Capítulo 31

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-No puedo creerlo... ¿James haciendo algo así? -preguntó Nahomi.

-Es... una suposición. James es demasiado agresivo y no pudimos evitar pensar que pudo haber hecho algo así -expliqué.

Sophie, por su parte, estaba sentada en la mesa del comedor, mirando inexpresivamente su plato.

-¿Estás bien? -preguntó Nahomi. Al parecer, ellas dos habían tenido una conexión mientras la de Fuego trabajaba de niñera.

-Es que no puedo creerlo. ¿Qué está ocurriendo? -La pelirroja golpeó la mesa a un lado de su plato e hizo que el tenedor cayera al suelo, llamando la atención de algunos-. Primero llegas tú y Él libera a ese monstruo. Luego tienes estos... extraños sueños que nadie puede explicar. -Apretó los puños, tornando sus nudillos de color blanco. Nahomi me miró con una ceja levantada-. Tu padre es importante y es secuestrado. Y, y, y ahora alguien quiere a Frank... -No fue capaz de terminar la frase. Su labio inferior empezó a temblar y las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.

Estiré una mano para ponerla sobre la suya y tranquilizarla, pero ella la retiró justo antes de siquiera tocarla. La miré y su cara era una mezcla de miedo y de confusión.

-Yo... yo... -empezó a balbucear mientras movía sus manos-. L-lo siento. -Y se levantó de la mesa.

-¡Sophie, espera! -traté de detenerla, pero ella sólo vociferó un "No" y salió del edificio. Varias miradas se dirigían a nuestra mesa. Nahomi agachó la cabeza y se sonrojó. Yo tan solo suspiré. ¿Cuándo iba a acabar todo esto? ¿Cuándo iban a terminar las miradas de terror? ¿Cuál era el plan de tenernos miedo entre todos?

Me senté enfrente de Nahomi y agaché la cabeza. Tanto Sophie como James decían lo mismo, y era cierto. Nada de esto habría pasado si no hubiese llegado.

-¿Estás bien? -preguntó Nahomi en voz baja, pero yo solo negué con la cabeza y colocó su mano en mi cabeza. Estaba cansado. Me habían dicho que todo era genial en el Campamento, pero todo lo que me mostraban eran personas que golpeaban a otros, secuestros, ataques, personas con problemas mentales...

Entonces me mordí la mejilla interna porque no pude evitar pensar que mi llegada al lugar tenía algo que ver. Y me sentí culpable, porque Jared había dicho que actuaba demasiado egocentrista y no le había creido hasta ahora.

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El resto del día Nahomi y yo nos la pasamos en el bosque haciendo ejercicio. Era increíble creer que hacía más de dos meses era un vagabundo escuálido y ahora... era todo lo contrario. Yo fui un rato al centro de entrenamiento de Tierra donde me encontré a Fred. Ahí me enseñó unos movimientos especiales en los que lograbas provocar un temblor.

Al día siguiente era San Valentín, así que preferí pasarme el día entero bajo techo. El primero lugar al que acudí fue al comedor. Era el único lugar cerrado en donde podía verme con Nahomi y donde había comida a la mano. Ella llegó con un tablero de ajedrez, y aunque no sabía jugar, accedí a hacerlo.

Era la tercera vez que ella ganaba. Yo ya había perdido a un caballo, dos torres y varios peones.

-¿Y para qué sirven estos pequeñitos? -pregunté cuando ella comió uno de los míos- Sólo parecen servir de barrera.

-Algo así... -respondió y me arrebató la pieza de las manos para dejarla junto a mis otras piezas caídas-. Mueves.

Agarré al alfil derecho y atrapé a uno de sus peones. Luego ella sonrió y, con un caballo, se llevó al alfil.

-Lo veía venir. -Rio entre dientes y yo refunfuñé-. Entonces, ¿los peones sólo sirven de carnada? -pregunté y moví al caballo para acercarme a una torre suya. Ella asintió y estuvo a punto de decir algo, pero alguien se sentó a mi izquierda y Nahomi se quedó boquiabierta.

La Espada de Oro (Los Elegidos #1)Where stories live. Discover now