Capítulo 26

4.6K 372 21
                                    

Hola a todos mis adoradísimos lectoreeees!! Lamento muchísimo la demora :( he estado muy muy muy ocupada ahora último. Les tengo 2 buenas noticias!

1. He estado super inspirada, así que hay varios capítulos más de los pensados originalmente. (uds dijeron que siguiera así que ahora paguen las consecuencias!! jajajajajajaja mentiraa <3 )

2. Tengo algo de tiempo! Estoy a la mitad de pasar en limpio el capítulo 27 así que con suerte lo subo también hoy! Espero que eso les alegre

Muchísimas gracias a todos por todo el apoyo y seguir con esta novela.


Cuando desperté, ni me sorprendí de no estar en mi cuarto. Me había quedado dormido tantas veces en su cama que ya me era casi lo mismo, la reconocía hasta con los ojos cerrados y si sus papás se enteraban probablemente me matarían. Al pensar eso abrí los ojos de golpe. Uno de ellos era muy capaz de matarme. Literalmente.

A mi alrededor el cuarto ya no estaba a oscuras, la luz que entraba a través de la cortina era suficiente para iluminar la habitación. Miranda soltó un pequeño quejido y se acomodó en mis brazos. Tuve que contener una risa para no despertarla. Aprovechando que seguía dormida la recorrí con la mirada esforzándome por memorizar cada milímetro de su rostro y de su cuerpo. La sábana se había resbalado dejando su torso al aire. Seguía únicamente en sostén al igual que yo seguía sin polo. Me quedé lo más quieto que podía para no molestarla ni despertarla y así quedarme más rato contemplándola. Miranda arrugó la nariz soltando un mini bostezo y se acurrucó contra mí. Poco a poco abrió los ojos y una sonrisa apareció lentamente en su rostro.

-Buenos días, Julieta –susurré.

-Buenos días, Romeo –murmuró con cara aún somnolienta.

-¿Qué tal dormiste? –dije aguantando la risa una vez más al ver cómo se estiraba.

-Muy bien –se echó sobre su costado mirándome.

Me giré poniéndome boca arriba. Por el rabillo del ojo pude ver cómo Miranda sonreía. Ella apoyó su cabeza en una de sus manos y deslizó la otra a mi estómago consiguiendo que todos mis músculos se tensaran bajo su tacto. Miri soltó una carcajada y me miró entre incrédula, divertida y burlona.

-¿Cómo es que tienes esto? –preguntó con una risita mientras recorría suavemente con sus dedos la V que se formaba por la parte baja de mi estómago.

Cada vez que sus caricias se aproximaban a la zona que más se acercaba al pantalón sentía un escalofrío. Cuando lo notó, sonrió ligeramente.

-No tengo idea –reí en respuesta encogiéndome de hombros.

-Y cuadraditos –comentó burlona -¿Siempre has parecido modelo de ropa interior masculina?

-¿Y tú cómo sabes cómo se ve un modelo de ropa interior masculina? –pregunté divertido.

Miranda se sonrojó un poco antes de reír.

-No sabía que ibas al gimnasio –murmuró coquetamente mientras se acomodaba encima de mí.

-No sabía que mirabas a los modelos –le contesté tomándola de la cintura acariciando su piel desnuda.

-Oh cállate –susurró con una sonrisita y me besó suavemente.

Le devolví el beso y abrazándola, giramos de manera que yo quedé encima suyo. El beso se fue intensificando lentamente, como si nos estuviéramos saboreando y disfrutando mutuamente.

-Miri... -me obligué de mala gana a hablar entre besos –si no paramos, esto va a terminar como anoche y te voy diciendo que ya estamos sin polo.

La Ventana de CementoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora