Capítulo 22

4.5K 219 40
                                    

Arriba en la plataforma de madera, la altura se veía mal. No le tenía miedo a las alturas, pero aún así me ponía un poco nervioso. Miré hacia el frente y a unos seis metros de distancia estaba el otro árbol.

-¡Avanza, nuevo! ¿O tienes miedo? -gritó alguien atrás de mí. No, claro que no tenía miedo. Esto era nuevo para mí, debía analizar el lugar.

Miré hacia los cuatro lados y no podía ver el final del bosque. Árboles, árboles y más árboles. Un bosque lleno de personas de todas las edades lanzando piedras, mojando personas, o haciendo mini fogatas. En cierto modo, este lugar me gustaba, pero al mismo tiempo me daba nervios. No conocía a nadie y estaba seguro que todos querían ridiculizarme.

Volví a mirar al frente y crucé el primer puente trotando. Se supone que esta prueba es de velocidad, ¿o era de coordinación?

Las tablas de este puente estaban juntas que podría pasarlo corriendo sin caer. Las cuerdas estaban algo flojas, lo cual hacia que al pisar, el puente se hundiera un poco. Al llegar, la plataforma sólo se encontraba a la derecha, con unos pequeños escalones para llegar a ella. Aumentaba la dificultad, aumentaba la altura, claro, ¿por qué no?

-Hey, miren. Es el chico nuevo, ¿no? -dijo un hombre de la edad parecida a Frank. Otro hombre se le unió y asintió. Genial, al parecer estaba llamando la atención.

Al avanzar por el siguiente puente tenía que ser cuidadoso con donde pisaba. Las tablas estaban más separadas y las cuerdas estaban igual de flojas. Por suerte, avanzaba saltando de dos en dos, así que lo cruce sin tropezarme y rápido.

-Parece que va bien -dijo una chica que también se había unido al grupo de mirones.

-Veamos como le va en el próximo -dijo un chico menor que yo y todo el grupo se movió abajo del siguiente puente. Subí los dos escalones que esta vez giraban a la izquierda.

Este puente era igual, sólo que las tablas estaban aún más separadas y habían menos. Pisé la primera tabla y me di cuenta que para alcanzar la otra tenía que dar un salto. Tomé las cuerdas superiores con las manos y salté. Uno de mis pies cayó en la tabla, pero el otro se resbaló y mi pierna se hundió.

-¡Ya está fallando! -dijo otro chico entre carcajadas y otras más se le unieron.

Me levanté ignorando las risas y tomé las cuerdas de nuevo.

-¡Esta vez se caerá! -dijo el mismo chico.

Pero en vez de dar un salto hacia la siguente tabla, salté, colocando los pies en las cuerdas. El chico se calló y el resto se rió de él. No dejaría ser humillado.

Salté hacia la siguiente tabla y volví a hacer lo mismo: saltar a la mitad del espacio entre tablas y saltar a la tabla. No me tomó mucho tiempo, ya que faltaban como cuatro tablas.

-¿Quién lo diría? El nuevo no lo hace nada mal -comentó otra chica. El grupo cada vez se hacía más grande, incluso dejaban un espacio por si caía.

Subí los escalones que ahora se encontraban a la derecha, siguiendo un patrón de derecha-izquierda. Al llegar al frente del puente, miré al suelo y ahora estaba aún más alto.

-Veamos cómo logras este, nuevo -gritó alguien del grupo.

Al mirar el cuarto puente, me puse más nervioso. Ahora sólo había dos tablas, así que era fácil mirar lo alto que estaba el lugar. Mis manos empezaron a ponerse húmedas, y más porque todos esperaban a que fallara. Pero miré al frente, a la siguiente plataforma. Agarré las cuerdas superiores con las manos y me impulsé, colocando mis pies en las cuerdas inferiores, siempre viendo al frente. La segunda vez que lo hice todo bien. La tercera vez, mi pie derecho no se posó en la cuerda, sino, cayó al vacío, haciendo que también soltara mi mano derecha, dejándo que mi lado izquierdo se sostuviera de la cuerda.

La Espada de Oro (Los Elegidos #1)Where stories live. Discover now