- auuuu... auu... como picaaaa.... –se quejaba frotándose la espalda y el trasero-.

- Joder... cualquier día te me matas y todo por... - iba a decir "por su culpa", pero se paró en seco, no quería que creyera que había querido sobrepasarse con ella-... por un sueño.

- Lo siento, Albi... yo no, yo no quise hacerlo... perdona, perdóname –se disculpó Natalia poniéndose roja como un tomate, por lo visto creía que había sido ella la que había dado pie a todo aquello-. Jamás te besaría en... - miró instintivamente aquella dulce boca de la que aún paladeaba su saliva, luego apartó la vista-... lo siento, sé que tú no quieres.

"Oh Diosss... no te disculpes, que me haces sentir más culpable, coño" pensaba Alba sintiéndose una mierda de pronto. Se bajó de la cama y se puso de rodillas junto a ella.

- No pasa nada, no es culpa tuya, ¿te duele mucho? –le preguntó pero cuando trató de tocarla, ella reculó como acto reflejo-.

Los ojos de la rubia esbozaron una punzada de dolor por el rechazo, y se arrepintió al instante.

- Perdona Albi, no... no reculo por ti, perdona, no me di cuenta –le dijo y le cogió la mano-.

La sonrisa de la morena la reconfortó.

- Déjame que te ayude a levantarte –le dijo cogiéndola del brazo y de la cintura-.

Ella no rechistó y se dejó sentar en la cama, el culo aún le dolía por el golpe.

- Me he destrozado el culo, te lo juro -se quejó tirándose hacia atrás en la cama-.

- ¿Te lo curo? –le dijo ella tratando de encontrar una salida a ese nerviosismo que se había instaurado en su vientre-.

- jajjaja... no, por favor, ya he tenido bastante tortura ... ¡piedad por Dios, piedad! –dijo en plan de sorna, pues se sentía inmensamente culpable por el beso-. ¿Te has enfadado mucho conmigo?

Natalia no podía soportar aquella idea, y se incorporó para mirarla, la rubia seguía de pie observándola.

- No, claro que no... no ha sido culpa tuya, no le des más importancia, ¿vale? –la tranquilizó, pero la morena vio que esquivaba sus ojos-.

- Sí.. –dijo e instintivamente quiso salir de allí-. Creo que voy a ducharme.

- Vale, yo iré luego –le contestó ella-.

Natalia se levantó de la cama y salió hacia el baño. Alba se desplomó en la cama en cuanto se vio a solas. Instintivamente recorrió con los dedos su boca... "Dios mío... Dios mío... ¿qué voy a hacer ahora? Casi no puedo ni mirarla a la cara porque no puedo dejar de desear estar en esa boca... Dios mío, Dios mío... ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Qué voy a hacer?" su cabeza trabajaba deprisa, todo lo deprisa que podía, pero la humedad de su cuerpo le recordaba lo que minutos antes había sentido realmente.

Tras la ducha ambas se cambiaron y decidieron que era mejor salir de casa. Como fueron en la moto de la navarra para esquivar el tráfico, encomendaron las compras y pidieron que se las llevaran a casa sobre las seis de la tarde, luego aprovecharon el buen tiempo para ir a comer juntas. Eligieron esta vez un restaurante chino que había cerca de casa, podían haberse llevado la comida al domicilio, pero ambas se sentían más seguras en el restaurante, así que ninguna lo propuso.

- ¿Qué día era lo de LA? –le preguntó Alba mientras se llevaba una bolita de arroz agridulce a la boca-.

- Este viernes no, el que viene, es una comida. Creo que va a ver una demostración de caballos o algo así, y luego una recepción, por lo visto han sacado una gama de hípica hacia Noruega o no sé –le dijo mientras comía-.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now