Capítulo 20

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TODOS MERECÍAN ESE DOLOR

"El hombre llega mucho más lejos para evitar lo que teme que para alcanzar lo que desea".

—El Código da Vinci, Dan Brown.


DUNCAN

Finalmente llegó el día en el que Violet viajará a pasar su luna de miel.

—¿Podrías abrir tu corazón a alguien más? ¿Por mí? Las cosas están cambiando en nuestras vidas, ya no puedo estar a tu lado tanto como me gustaría, y en serio, necesitas de alguien que cuide de ti.

No necesito que nadie cuide de mí. Estoy bien tal y como estoy. No soy ningún crío.

—Adivino, ¿tu mejor opción es enredarme con June? —indago cuando nos detenemos en frente de la puerta de abordaje.

—Ya. Convierte esas chispas en fuegos artificiales, anda. Conócela mejor, seguramente al final te sorprende gratamente.

—Violet...

—Escucha. Sé lo que te preocupa, pero estarás bien, te lo prometo. June no es Kaito.

—¿Por qué tanta insistencia? —Rio sin sentir ningún tipo de gracia en realidad.

—Porque si no te importara, o si tan solo la consideraras una más de tus citas ocasionales, algo que en verdad espero no suceda si no quieres perder la voluntad de procrear, no hubieras soñado con ella. De verdad te preocupa.

No debió escucharme pronunciar el nombre de su mejor amiga.

—Qué aterradora... ¿Y qué sabes tú de soñar?

—No demasiado, pero sí lo suficiente como para asegurar que los sueños son deseos suprimidos del alma, y la tuya está muy dolida. Has soportado mucho, y ya es tiempo de cambiar eso.

—No de esta forma.

—Bien, tampoco te voy a forzar, tan solo quiero ayudarte a ver las cosas, pero si no quieres, está bien. Aunque de todas formas tienes que cuidarla mientras no estoy, me lo prometiste.

—Sí, sí.

—Sobre todo del imbécil de tu mejor amigo. Más te vale golpearlo si la toca otra vez.

—Lo haré.

—¡Hola! —June llega corriendo—. Siento llegar tarde, culpa del trabajo, salí tarde, ya sabes. —Le da un fuerte abrazo a Violet.

Espero a que ambas se pongan a llorar ya que estarán prácticamente fuera de contacto durante un largo mes, pero, al contrario, más bien intercambian miraditas cómplices.

Inevitablemente contemplo a June por más tiempo del necesario, con las palabras de Violet dando vueltas en mi cabeza. ¿Qué le hace pensar que ella y yo podríamos siquiera considerar ser algo más?

Es imposible.

June pasa de mí a darle una palmada en el hombro a Anton.

—Buen trabajo nadador. —Le festeja algo de lo que no tengo ni la menor idea. Tampoco siento deseos por ser partícipe, pero el inesperado nerviosismo con el que Anton me contempla durante un corto instante me origina una sensación de sospecha.

—Bien, ¡ya es tiempo! —Violet se interpone antes de que mis ganas de preguntar se concreten. Está emocionadísima, y solo por eso los dejaré ser.

La inocencia prohibida ✓Where stories live. Discover now