O2 - Nuevo look

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Mamá Mary Lou no llegó sino hasta jueves a mediodía

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Mamá Mary Lou no llegó sino hasta jueves a mediodía. Angela y la señora Martin plantaban una nueva adquisición cuando ella y su impecable traje verde de dos piezas aparecieron en el porche trasero. Desde allí gritó el nombre de la chica.

Angela corrió hacia ella y la envolvió en un abrazo. La siguió de vuelta al interior de la casa amarilla. Se apresuró a quitarse el delantal de jardinería y a lavarse las manos. El ruido de una bolsa de plástico siendo abierta viajó desde el living hasta sus oídos.

—Mira, cielo, ¿te gusta? —La abuela tendió ante sus ojos un vestido azul con estampado de flores, de falda amplia con varios pliegues—. Ayer en el taller les mostré a las chicas el arte de las faldas de vuelo. Me quedé hasta tarde terminando el modelo de ejemplo. Lo hice pensando en ti, naturalmente.

Angela decidió que no le gustaba ni un poquito. Sin quererlo dejó salir una mueca, sacando la lengua.

—Anda, veamos si te queda.

La chica se despojó de su viejo vestido y cuando estaba en ropa interior la abuela le metió el nuevo por la cabeza. Todo esto de muy buena gana. Que, como la abuela decía, gruñonas y quejosas las hay por montón.

—Estás creciendo, Angela. Es tiempo de que dejes atrás ese estilo infantil y te vuelvas a la elegancia, algo más afín al estilo de Dior, el "New Look".

Y mientras decía esto completaba su outfit con un collar de perlas. La chica dio vueltas alrededor de sí misma como un perro persiguiéndose la cola. «Vaya atuendo», pensó. El vestido tenía cuello Peter Pan y botones en la parte delantera, era entallado hasta la cintura y luego caía suelto y con volumen por debajo de sus rodillas. Era feo con "f" de foca, pero ¿cómo decírselo?

—Muchas gracias, Abu, lo aprecio de verdad. —«Expresar agradecimiento», listo—. Pero... La verdad es que me siento rara. Está largo y apretado. —«Sincerarse sin ser grosera», más que bien.

Debía estar alerta o cuando menos lo esperara terminaría convirtiéndola en una dama de los años cincuenta. Ya había hecho antes algo similar imponiéndole el look de los años sesenta. Confeccionaba para ella —o compraba en tiendas de segunda mano— vestidos cortos y minifaldas de coloridos estampados, con medias a la altura de la rodilla. Le aterró la idea de que esos tiempos se acabaran. Que pasara de vestir como en los sesenta a vestir como en los cincuenta.

—No necesito ser Elizabeth Taylor, estaba bien siendo Twiggy.

—Oh, cielo, tú estás más cerca de ser Audrey Hepburn —afirmó la abuela, tocando su nariz con el dedo índice.

Angela amó la idea de parecerse a ella. La adoraba. Era su actriz favorita.

—Bien. Solo te pido entonces, por lo que más quieras, que no me recojas el flequillo —rogó al ver que la abuela se deshacía de la cinta que le separaba el fleco del pelo y cogía un cepillo para peinarla—. Por favor, Abu, por favor.

Casi le dio un paro cardiaco cuando la vio tomar las tijeras. Gracias al cielo solo le cortó el fleco unos centímetros, dejando sus cejas al descubierto.

—Mírate —exclamó Mamá Mary Lou sin aliento—. Quedaste como calcada de ella. Mírate en el espejo.

Angela se acercó al espejo de cuerpo entero del recibidor. Al inicio le extrañó verse con un look tan diferente. Luego sonrió, era cierto, era idéntica a Audrey Hepburn. Tenía los mismos ojos grandes de gacela, aunque los suyos eran azules, muy azules. Su pelo castaño recogido en un moño alto sumaba puntos al parecido. Le resultó que al igual que ella tenía la nariz respingona y un poco grande, hecho irrelevante por su boca suave, pues una cosa compensaba la otra.

El elemento icónico que solía imitar de la modelo Twiggy seguía ahí: mucho negro en los ojos. Los llevaba delineados, con pestañas falsas pintadas abajo y arriba rímel aplicado para espesar las pestañas superiores, las que por naturaleza eran de una longitud impresionante. Sus pestañas eran un rasgo tan característico de ella como lo eran sus pecas. Tenía un montón en el puente de la nariz y algunas más en las mejillas. La señora Martin solía decirle que tenía constelaciones en la cara y una mirada de muñeca.

La puerta se abrió. Por ella entró un hombre mayor enfundado en overol y botas de hule. Altísimo, cabe añadir. Era ese el señor Newman, el amigo más cercano de la abuela. Tanta era la confianza que podía entrar sin tocar y hasta a veces se quedaba allí a dormir.

—Ahh, pero qué precioso ángel miro allí —dijo boquiabierto. Entonces elevó a Angela en sus brazos y le plantó besos por toda la cara—. Tú sí vas para modelo, mi niña, no como este adefesio del Misisipi.

Angela soltó una risita tímida. La abuela le echó una mirada.

—Muchas gracias, señor Newman, me hace sonrojar.

La vio asentir complacida.

El señor Newman le caía muy bien. Era muy bromista y cariñoso. Le encantaba que viniera, menos por la parte de los besos húmedos que justo ahora se estaba limpiando. Tenía una granja y siempre le traía a su abuela algo de allí, casi siempre queso, leche y huevos criollos.

—Vuelvo en unos segundos, Teddy —dijo la abuela y la vio perderse escaleras arriba.

Angela se quedó hablando con Teddy un rato. Le contó sobre los nuevos monólogos que había aprendido. Él la animó diciendo que un día sería tan grande como el universo mismo.

—Estoy lista. Vámonos ya.

Los ojos de Angela se iluminaron cuando la abuela apareció vestida como la mismísima reina de Inglaterra.

—Te ves divina.

—No pudiste haberlo dicho mejor, Angie. La abuela se superó, se superó —anunció Teddy Newman con su voz grave de locutor—. Tal vez hoy encuentre otro rey que desposar.

Los tres subieron a la camioneta de Teddy. Los jueves por la tarde la abuela iba al asilo de Silverton; allí se reunía con varios amigos.

La camioneta arrancó. Angela se abrochó el cinturón y se puso a pensar en qué dirían los ancianitos cuando la vieran enfundada en ese nuevo look.

Además, imaginó que sí, que hoy la abuela habría de encontrar a su segundo gran amor. En esto se mantuvo pensando durante todo el camino.

"New Look": es un estilo de moda creado por Christian Dior en 1947, de cintura ceñida con falda amplia y tacones altos, logrando siluetas muy elegantes y femeninas

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"New Look": es un estilo de moda creado por Christian Dior en 1947, de cintura ceñida con falda amplia y tacones altos, logrando siluetas muy elegantes y femeninas. Fue el estilo más popular de los años 50. Dior afirmó haber creado esta silueta para hacer ver a la mujer "como una flor".

En multimedia la actriz belga, Audrey Hepburn y la modelo inglesa, Twiggy, iconos de las décadas 50 y 60 respectivamente.

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