Cap. 8: Taste

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La amargada ______ y yo ya no hablábamos. Ni siquiera por mensaje, preferí en darle el tiempo de que pensara con quién se metía, pero no había nada de intimidante más que mi altura a comparación con la de ella.

—Escuché un rumor. —Jaemin hizo girar a Renjun mientras seguíamos la fila para patear la pelota.

—¿Cuál? —pregunté avanzando un paso para mirar a Jaemin curioso.

—La amargada ______ se cambiará de clase. A la nuestra para ser más específico. —Renjun pateó la pelota y mantuvimos silencio mientras veíamos a Renjun fallar el tiro. El turno de Jaemin hizo que perdiera el zapato y luego correr para ir a buscarlo.

Observé a la amargada ______ en el arco en posición para atrapar. Mi expresión neutra me hizo rodar mis ojos. ¿Por qué me ignoras? Quise decirle, pero estaba algo enfadado por los malos tratos que recibí de ella. Imaginé que ese balón era su cara y lo peteé con todas mis fuerzas y cuando llegó en sus manos, ella comenzó a quejarse y gemir de dolor.

—¡Seok! —gritó el profesor Go corriendo hasta ella. La amargada ______ tocaba ligeramente su muñeca mientras se quejaba por el dolor. Joder, metí la pata.

—Le diste muy fuerte, Jeno. —regañó Jaemin. Me quedé en mi lugar viendo como todos se acercaban a ella curiosos por saber si estaba bien.

—¡Lee Jae No! ¡Lleva a Seok ______ a enfermería! —gritó el profesor. Me acerqué fastidiado a ______ e intenté levantarla del suelo, pero ella se quitó de mi agarre para luego caminar a paso presurado por el pasillo. Por órdenes del profesor, debía seguirla.

—¿Estás bien? —pregunté viendo sus pies avanzar más rápido.

—Solo me torcí la muñeca y ahora no podré jugar mi deporte favorito por culpa de alguien. Pero todo está bien, solo fue la muñeca izquierda y vendré a la escuela como todos los días. —habló sarcástica.

—Entonces no debes de quejarte. —le dije y ella soltó una risa llena de ironía.

—Ya vete, puedo ir sola. No necesito que un perro me siga. —dijo enfadada comenzando a caminar. Ella intentó abrir la puerta de enfermería y se quejó una vez su manos no pudieron girar la perilla.

—El perro te ayudará. —le dije intentando entrar en un buen ambiente, pero ella solo entró una vez que le abrí la puerta sin soltar un gracias al menos.

—Primera vez que vienes y no has traído a alguien que golpeaste. —la enfermera se rió y luego comenzó a revisar la mano de ______. —Creo que debemos ir al hospital.

—Iré con ella. —dije de repente. Ella me observó incrédula y luego gruñó.

—Está bien, querido. Es bueno que te preocupes. —dijo la enfermera.

Una vez estuvimos en el hospital, ______ no dejaba de quejarse por mi culpa. Si, es verdad, le pegué muy fuerte al balón. No debí hacerlo ya que una chica estaba tomando el lugar en el arco.

—Lo siento. —murmuré viendo la venda en su muñeca.

—No hace falta que lo digas. —habló evitando mi mirada. Suspiré viendo que nada resultaría, jamás seriamos amigos y jamás tendría desayuno, almuerzo y colación gratis hasta la universidad.

—Yo hice esto... Es mi culpa, así que me disculpo. —dije haciendo una mueca. Inconcientemente tomé su mano haciendo que ella saltase en su lugar. Acaricié la mano afectada y luego la besé. —Un hombre no debería dañar a una mujer de tal manera como yo lo hice, es imperdonable para cualquiera y prometo no volver a hacer algo así. Debo respetarte aunque tú no lo hagas conmigo.

Ella abrió un poco la boca para decir algo y luego quitó la mano de las mías. —No hagas eso otra vez, ¿Escuchaste?

—¿Por qué? —pregunté incrédulo y luego percibí el color carmesí invadir en sus mejillas. Por segunda vez veo esas mejillas sonrojadas y me pareció tierno venir de su parte y de su tez blanquecina.

—Solo no lo hagas. —dijo enfadada y yo sonreí ver lo cómico que era su tez sonrojada y su ceño ligeramente fruncido. —¿De que te ríes? ¿Acaso viste a un payaso?

—No... Es solo que eres muy linda. —murmuré. Acto después recibí una bofetada en mi mejilla.

—¡No intentes seducirme con tus mentiras! —exclamó amenazandome con su dedo índice.

—Lo siento. —dije sobando la zona afectada mientras reía nerviosamente. Nota mental: ser cursi para esperar expresiones.

Se había alterado, _______ jamás se alteraba o gritaba o incluso se sonrojaba por simples palabras. Fue curioso y me gustó ver qué tenía cierto efecto en ella. Me sentí como su debilidad, sino fuese que luego me golpeó en la mejilla.

—¿Por qué traes esa cara, Oppa? —preguntó Min una vez que me vio llegar de la escuela.

—Nada... Solo fue un día agradable. —dije sin quitar mi sonrisa de mis labios. Los momentos con ______ me parecían emocionantes aunque ella me tratase mal.

—¿Tuviste una aprobación por el profesor? —preguntó confundida ladrando su cabeza a un lado.

—No. Creo que me agrada una chica. —dije y luego observé a mi alrededor. Mamá aún no llegaba. —¿Donde está mamá?

—Tuvo un problema en el trabajo, así que se fue. La tía Eun vino a dejarme. —ella sonrió y luego comenzó a sacar algo del horno. El olor a galletas invadió mi nariz y el estómago me rugió como a un león.

—¿Las hiciste sola? —pregunté asombrado. La tía Eun no estaba en casa, así que deducí que sí las hizo sola.

Min asintió orgullosa. —Me gustaría preparar unas galletas a Unnie Seulgi.

—Algun día podrás, Min. —tomé una de sus galletas, pero ella rápidamente me golpeó.

—¡Aún están calientes! —exclamó alejando las galletas de mi alcancé.

—Que mala madres serás, si sigues siendo así de egoísta. —le dije y ella me sacó la lengua buscando una forma de ofenderme.

—Si cuido de ti, todo está en orden en mi vida. ¿Te puedes imaginar lo escandaloso que eres? —esta vez sí me ofendió.

—¡Más respeto con tu hermano mayor! —exclamé, pero ella me ignoró.

Little Little |Lee Jeno (NCT) & Tú| Where stories live. Discover now