|Capitulo 75|

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Tris tocó la puerta del baño y yo intenté, como pude, hablarle, con mi cepillo de dientes en la boca y un montón de espuma a causa de la pasta dental. Ella abrió la puerta al escucharme divagar como una estúpida y sus ojos volaron a mí con urgencia. Paré todo lo que estaba haciendo para observarla. 

- Tienes que venir a ver esto. - Y salió corriendo al final del pasillo, doblando a la izquierda, en donde nuestra asombrosa y pequeña sala se encontraba. Terminé de lavarme los dientes de la manera más rápida que pude y salí disparada al sillón de la sala. Tris estaba parada, prestando atención a las noticias. Me dieron náuseas al ver una foto del orfanato Dream Hood en la televisión. Subí el volumen para escuchar qué sucedía.

"...la policía aún no logra localizar a los padres de todos los niños. Recordamos que muchos de ellos han sido raptados y dados por desaparecidos. El director, Thomas Archivald Polland ha sido llevado a prisión y los menores han sido liberados. Se espera su juicio en un par de semanas para dictar con exactitud la condena. Mientras tanto, el gobierno se hará cargo del lugar hasta encontrar un nuevo encargado. Esperamos..." 

Apagué la tele. 

¿Qué sentido tenía seguir torturándonos? 

Hacía semanas que Tris y yo hablábamos y llorábamos por lo mismo. Aún me sentía seca, deshidratada y triste. Y sabía que ella también. Pero no podíamos seguir faltando a la escuela. Y tampoco podíamos sacar a Tony y a Zoe de ahí adentro. 

- ¿Crees... Crees que podríamos...? - Negué con la cabeza antes de que terminara. Su mirada triste me lo decía todo. Pero era imposible. 

- No. Sabes que no podemos, incluso lo sabes mejor que yo. - Tris bajó la cabeza, sin querer admitir que yo tenía razón, y tomó su bolso. Agarré mi mochila en silencio y metí una tostada completa en mi boca. 

- Eres repugnante. - Dijo, mirándome despectivamente.
Tomé otra para el camino mientras intentaba masticar la que tenía en la boca como podía. Tris cerró la puerta del departamento detrás de mí, y tomamos el elevador. Antes de que ella intentara abrir la puerta principal del edificio, metí la otra tostada en mi boca y Tris se rió al ver que mis mejillas se inflaban como una ardilla. - Oh, Dios. - No me había dado cuenta a lo que se refería, porque estaba demasiado ocupada masticando, pero sí.
Oh, Dios. 

En frente nuestro, a la izquierda, se encontraba Blake, con su auto normal de un chico de diecisiete años, un poco destartalado y a veces fallaba, pero había logrado querer a ese auto. Después de todas las batallas que habíamos tenido por las mañanas, y las veces que había hecho hiperventilar a Tris porque Blake se sacaba la camiseta para arreglarlo, (y lo hacía apropósito, me lo había dicho alguna que otra vez), ese auto tenía todo mi amor. 

Pero por el otro lado, a mi derecha, se encontraba Luke, con su jeep, negro e impecable. El auto que todo vampiro de más de dos siglos tenía por haber cuidado muy bien sus acciones de alguna empresa, o, como Luke me había contado, había robado a la salida de un bar sólo porque tenía ganas. Todo un príncipe. A pesar de que el auto era de Ashton, según me había contado Calum, pero Luke lo usaba porque le gustaba y porque Ashton lo odiaba. Recuerdos de la armada, me había dicho Michael. Yo ni siquiera sabía que Ashton había sido militar. Ese auto también tenía todo mi cariño. Recordaba que gracias a él, había besado a Luke por primera vez. También había presenciado su primera escena de celos, con respecto a Michael, y no olvidaba los hermosos besos de despedida que siempre me daba cuando me dejaba en el departamento. 

El punto, era que Blake, y Luke, ambos, estaban apoyados en sus respectivos autos, mirándose como si estuvieran a punto de desatar la tercera guerra mundial, y ni siquiera habían notado nuestra presencia. No era buena idea juntarlos tanto. Nada terminaba bien cuando los juntábamos por tanto tiempo. 

Luke; lrh |Adaptacion| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora