Capítulo 64.

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EVOLET.

Estaba en la habitación de mi padre jugando con la bola de pelos, estaba muy contenta a decir verdad, lo estaba porque iba a ver a Dren muy pronto, íbamos a estar juntos todo el tiempo que yo quisiera y nadie podría decir lo contrario, era la primera vez en mi vida que quería estar tanto tiempo con un chico sin importarme nada y eso me agradaba por que sentía que estaba completa cuando estaba con esa persona, pero como algunos dicen, siempre tienes que despertar de tus sueños, y así fue, al escuchar la noticia que me dio mi padre cuando entró a la habitación sentí que me partía a la mitad, que estaba en un sueño que no quería despertar nuca y alguien me despertó con una bofetada.

-¡¿Que tengo que hacer qué?!-pregunté a mi padre con un tono muy enojado, después de procesar lo que me había dicho.

-Te tienes que casar con el hijo del Señor de las montañas azules.

Sentía que cada fibra de mi cuerpo comenzaba a tensarse, mi respiración se hacía más agitada y mis puños estaban a punto de golpear lo primero que tocarán, es que simplemente esto es inaudito, demasiado de la edad media, simplemente no me puedo creer que a estas alturas aún sigan esa costumbre de casar a tu hija con el hijo de quien sabe de quien, que ni siquiera lo conoces o has visto, es que todo esto es simplemente inaceptable.

-Estas mal de la cabeza si piensas que me voy a casar con alguien que no conozco, no e hablado con él, ni se como es, como tampoco me atrae o estoy irremediablemente enamorada de él para casarme- le digo a mi padre mientras casi lo fulmino con la mirada- Simplemente no puedes hacer eso, es más ni siquiera sabes si estoy enamorada de alguien más y ya me vas a condenar a vivir en una tristeza sin fin.

-Pero, hija entiende que es necesario, el clan de las montañas azules es el más fuertes que hay en todo este país, aparte de que también tienen a un heredero que es origen, velo como la oportunidad de asegurar el legado de los orígenes.

-Asegurar el legado de los orígenes mis...-estaba a punto de dejar salir una sarta de groserías cuando vi la cara de preocupación en los hijos de mi padre, así que disminuí mi léxico-Jamás me voy a casar con alguien a quien no amo y ni mucho menos que no conozco.

Camine hacia la puerta pero mi padre me lo impidió poniéndose entre la puerta y yo.

-Quítate de mi camino, ahora mismo, no estoy de humor para hablar contigo -ni ahora ni nunca, me faltó agregar.

-No, hasta que escuches todo lo que te tengo que decir.

-He dicho que te quites-le dije casi apuntó de impactar mis puños en él.

-No lo haré.

Bien, si quiere jugar con la bestia que le vamos a hacer, mi respiración cada vez se comenzaba a hacer más fuerte como si fuera un toro, comencé a ver todo en color rojo y de un momento a otro ya no escuchaba nada en absoluto, no escuchaba otra cosa que no fuera lo que me dijo hace unos momentos, me estaba volviendo loca y tenía que salir a como diera lugar.

Sin darme cuenta tome a mi padre por el cuello de su camisa y lo jale hasta quedar a la altura de mis ojos, él claro esta se oponía que por alguna extraña razón yo era más fuerte que él en esos momentos, lo mire a los ojos pero el no aguantó mucho mi mirada así que las desvió mientras que comenzó a mover frenéticamente su boca, yo al no entender nada de lo que decía puesto que no escuchaba nada, literalmente lo arroje al otro lado de la habitación sin ningún problema, era como aventar una almohada.

Salí maldiciendo de la habitación y seguí caminado por el pasillo rumbo a las escaleras pero me costó un poco de trabajo ya que aún seguía viendo todo en tonalidades rojas.

Alas de ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora