|Capitulo 19|

2.2K 139 19
                                    

- ¡DEJA DE MENTIRME! - Su voz retumbó por todo el pasillo y un sollozo salió de mis labios. No tenía sentido, ya que no estaba llorando, aunque ganas no me faltaban.


- No estoy mintiéndote. Lo juro. Juro que no te estoy mintiendo. - Él me miró fijamente y ahora sí podía sentir las lágrimas en mis ojos, pero luchaba contra ellas. No quería que un chico me viera llorar.


- Sí lo haces. Sí lo haces. - Parecía que intentaba convencerse a sí mismo de lo que decía y temí por mi vida, porque este hombre estaba loco. Completamente loco. Sus ojos volvieron a los míos y contuve la respiración. - Tú eres algo. Y estas mintiéndome. Porque lo que Ashton te hizo, te afecto en el bar, yo te vi, estabas aterrada. Pero él no puede leer tus pensamientos.


¿Qué?


Adiós ____. Este hombre atractivamente loco va a asesinarte y va a salir impune de todos los cargos porque tiene un problema mental. Y tú vas a morir. Simplemente por querer tener una vida normal y de pueblo.


- ¿Por qué? - Su mirada estaba en mis ojos y mi respiración era cada vez más pesada y costaba que llegara a mis pulmones. Sentía que iba a desmayarme. Me sentía enferma. - ¿¡POR QUÉ!? - Volvió a gritar y desee que alguien apareciera por el final del pasillo y me rescatara.


Sus manos volvieron a repetir el proceso de golpearlas contra los casilleros llevándose a mis brazos con él. Cerré los ojos y pude sentir las lágrimas cayendo por mis mejillas. Otro sollozo salió de mis labios e intenté controlarlo pero estaba fuera de mi alcance.


- No lo sé. No lo sé. - Seguía sollozando y eso me ponía más nerviosa que antes. - No sé de qué estás hablando. No sé a qué te refieres. No sé nada, lo juro. - Abrí los ojos mientras tragaba saliva y veía mi pecho y el suyo subiendo y bajando rápidamente.


Sus ojos escaneaban todo mi rostro.


¿Qué era lo que estaba pasando? Volví a sollozar y nuevas lágrimas cayeron por mis mejillas. Él las miró caer hasta el final de mi barbilla.


Sus manos no soltaron mis muñecas, pero se dirigieron a mi cara lentamente. Dudando de lo que iba a ser, posó sus pulgares debajo de mis ojos secando las lágrimas. Cerré los ojos y me apreté contra los casilleros ante su tacto. Tragué saliva nuevamente mientras él seguía secando mis lágrimas con sus pulgares.


Abrí los ojos encontrándome con los suyos que me miraban fijamente.


Mientras secaba mis lágrimas sin sacar sus ojos de los míos, mi respiración cada vez se volvía más tranquila y estaba odiando eso. Él me había hecho llorar y tenerle miedo, se supone que no tenía que tener el poder para calmarme. No era justo. Y no tenía sentido alguno.


¿Qué le estaba sucediendo a mi cuerpo?


Posó sus manos a los costados de mi cara, inmóviles. Tragué saliva nuevamente y sus ojos volvieron a deslizarse hasta mi cuello. Lo vi tragar saliva y me dije a mí misma que era la primera vez que me parecía verlo nervioso.


Sus manos aflojaron de a poco el agarre que tenían en mis muñecas y cuando por fin las soltaron, éstas cayeron a mis costados como si no tuvieran vida.


Él seguía igual de cerca que antes. Mis ojos habían dejado de lagrimear y mi boca estaba seca. Pasé mi lengua por mis labios en un intento de humedecerla y sus ojos se movieron directamente hacia ellos. Él repitió la acción que yo había hecho y cerró los ojos, apretando su mandíbula un poco más.


Se alejó de mí.


Dio un paso hacia atrás y se alejó de mí. Sus ojos no se habían abierto todavía y comenzaba a dar pasos lentos, lejos de mí.


Cuando él se apartó pude sentir el calor que corría por mis venas. Mientras lo había tenido cerca sólo podía sentir el frío que emanaba de su cuerpo normalmente y me rodeaba apoderándose de mi calor corporal. Los escalofríos recorrían todo mi cuerpo y reaccioné cuando él estaba de espaldas a mí yéndose por el pasillo. Despegué mi espalda de los casilleros y di tres pasos.


- Espera... - Salió de mi boca como un grito ahogado, con la boca seca nuevamente y mi respiración tranquila. Él se detuvo, pero no se giró, su espalda seguía siendo lo único que veía. - Espera. - Volví a repetir.


- Aléjate de mí. - Su voz era firme, como si lo que acababa de pasar no hubiera pasado. Como si él no me hubiese empujado en contra de los casilleros exigiéndome respuestas de preguntas que no comprendía, y como si después él no hubiera hecho ese lindo gesto de secar mis lágrimas... Las lágrimas que él mismo había provocado. - Esto es peligroso... - Su voz era un firme susurro que podía escuchar a pesar de que estuviera a unos cuantos pasos de mí. Vi como su cabeza se volteaba solo un poco para verme por encima de su hombro. - Yo soy peligroso. - Negué con mi cabeza tragando saliva mientras buscaba su mirada con mis ojos.


- No puedo... - Admití en un susurro, haciendo que su mirada volviera a estar atenta en mí, aunque seguía dándome la espalda. - No quiero hacerlo. - Mi voz volvía a ser firme y agradecí porque no haya salido temblorosa. Su mirada volvió al frente y noté como sus puños se cerraban a los lados de su cuerpo.


Todo lo que decía salía de mi boca sin que yo pudiera controlarlo, como siempre sucedía cuando estaba nerviosa. Y esta no era la excepción, y lo primero que había pensado había salido de mi boca sin filtro.


- No digas que no te lo advertí. - Su mirada se dirigió una vez más a mí, mientras volteaba su cabeza sobre su hombro.


Lo único que recuerdo después son un par de manos en mi cuello y cómo todo se volvía negro, pero no caía al suelo, porque un par de brazos me sostenían fuertemente.







Luke; lrh |Adaptacion| Where stories live. Discover now