Dijo Natalia girándose de pronto hacia Alba, la cual permanecía en el umbral de la puerta contemplándola. Sus ojos se encontraron y dejó de reír para pasar a esbozar una sonrisa interrogante.

- ¿Ocurre algo? –preguntó finalmente-.

Alba se acercó hasta ellas, y con un gesto le apartó el pelo de la cara con suavidad, mientras Maria se abrazaba a su amiga apoyando la cabeza en su vientre.

- Que tiene razón... ¡Eres guapísima! –le dijo con una sonrisa y Natalia se puso roja de pronto-.
- ¡Tiiiaaa weeennaaa! –volvió a ladrar-.

Y las dos mujeres empezaron a reír por la voz casi gangosa que le salía.

- Bueno, os voy a dejar para que podáis cambiaros, creo que Maria necesita dormir –dijo ella-.

Alba la vio recoger su pijama, unas sábanas y una manta, sin dejar que en su rostro desapareciera una sonrisa afable. La visión que tuvo de su generosidad, se coló por algún sendero de su corazoncito sin que apenas se diera cuenta.

- ¡Me has arruinado la noche, so capulla! –le espetó bajito a Maria cuando cerró la puerta de la habitación para darles intimidad-.
- Ehh? –dijo Esta levantando la vista, mientras empezaba a desvestirla-.
- ¡Eh! ¿Eh?... ¡Una mierda! ... Yo no me puedo morrear con ese bombón, y tú no veas la pedazo de exploración que le has hecho a Vicky con la lengua. ¡Ya te vale, ya te vale! –le dijo sacándole los vaqueros y dejándola en bragas y sujetador-.

- ¡Yo te besooo! –le dijo poniéndole morritos, pues no se enteraba muy bien de lo que le hablaba-.
- ¡Anda quitaaaaaa!... jajajaja... ¡Te vas a comparar con Nat! ¡Anda hombree! –la tiró de un empujón a la cama cuando vio que se le echaba encima-.
- jajaja... ¡Esta wenaaaaaaa! –le dijo ella-.
- Y además es buena gente... e inteligente... y dulce... y tiene un morbazo que te cagas –añadió mordiéndose el labio inferior mientras añadía la última frase-.
- ¡Pisss! –dijo María de pronto con cara compunjida-.
- ¿Piss?? –no la entendió ensimismada en el pensamiento de Natalia-.
- ¡Piiissss... pisssss! –gritaba-
- ¡Ayyy... la hostiaaa! ¡Vamos! –cayó en la cuenta de lo que le pedía, y la acompañó al baño-.

Natalia vio corretear a Maria en ropa interior hacia el baño, de cerca le seguía Alba aún vestida. Se sonrió por la escena, pero no acudió a molestarlas, en su lugar terminó de cambiarse y arreglar el sofá cama. Al cabo de unos diez minutos, se preocupó de que no salieran, así que llamó a la puerta.

- ¿Albi, todo bien? –le preguntó-.
- Sí, sí... es que lo ha echado todo, la estoy duchando a ver si se le pasa –le dijo-.
- Si necesitas cualquier cosa, estoy aquí esperando –se ofreció-.
- ¿No hay otro albornoz? –le preguntó Alba, el agua ya no corría-.
- No, pero coge el mío, está limpio -le dijo-.

Tras unos minutos la puerta se abrió, ella seguía esperando tras ella. La visión de Alba con el pelo húmedo y en albornoz, le recordó la ducha entre ellas y lo que pasó después. sintió que la piel se le erizaba.

- Le he puesto el mío, y yo me he puesto el tuyo, ya lo lavamos mañana –le dijo la rubia, la cual se quedó un poco descolocada por la intensidad en que los ojos de la morena la miraban-.
- Tranquila, no pasa nada –volvió en sí, y miró a Maria- ¿Estás mejor?
- ¡Me da todo vueltas! –le dijo haciendo un esfuerzo por mirarla. Estaba más despejada, pero aún no asimilaba mucho lo que pasaba-.
- Me la llevo para meterla en la cama, que está aun que se cae –le dijo Alba-.
- Vale, buenas noches entonces –le dijo tímidamente, pues no quería despedirse de ella tan pronto-.
- Buenas noches, gatita –le dijo ella y le dio un beso en la mejilla-.

Luego enfiló hacia el dormitorio con Maria colgando. Ella se quedó parada unos segundos con el beso marcando su mejilla y la visión de aquella mujer en las retinas. Apagó las luces del comedor y del pasillo, y tras ir al cuarto de baño se dejó caer en el sofá cama.

"¿Qué hubiera pasado si no llega a aparecer Maria? ¿Qué...?" se preguntaba tratando de encontrar la postura para dormir.

Conciencia: ¡Qué te hubieras lanzado como una bruta!
Nat: ¿Qué haces tú despierta?
Conciencia: ¡Tú sabrás, eres tú la que me llamas!
Nat: ¿Dónde estabas cuando te necesitaba? ¿sabes lo que me ha costado frenarme?
Conciencia: cuando te enciendes así, sabes que me dejas encarcelada... no es culpa mía.
Nat: ¿Dios, qué va a pasar?
Conciencia: ¿Qué quieres que pase?
Nat: ¡No lo sé!
Conciencia: ¡Sí lo sabes! ¿te gusta?
Nat: Sí
Conciencia: ¿Confías en ella?
Nat: Sí
Conciencia: ¿Te gustaría intentarlo?
Nat: ¡Me encantaría!... -dijo y cerró los ojos mientras se le escapaba un suspiro-... pero, ¿y sí la asusto, o cree que soy un bicho raro, o... o me utilizan otra vez? No quiero ser de nuevo una marioneta y sabes que no puedo controlarlo.
Conciencia: Bueno, pues si ocurre, la despides y listo

Ella se inquietó de pronto con aquel último pensamiento.

Conciencia: ¿Por qué te alteras?
Nat: ¡No me altero! –mentía-.
Conciencia: ¡No mientas! ¡Se te aceleró el pulso!...
Nat: .... –guardó silencio-.
Conciencia: ¿Laaa quiereeeeeeessssssss???!!! –pegó un aullido su conciencia-.
Nat: ¡Nooo digas tonteríassssss!!! –se defendió de ella misma-.
Conciencia: ¡La estás empezando a querer! ¡Por eso te da tanto miedo arrollarla y lo que piense de ti! –no daba crédito su conciencia-.
Nat: agggg... ¡Vete a la mierdaaaaaaaaaaaaaaa!

Y gritando aquello en su cabeza, se tapó la cara con la almohada para dejar de pensar. El corazón por su parte no dejó de golpearle en el pecho recordándole que algo en su interior se removía sin remedio.

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora