Capítulo 11

6.6K 519 12
                                    

-Basta mamá -comencé a desesperarme.

-Ya pues, una más -rogó ella.

Puse los ojos en blanco y solté un resoplido.

- A ver, pégate a tu papá.

-Cariño, el pobre chico ya está desesperado.

-Una última -suplicó mi mamá.

-Gracias por el intento, pa -susurré al pararme a su lado.

Él se limitó a asentir.

-Ahora si me voy -cogí mi maleta.

-¿Una última antes de salir?

-¡Mamá!

-Ya pues... No todos los días vas a cumplir 17... -intentó convencerme sonando adorable.

-Ya perdí la oportunidad de ir a pie -protesté algo molesto -tendré que ir en bus.

"Si es que no lo pierdo también por tu culpa" me quejé en mi mente.

-Hazlo -dijo mi papá.

-¡Hey! -exclamé -creí que me apoyabas.

-Párate junto a la puerta –me dijo mamá entusiasmada con una enorme sonrisa de satisfacción.

Cuando salí de mi casa seguía algo fastidiado y me preocupaba que Miranda ya se hubiera ido. Salí tan concentrado en que estaba tarde que con las justas notaba el camino a la rejita. La cerré rápidamente y antes que la notara, Miranda me saltó encima.

-Esperaste -susurré aliviado.

-Claro que sí.

Me dio un beso que me ayudó mucho a relajarme y dejar de querer estrangular a alguien.

-Mis papás están locos -mascullé.

-No te atrevas a decir eso -su voz sonó cortante -perdón -susurró al instante -es que me caen muy bien.

-Olvídalo, no hay problema.

Sonrió.

-¡Feliz día! -volvió a exclamar.

Me dio una carta. Curioso comencé a abrirla.

-Eh, eh -me detuvo.

-¡Oye! –protesté.

-La lees después.

-Pero...

-Después –insistió.

-Está bien...

-Ahora vamos o perderemos el bus.

-Quedan diez minutos –dije abrazándola.

-Sí, pero a la velocidad que tú caminas con suerte nos alcanza.

Reí y empezamos a caminar.

---

-¿Por qué hace tanto frío en tu cuarto? – me quejé.

-Sh... todos están durmiendo.

-Lo sé, en mi casa también –eché una ojeada a la ventana por la que acababa de entrar

-Se nos malogró la calefacción –aclaró –si queremos que dure más, debemos mantenerla baja. En teoría van a venir a lo largo de la semana a arreglarla.

-¿Tu cuarto es sellado?

-Más o menos... -me miró dudosa -¿Por?

-Cierra la puerta de tu baño y de tu armario –dije regresando a mi cuarto.

La Ventana de CementoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora