〖Cap.22〗

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«Le dicen desde pequeña
Que la belleza es observada
Y ella les cree y hace su mejor esfuerzo»
21 - Lola

     Asomada en mi ventana y con mirada perdida en la nieve que caía del cielo, decido iniciar con uno de mis libros. Quedan algunos días más de vacaciones, así que prefiero aprovecharlos a mi modo.

Tomo asiento en mi suave cama junto a un libro de fantasía, sin embargo, mi mirada se centra en mi mesita de noche. Tres rosquillas y una bebida de chocolate caliente fue lo que pude ver, esto fue traído por Matthew hace algunos minutos.

—Solo continúa leyendo —susurro, intentando despistar mi mente de la deliciosa comida. Pero, el aroma que percibía del pan caliente y bebida, no eran muy colaboradores conmigo—. De acuerdo, solo una —digo con nervios y aparto mi libro.

Tomo la rosquilla azucarada y la llevo hasta mi boca, logrando saborear su dulce sabor y relleno cremoso. Cuando la acabo, decido tomar de nuevo mi libro y olvidar el manjar que había sobre la mesa, pero esto resultó una farsa, ya que aparté la historia y tomé la otra rosquilla. Así continué hasta acabar con todo, incluso, el chocolate caliente.

—¡Eres un desastre! —exclamo con enfado y apretando los puños de mis manos con fuerza. Odio ese poco control que tengo de mí misma cuando se trata de comida.

Me levanto de mi asiento y me dirijo al baño del segundo piso, estaba sola en casa, así que no temí ser descubierta.

Alzo la tapa del retrete y me siento en el suelo del lugar, con desesperación bajé la lengua intentando inducirme el vómito y así dejar a mi cuerpo libre de calorías.

Comencé a vomitar, los ojos se me pusieron llorosos por el esfuerzo que mi cuerpo debía realizar y la sangre de la nariz no tardó en caer en forma de gotas. Cuando acabé me puse en pie, pero mi vista se nubló automáticamente. Tenía miedo, muchísimo miedo. Intenté buscar una superficie de la cual sujetarme, pero mi reacción fue lenta, ya que había caído en una completa oscuridad, la cual me hizo desplomarme allí mismo.


     Abro mis ojos poco a poco con una evidente dificultad. Observo el lugar algo confundida. Las paredes blancas, armarios con medicamentos y sillones limpios, me alertan de que me encuentro en una habitación de hospital. Miro mi mano izquierda y esta se encuentra conecta por medio de una aguja a lo que parece ser una bolsa de suero.

—¡Hola, Chloe! Soy la doctora Wilson —dice una mujer joven de tez negra y lindos ojos verdes—. Me alegra verte finalmente despierta —añade y revisa un par de datos en unos documentos—. Creo que tienes muchas preguntas, ¿no? —menciona con una pequeña risa.

—¿Dónde estoy?

—Estás en una clínica médica, tus padres te trajeron aquí —explica con suavidad—. Tu estado era algo preocupante. Te encontrabas desmayada y con una herida en tu cabeza —añade—. Las enfermeras se encargaron de curarla.

Ambas nos quedamos en silencio. Ella me miraba con curiosidad como si intentara encontrar la respuesta a un gran acertijo.

—Chloe, quiero hacerte un par de preguntas, ¿estás de acuerdo? —exclama y yo solo asiento—. ¿Qué sucedió antes de desmayarte?

—No lo recuerdo.

—¿Has tenido algún síntoma importante que deberías contarme? —pregunta, pero solo niego. En serio estaba odiando esto—. Linda, necesito que me seas honesta, te puedo ayudar, pero necesito tu colaboración —insiste, mirándome con algo de calidez en su mirada—. Chloe, un señor llamado Matthew, me dijo que bajaste de peso muy rápido, ¿es eso cierto?

Mi Cuerpo, Mi Maldición | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora