo no sabía que ella... -sollozó su madre-.
- Me he pasado más de dos años tratando de alejarla de mí, y de poder recuperar un poco de la dignidad que ella me robó y por lo cual me he odiado durante mucho tiempo. Y tú, acabas de echar de mi lado a la única mujer con la que me he sentido realmente segura... a la única mujer a la que he podido entregarme sin tener que alcoholizarme o morirme en el intento, porque Virginia me quebró tanto que he pasado más de un año incapaz de soportar ni una simple caricia sobre mi cuerpo.... –le dijo ella con lágrimas de dolor a su madre-. Si no la recupero, jamás te lo perdonaré.... Porque Alba jamás ha sido mala para mí, y jamás me ha utilizado, fue la otra la que, a diferencia de lo que has creído todo este tiempo, me utilizó y la responsable de aquel chantaje con mis fotos atada a la cama que tan rápidamente te encargaste de resolver por miedo a que saliera a la luz las "perversiones" de tu hija, como las llamaste.  Así que... ¿por qué no abres los ojos y dejas de meterte en mi vida?

Natalia se dio media vuelta y se alejó de su madre sin darle posibilidad a que dijera nada. Sin tan siquiera despedirse salió a la calle. No había rastro de su chica... la llamó al móvil pero solo el buzón de voz se mantenía disponible para ella.

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora