-Basta mamá -comencé a desesperarme.
-Ya pues, una más -rogó ella.
Puse los ojos en blanco y solté un resoplido.
- A ver, pégate a tu papá.
-Cariño, el pobre chico ya está desesperado.
-Una última -suplicó mi mamá.
-Gracias por el intento, pa -susurré al pararme a su lado.
Él se limitó a asentir.
-Ahora si me voy -cogí mi maleta.
-¿Una última antes de salir?
-¡Mamá!
-Ya pues... No todos los días vas a cumplir 17... -intentó convencerme sonando adorable.
-Ya perdí la oportunidad de ir a pie -protesté algo molesto -tendré que ir en bus.
"Si es que no lo pierdo también por tu culpa" me quejé en mi mente.
-Hazlo -dijo mi papá.
-¡Hey! -exclamé -creí que me apoyabas.
-Párate junto a la puerta –me dijo mamá entusiasmada con una enorme sonrisa de satisfacción.
Cuando salí de mi casa seguía algo fastidiado y me preocupaba que Miranda ya se hubiera ido. Salí tan concentrado en que estaba tarde que con las justas notaba el camino a la rejita. La cerré rápidamente y antes que la notara, Miranda me saltó encima.
-Esperaste -susurré aliviado.
-Claro que sí.
Me dio un beso que me ayudó mucho a relajarme y dejar de querer estrangular a alguien.
-Mis papás están locos -mascullé.
-No te atrevas a decir eso -su voz sonó cortante -perdón -susurró al instante -es que me caen muy bien.
-Olvídalo, no hay problema.
Sonrió.
-¡Feliz día! -volvió a exclamar.
Me dio una carta. Curioso comencé a abrirla.
-Eh, eh -me detuvo.
-¡Oye! –protesté.
-La lees después.
-Pero...
-Después –insistió.
-Está bien...
-Ahora vamos o perderemos el bus.
-Quedan diez minutos –dije abrazándola.
-Sí, pero a la velocidad que tú caminas con suerte nos alcanza.
Reí y empezamos a caminar.
---
-¿Por qué hace tanto frío en tu cuarto? – me quejé.
-Sh... todos están durmiendo.
-Lo sé, en mi casa también –eché una ojeada a la ventana por la que acababa de entrar
-Se nos malogró la calefacción –aclaró –si queremos que dure más, debemos mantenerla baja. En teoría van a venir a lo largo de la semana a arreglarla.
-¿Tu cuarto es sellado?
-Más o menos... -me miró dudosa -¿Por?
-Cierra la puerta de tu baño y de tu armario –dije regresando a mi cuarto.
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La Ventana de Cemento
RomanceCuando Chris se mudó definitivamente no esperaba lo que encontró en su cuarto y mucho menos imaginó todo lo que pasaría después. Conocer a su vecina significó realmente un cambio en su vida. Claro que luego empezó a notar que en la casa de su vecina...