Capítulo 17

4.9K 228 28
                                    

En diferentes momentos estuve despertando y durmiendo.

Lo que pude ver es que me encontraba en una habitación de madera, una cabaña. Enfrente de la cama donde me encontraba había un ropero. A veces, las puertas estaban abiertas y alucinaba viendo que el ropero se hacía más grande. Mi corazón se aceleraba y empezaba a sudar; después, alguna fuerza me arrastraba hacia el ropero y volvía a aparecer en la misma cama repitiendo el mismo proceso una y otra vez. Era un tanto terrorífico.

A veces veía una mujer entrar por la puerta a mi izquierda con una bandeja de plata con alguna clase de objetos que yo no conocía.

También, en pocas ocasiones, un chico entraba a la habitación y se sentaba en un sillón a descansar. Sólo a eso.

Algunos otros momentos oía a alguien diciendo cosas como "¿Estará bien?" o "¿Qué haremos con él?"

En otros momentos juro que pude escuchar a mi padre hablar. Pero no sabía si estaba dormido o despierto.

Hubo otras ocasiones en las que me levanté de la cama. En una de esas caminé hacia la puerta y la abrí. Del otro lado había un pasillo con muchas puertas, cada una de ellas tenía un nombre grabado los cuales yo no conocía. Al entrar a uno, me encontré en otra habitación parecida a la mía. Avancé a la cama y me dormí. Al despertar, seguía aún en mi habitación, pero otra vez, no sabía si en realidad estaba dormido o despierto. Había visto que para saber si estabas en un sueño o no, una de las formas es contar tus dedos con el pulgar de la misma mano sin ver. Lo intenté y no, no estaba en un sueño.

Cerré los ojos por un momento, y al abrirlos, otra vez estaba en mi habitación. Resoplé. ¿Cuándo conseguiría respuestas? ¿Cuándo sabría contra quién o qué luchamos? ¿Cuándo podré... ?

-Hola, Max -interrumpió una voz que conocía desde hace dieciséis años.

Miré hacia la puerta, y sí. Sin duda, ahí estaba. 

Mi padre estaba en la puerta sonriendo de oreja a oreja.

-¿Papá? ¿Esto... qué... tú? -pregunté sin poder terminarlas debido a la sorpresa. Necesitaba respuestas. Necesitaba saber qué demonios era todo esto.

Mi papá sólo se limitó a abrir la boca como si fuera a bostezar. Luego, gritó.

-¡¡Nos moriremos todos!! ¡¡Nos destruirán!! ¡¡Moriremos!!

El repentino ataque de locura de mi padre me hizo a mí gritar e, instantáneamente, lleve mi pulgar a mis dedos.

"1... 2... 3... 4... 5"

De pronto, la imagen de mi padre desapareció como si fuera polvo y enfrente de la cama se alzó una casa blanca.

Traté de moverme, pero estaba pegado a la cama, sólo podía mover mis brazos.

En la casa, se empezaron a escuchar un aterradores gritos. Luego, detrás de mí se escuchó una especie de rugido y una llamarada de fuego cruzó por encima de mí hacia la fachada de la casa. El calor que emanaba era inmenso. Me quemaba toda la cabeza y al instante empecé a sudar.

-¡¿Dónde está?! -escuché a un hombre gritar.

Los horribles gritos se seguían escuchando, pero ahora los oía en mi mente.

El dolor en sus voces resonaba en mi cerebro, asustándome. Con cada grito me imaginaba cosas horribles, espantosas, traumantes. Personas siendo torturadas por cosas o personas.

El fuego empezó a crepitar en la pared frontal de la casa y cuando entró por las ventanas, un enorme dolor me cubrió el cuerpo entero. Los brazos me ardían, la garganta estaba seca y los ojos me escocían. Traté de moverme, pero no pude. Agité los brazos en el aire para detener el ardor, pero no se detenía. El calor se extendió por todo mi cuerpo hasta llegar a mis pies, y al no poderlos mover, grité. Parpadeaba a cada rato para que el ardor se fuera, pero nunca se iba. Unas marcas aparecieron en mis brazos como si me estuviera quemando. Primero emepezaron a salir manchas rojas, luego estas se convertían en ampollas enormes. No había fuego, pero me estaba quemando.

Por estar gritando, el calor entró a mi cuerpo y empezó a bajar por mi garganta. Quería morir, el dolor era horrible. Me ardía por completo la garganta, me quemaba y gritaba. Pero al gritar me dolía más. Nadie me podía ayudar, yo solo estaba sufriendo mientras veía la casa quemarse enfrente de mí.

Las llamaradas de la casa llegaron hasta el techo, y sentí cómo el fuego invisible atravesaba mi piel y comencé a agitar la cabeza hacia todos los lados. Golpeaba mi cabeza en la almohada, la golpeaba con mis manos, me arrancaba el cabello. No, era insoportable.

Y entonces, la casa se desplomó.

El dolor que sentí fue indescriptible. Era como... como si, no sé. No se puede describir. Pero les pudo jurar que, con el grito, pude despertar al menos a todas las personas que viveran a un kilómetro se distancia.

Empecé a toser y desperté.

Me desperté de golpe y agité los brazos para calmar el dolor (que aún lo sentía). Tenía toda la cabeza la camisa húmeda por sudor (lo cual era asqueroso).

El calor aún lo sentía en mi garganta, así que tragué saliva millones de veces para que se pasara. Pero como no lo hacía, me senté en la cama con un ligero dolor de cabeza y miré hacia los lados. Efectivamente encontré un vaso con agua en la mesa de enfrente del sillón que ahora estaba en las sombras y empecé a tomarlo. La sensación que tuve fue como si en un día de verano te metieras a bañar con el agua más fría de todo el mundo. También parpadeaba cada segundo para eliminar el escozor, y funcionó. Unas lágrimas empezaron a salir de ambos ojos.

-Estás despierto -dijo sorpresivamente una voz que provenía de las sombras. Miré hacia la oscuridad, pero era imposible penetrarla. Entonces, con el pulgar izquierdo, conté mis dedos.

Cuatro.

Esto no era un sueño.
____________________

La Espada de Oro (Los Elegidos #1)Where stories live. Discover now