64- Maldita dulzura la tuya

Mulai dari awal
                                    

——

El coche de Alba aparcó en doble fila junto a la estación. Apenas habían dormido tratando de no perder un instante de estar juntas, y el cansancio y aquella rara sensación de despedida habían izado sus banderas en sus rostros.

-      No me apetece nada irme –pronunció Natalia rompiendo aquel silencio entre las dos-.
-      Lo sé –le respondió, acallando a aquella voz que nacía únicamente del sentimiento y le gritaba "yo tampoco quiero que te vayas"-, pero el deber te reclama, así que céntrate sólo en eso. Has trabajado mucho este mes para que ahora se eche por tierra el proyecto.
-      Tienes razón ... siempre la tienes –añadió girándose a mirarla-.

La mano de la morena alcanzó un mechón del cabello aún mojado de la chica, se habían duchado tan precipitadamente que ninguna había podido secárselo, sonrió al recordar la primera vez que vio su pelo ondulado.

-      Anda ve, o perderás el tren... -le dio un empujoncito Alba, incapaz de soportar mucho más la compostura teniéndola cerca-.
-      Sí, voy... -la quiso obedecer, pues no quería alargar más de lo necesario aquella despedida-.

Natalia estiró el brazo y cogió la chaqueta del asiento trasero, y una cartera de trabajo. Al volverse a topar cara a cara con ella se quedó parada por un momento. Alba la observó y esperó.

-      ¿Puedo llamarte? –le preguntó, ya algo más insegura por los silencios-.
-      Tienes mi número ¿no? –le dio como respuesta acariciándole la cara-.
-      No sé cuántos días me llevará, pero imagino que el martes podré venirme... ¿te veré? –le preguntó-.

A la rubia se le revolvieron las tripas ante la pregunta. No quería mentirle, sin embargo...

-      Claro... anda ve –la animó tratando de bromear-, que parece que te vas a la guerra y sólo vas a casa de tus padres por unos días.
-      Jajaj... es cierto –se serenó tras las respuestas de Alba y aquella sonrisa, que aunque a medias, le acababa de regalar-. Sólo tengo una última pregunta –le dijo haciendo una mueca graciosa en su cara-.
-      A ver... dispara –se preparó ella para sus ocurrencias, pues aquella cara inocente las acontecía-
-      ¿Puedo besarte antes de irme? –le preguntó mirándola a los ojos-.

A la rubia le cambió la cara de golpe, aquella dulzura la desarmaba. Se quitó el cinturón de seguridad y se acercó a ella.

-      Tampoco tienes que pedirme permiso para eso... -le susurró con total sinceridad y luego la besó.

Natalia finalmente salió del coche viendo que las fuerzas para irse ya estaban casi agotadas. Alba la miró mientras cerraba la puerta y cruzaba por el paso de cebra rumbo a la estación, algo dentro de sí empezaba a ahogarla. De pronto se giró, y salió corriendo de nuevo al vehículo, Alba salió del coche pensando que algo se le había olvidado como de costumbre. Miró en el asiento de atrás, pero no había nada y al levantar la vista ya la tenía frente a sí.

-      Se me olvidaba lo más importante... -dijo la morena tomando aliento por la pequeña carrera-.

A ella no le dio tiempo de preguntar qué era, pues la atrajo hasta si y la volvió a besar esta vez de forma apasionada. Alba perdió el norte por unos segundos mientras aquella boca la amaba, al separarse sus ojos apenas tenían fuerzas para abrirse, sin embargo unas palabras le sirvieron de resorte para conseguirlo.

-      Te quiero.

Aquellas dos palabras retumbaron en el interior de su cuerpo como una onda expansiva, mientras la imagen de Natalia volvía a salir al trote rumbo a la estación sin ya mirar atrás.

"Sé encuentra bien??"... le había preguntado el conserje amablemente cuando la había observado sentada en el coche en su zona de aparcamiento. "Sí, si... no es nada" le había contestado ella, y todo lo opuesto a nada era lo que estaba sintiendo. Salió del vehículo y se subió al ascensor. Al entrar en el apartamento encendió la luz pues las cortinas estaban echadas desde hace días, pero la claridad del vacío que suponía aquellas paredes la atravesó y volvió a presionar el interruptor. Todo era tan confuso, tan claro y tan confuso.

Se quitó los zapatos y arrastró sus pies hasta la cocina. Aquella cocina siempre le había encantado, gran parte de sus horas libres las pasaba cocinando y sin embargo... "¿porqué está hueca?" pensó. Miró la estancia, era suya pero la hacía sentir extraña de repente. Abrió la nevera en busca de algo que beber, al coger un refresco se tropezó con un cartón de leche, lo cambió por el refresco... cogió unas tijeras y un vaso, se quedó observando el líquido blanco durante unos instantes a través del cristal. A ella no le gustaba la leche, sin embargo... cogió el cartón y bebió un trago directamente del brick. Una lágrima cayó mojando su mejilla... todo se desmoronaba, otra vez.

--------

El tren iba a tanta velocidad como aquello que sentía. Miró por enésima vez la pantalla de su móvil, quería llamarla... necesitaba llamarla, pero no podía, no sabía que decir, tenía miedo de las últimas palabras que había pronunciado y sabía que lo último que necesitaba Alba era más presión. Tenía que darle un poco de tiempo... estrujó el móvil entre las manos y cerró los ojos, era hora de confiar.

Al llegar a la estación, Capde, el chófer de la familia, la esperaba.

-      Espero que haya sido agradable el viaje, señorita Lacunza –le dijo el afable hombre-. Sus padres le están esperando en la hacienda de la bodega.
-      ¡Hola Capde! Estupendo, pero ¿podríamos pasar primero por mi casa? –le preguntó ella-.
-      Por supuesto -le dijo él-.
-      Entonces vámonos... -le contestó siguiéndolo hasta el coche-.

Durante el trayecto trató de tranquilizar su ánimo, y tenía que reconocer que el aire de Pamplona lo conseguía... pensó en cuanto le gustaría que Alba estuviera allí con ella, volvió a mirar el teléfono pero no había mensajes ni llamadas. "¿Qué estarás haciendo?" quiso saber, el hecho de no poder contestar aquella pregunta le produjo una punzada... bajó la ventanilla y miró el paisaje... el sol y aquella conocida brisa reconfortaron al menos por unos instantes su alma. Pronto la vería.

Sex education. //Albalia.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang