〖Cap.28〗

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«Me puse mi armadura,
te mostraré lo fuerte que soy
Soy imparable»
Unstoppable - Sia

     Miro mi vida hace algunos meses atrás y es imposible no sentirme orgullosa de mí misma. Luego de llorar largas noches, soportar impulsos de vómito, seguir un plan alimenticio y tener terapias con la psicóloga, puedo decir con emoción que pude ganarle a mi trastorno alimenticio. No fue nada sencillo, ya que a diario luché contra mí misma y mis pensamientos negativos, pero finalmente, lo logré.

     Varios meses han pasado desde que entré por aquella puerta de la casa de recuperación y hoy la atravesaré nuevamente, pero con un motivo distinto. Hoy me iré de este lugar, ya que logré recuperar el peso mínimo y mi relación con la comida ha mejorado notablemente. Además, he logrado recuperar gran cantidad del amor propio que había perdido tiempo atrás. Se podría decir que soy una persona nueva.

     Es lindo saber que ya no deben cerrar el baño para evitar que vomitara, la sensación es tan reconfortante. La necesidad de utilizar una balanza casi a diario desapareció, el miedo a observarme en los espejos se esfumó.

     La superficie reflectora de los espejos antes me mostraba a una chica con mirada perdida, cabello descuidado e incluso, cuerpo peculiarmente esbelto. Ahora puedo admirar a una chica muy distinta. Mi cuerpo aumentó algunos kilos, logrando que mis caderas se ensancharan y ahora estuvieran rodeadas de cicatrices, las cuales dejan en evidencia todo lo que viví en un pasado. Mis brazos y piernas recuperaron algo de masa, ahora lucen mejor. Incluso, algo de mis antiguas mejillas volvieron. Me gustaba mi nueva yo.

     Claro, todo lo anterior recopila los puntos positivos, sin embargo, no puedo omitir los constante dolores de estómago que tengo diariamente, los pequeños impulsos de tener atracones de comida e incluso, la perdida de mi periodo menstrual a causa de mi trastorno.

     Estoy feliz porque al menos logré superar la primera etapa de mi recuperación, solo debo seguir adelante y cuidarme de cualquier recaída.


Al ser el último día junto, todos nos dirigimos al jardín en donde compartimos un lindo día de campo. Desde que el día empezó nos adueñamos de la cocina, ya que preparamos varios emparedados, limonada y galletitas decoradas.

     Todo a nuestro alrededor tenía colores cálidos producto del otoño que había llegado al país desde hace algunas semanas. El frío era evidente, pero eso no impidió que realizáramos nuestra actividad de despedida.

     —¿Así que nos veremos todos los años para la víspera de navidad? —exclama Aiden luego de morder su emparedado.

     —Sí, ese será nuestro encuentro anual oficial —contesto con una pequeña sonrisa.

     Era fascinante ver lo mucho que había crecido nuestra amistad a través de los últimos meses. Aquel problema que poseíamos nos unió con personas similares, las cuales nos comprendíamos mutuamente y eso resultó ser algo mágico.


La tarde había llegado y con ella, nuestra frustrante separación. Todos tomamos nuestro equipaje y bajamos hasta el primer piso en donde esperamos a nuestros familiares, quienes nos irían a recoger.

     —Chicos, vengan para tomar una foto —exclama Estela muy emocionada.

     Todos salimos de la casa de recuperación y nos agrupamos para salir en la foto. Esto sucedió a tiempo, ya que luego de que el flash de la cámara apareciera llegó un auto en busca de Maya, al parecer quienes venían en el vehículo eran sus padres y su novio. Ella se veía muy entusiasmada, incluso, llegó a soltar un par de lágrimas al ver a sus seres queridos después de muchos meses de separación.

Mi Cuerpo, Mi Maldición | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora