- Albi... pero yo... yo quiero corresponderte –recordaba haberle dicho en un susurro a su lado-.

- Shhh... -le había aplacado-. Ya habrá tiempo mañana... no nos vamos a ninguna parte, y yo quiero disfrutar de tus abrazos un ratito más. ¡Anda ven aquí! Vamos a dormir.

Y era tanto el anhelo por seguir sintiendo aquella piel que sin darse cuenta se quedó dormida entre sus brazos.

Y ahora Alba estaba allí, hablando con Laura como si el mismo sol fuera su fuente de energía, alegre y despreocupada... con una carcajada limpia que daba cuerda a su corazón cada vez más acelerado por saber de su presencia.

Nat: ¡Madre mía! Me sudan las manos solo de verla...

Conciencia: ya lo noto ya...

Nat: ¿aún andas por aquí? –le preguntó con sorpresa a su conciencia mientras se secaba las manos en el vaquero-.

Conciencia: ¡siempre contigo jefa!

Nat: hacía mucho que no me llamabas jefa.. –se sonrió-.

Conciencia: y tú hacía mucho que no estabas en cualidades de serlo –le espetó-.

Nat: Bueno aún no sé como estoy... pero voy a intentarlo, lo difícil pasó sin darme apenas cuenta... con un poco de suerte, no habré perdido del todo mi toque -dijo-.

Conciencia: Dicen que es como montar en bici, que no se olvida así que... a por ella fiera.

Nat: deséame suerte...

Y asegurándose de que la cintura del pantalón estaba donde debía de estar, que las manos ya estaban firmes y secas, se remangó un poco más las mangas mostrando los antebrazos, y puso rumbo hacia el jardín.

- ¡Tú estás como una cabra!... jajaja... -le decía Alba a Laura muerta de risa-.

- Jajaja.. que no, en serio... que es que los escuchas en japonés y son totales, yo no entiendo como no has visto ninguna de estas series de dibujitos, en serio, son súper entretenidas ... jajaja... -le aseguraba sentada en la tumbona mientras Alba se aguantaba la tripa muerta de risa y Laura pronunciaba algunas palabras en japonés y ponía las caras de los personajes-.

- Jajajjajja... joderrr quieres parar.. me va a estallar la cabeza del resacón y la tripa de tanto reír... ajajjaja... -le decía sin percatarse de que Natalia acababa de pasar al jardín-.

- Buenos días Natalia. ¿Descansaste bien? –la saludó Bea dejando de leer el periódico-.

- Buenos días. Sí, estupendamente. –le contestó esta metiéndose las manos en los bolsillos traseros del vaquero, pues estar cerca de Alba la ponía ansiosa y no sabía qué hacer con las manos para que no se le notara-.

- Tomaaaaaaa... no te jode. Como para no dormir a pata suelta después de la Traviata de anoche... -soltó Laura girándose a mirarla y guiñándole un ojo-. Nena... lo de pequeñita pero matona se te quedó corto después de oír cómo te afina tu mujer, borracha y todo.

Natalia sintió que el color de la sudadera de Alba se reflejó de golpe en sus mejillas, por un momento no supo ni que decir ni cómo reaccionar... aquella mujer era un demonio.

- ¿Pequeñita pero matona? –preguntó la rubia mirándola con una excepcional sonrisa y luego dirigiéndose interrogante a Laura-.

- Jajajja... bueno, es una conversación breve que tuvimos antes de la cena ella y yo sobre ti... -le explicó risueña-.

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