Había dos opciones: no comer ó comer y luego vomitarlo. La primera le parecía fácil, la segunda, en cambio, le asustaba.
Él se planteó a sí mismo la idea de una delgadez perfecta, aún sabiendo los problemas que esto acarrearía.
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Iniciada en ener...
antes de comenzar les quería decir gracias por votar y comentar <3
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Cuando comencé la historia no pensé que llegaria a tanto, pensé que tendria a unas 10 personas leyendo pero luego al ver como las cifras y notificaciones aumentaban en serio no me lo creía jdjkd <3 osea, primero pensé en hacer un oneshot, luego una historia de solo la recuperación de martin y luego me llegó una ideota, todo fue super improvisado al comienzo 🤧
Simplemente gracias! 💝💖💗💓💞💕
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Fueron horas de desesperación no solo para la familia de Martin, sino también para Pedro. Estaba enteramente ansioso por poder llegar al hospital y ver por fin al chico del cabello ruloso.
No prestó atención a clases esa vez, ¿Y como podría hacerlo? El chico que ama está en el hospital quién sabe en qué estado. Le dolía mucho, las ganas de llorar por Martin las tuvo que retener durante mucho tiempo y cuando finalmente sonó la campana salió casi volando del lugar, desesperado por alcanzar un microbus que lo dejara cerca o en el mismo hospital.
Había avisado a sus padres, obviamente, también contandoles la situación.
Pedro ama a Martin, lo hace con el alma entera. Lo quiere a él, a todo su ser, cada minúscula parte de él es lo más etéreo que el cordobés pudo haber admirado. Era una obra de arte, un ángel, era perfecto a sus ojos. Sentía el cielo en su pecho, el paraíso a su lado, el amor rodeandole. Lo ama de la cabeza a los pies, de aquí hacia el extenso universo y devuelta. Le dolía el pecho, la cabeza y todo el cuerpo de solo pensar que él ya no podría estar aquí. Cuando finalmente llegó, tuvo que intentar pasar desapercibido por las enfermeras o personal del hospital pues no dejaban pasar a menores de edad y nada se interpondría en su plan de ver a su futuro novio.
Le pidió a la mamá de Martin la habitación del chico por WhatsApp.
"408"
Pedro se paró frente a la puerta, nervioso por girar el picaporte. Trago en seco y cerró los ojos mientras empujaba la puerta con delicadeza.
Lo vio allí, postrado en la camilla del hospital y sintió que esto ya le había pasado. Verlo nuevamente en ese estado le retorcía el alma, si la primera vez fue shockeante ahora era un martirio.
Por fin lloro, se desahogo. Jaló una silla y se sentó al lado de el chico. Su piel era pálida, enfermiza. Su cabello estaba desordenado, sus labios resecos. Miro su cuello, sus hombros, sus clavículas, vio la bata celeste haciendo contraste con la tez del chico siendo esta más grande que él. Lo miró todo lo que pudo, recordando todos los momentos a su lado, todos los hola y los adiós, todos los abrazos y su primer beso, recordó su risa y sus bromas, sus inseguridades y su fortaleza. Recordó al Martin que vio la primera vez, nervioso por mantenerse en el peso ideal y culpable cuando creía que comió demasiado. Recordó sus bajones y sus llantos, lo severo de su estado. Lo recordó pegandole una cachetada cuando le mintió sobre sus sentimientos, lo recordó corriendo fuera del parque y recordó cuando le contó la verdad.
Tomó su mejilla, sintiendo su piel suave, fría. No aguantó más y lo besó, fue corto y suave e incluso mojó un poco el rostro del contrario.
-Tin... Por favor... Por lo que más quieras en este mundo, desperta... Por favor hazlo... Desperta por favor...-exclamó el dolido Pedro, con la voz rota, el rostro rojo y empapado, con la nariz mocosa. Lloró sus sentimientos y emociones, lloró rabia por no haber estado en ese momento ¿Porqué le pasaba esto a alguien que no lo merece? ¿Qué había hecho Martin para merecerlo?
Lloró todo, lloro mares y rios hasta que ya no había nada más que llorar. Lloró su vida entera y lloró hasta el último aliento. Deseo con el alma, con todo su ser, no tener que vestirse de negro esa vez. Deseó no verle en un cajón tieso como una piedra y encerrado como un ave.
Se entretuvo en su celular por un rato, aún dolido y buscando distracción. Allí se veía a Pedro, sentado al lado de una camilla de hospital esperando por ver las pestañas de un chico levantarse y dejar ver sus preciosos ojos cafés.
Al cabo de casi 45 minutos, Martin despertó por fin, adormilado aún, hecho un desastre. Su cabeza dolía, todo su cuerpo más bien. Se halló a si mismo en un deja vú que no queria volver a pasar. Vio a su costado encontrándose con la mirada llorosa y sorprendida de Pedro.
-Pedro...-susurró con la voz ronca. -Mar... Martin...-le oyó entrecortado.
Soportando el dolor en su abdomen y el apretón de la venda se lanzó a los brazos de Pedro siendo recibido y envuelto fuertemente.
-Tin ¿Qué fue lo que pasó?
-Ella pasó...
No dijo más, Pedro lo supo y ardió en furia. Y como no lo supuso antes, tenía que haber sido ella. Confió ciegamente en esa chica y este fue el resultado ¡Martín estaba conectado a máquinas, vendado y moribundo!
-Ella... ella me mostró una foto de ustedes... abrazados... ¿A qué estas jugando, Pedro?- él lo miró incrédulo, supo después de pensarlo a qué abrazo de referia. -No, Martin, te mintió. Le pedí que fueramos a hablar en persona y le pedí que se alejara y como despedida nos abrazamos... no tenía idea de que había sacado una foto... te prometo que es verdad, Tin.
Decidió creerle, no podría desconfiar de él después de conocer a Camila.
Para la mala suerte de ambos, una enfermera había entrado en la habitación, arruinando el momento.
-¿Qué hace usted acá? ¿Familiar de Martin Kovacs?
-Es... es mi novio.-respondió Martin.
La mirada de Pedro viajó de la enfermera hacia la sonrisa cansada de Martin. La mujer sonrió pidiéndole respetuosamente que se retirara ya que tenía que chequear a Martin y que podría volver mañana en la tarde.
Se besaron, transmitiendose confianza y cariño. Con el dolor en sus corazones se separaron ese Lunes de 2016.
En el transcurso del viaje, Pedro pensó en lo que había pasado, desde el comienzo.
Recordó cuando habló por primera vez con Camila, como ella se presentaba dulce y agraciada para él, pensó en las veces en las que no notó cuando sus amigos le decían que debía alejarce de ella y no querían darle una razón, tal vez por miedo. Pensó en la actitud de la chica, siendo muy joven para darse cuenta de lo tóxica que es. Que ciego estuvo en ese momento. No notó la gravedad cuando ella le pidió su celular y tampoco cuando le dijo que no se acercara tanto a las demás chicas, pensó que era amor y "celos sanos".
