- Sí, eso parece -le dijo, pero al notar que se acercaba más a ella se paró-.

- Voy a acariciarte la espalda, sigue hablando –le dijo ella-

Natalia pensó que estaba loca, ¿cómo iba a seguir hablando? Pero su mirada la alentó a seguir y lo hizo.

- Por lo visto, es algo que no habían hecho antes -sus ojos de se entrecerraban, Alba acababa de posar su mano en la parte baja de su espalda y empezaba a ascender distraídamente por ella-... lo... lo de... lo de exportar vinos, me refiero.

La electricidad empezaba a aparecer en su cuerpo.

- Bueno, ¿y eso no te preocupa? El que no hayan exportado vinos antes –le preguntó la rubia que trataba de distraerla de las caricias que le estaba regalando-.

- No, no... ellas son, son muy buenas en lo que hacen –le dijo tratando de encontrar el equilibrio, las caricias de Alba parecían repetitivas en su recorrido y aquello le ayudó-.

- ¿Ellas? –preguntó y se acercó tanto a la morena que sus pechos se rozaron-.

Natalia sin poder evitarlo tiritó y soltó un pequeño gemido.

- Albi... -ahogó su nombre en la garganta-.

- Lo siento, lo siento... no pasa nada, sigue, sigue hablando. Todo está bien –le tranquilizó ella sin separar sus cuerpos. Aquel gemido acababa de encender una fogata en ella que también tendría que luchar por contener-. ¿Quiénes son "ellas"?

Natalia respiró hondo, agradeciendo que al menos la mano en su espalda le diera una tregua deteniendo su caricia. "Diosss... Diosss.... Respira, sólo es como cuando la abrazas... no pasa nada", se dijo a sí misma e intentó hablar de nuevo.

- Bea y Laura, las propietarias de la LA internacional –dijo y sintió como Alba le apartaba el cabello de la cara acariciándola-.

- Las conozco, no nos han presentado personalmente pero las conozco, parecen muy agradables –dijo embobada con aquella cara tan linda que tenía en su mano, por más que quisiera ser profesional, le costaba muchísimo con ella-.

Pasó distraídamente un pulgar por aquellos labios que se entreabrieron a su paso, y por un segundo notó como una fuerza la empujaba para besarlos. "Diooossss.... Nooooo..." se asustó, no podía permitírselo. Apartó su mirada y sus dedos de aquella zona tan peligrosa y se dedicó a acariciar el pelo de la morena, mientras ésta cerraba los ojos.

- ¿Todo bien? –le preguntó Alba, aún notando que su voz empezaba a oscurecerse.

El calor del cuerpo de aquella chica era más que apetecible y ni la sesión de abdominales, ni la ducha fría que se había dado antes de que ella llegara, eran suficientes para aplacarlo.

- ¿Todavía no me he desmayado, no? –le dijo a modo de respuesta-.

Alba esbozó una adorable sonrisa que a la navarra más que tranquilizarla la inquietó, era demasiado dulce como para no doler.

- No nena, aún no te has desmayado –le contestó Alba- Anda, cuéntame como ha ido la cena.

Ella volvió a sentir como Alba se pegaba más y como su mano volvía a recorrer su espalda. Durante unos segundos sólo trató de apartar la fuente de deseo que aquella mujer despertaba.

- Cené con Bea, Laura está de viaje, aun no la conozco -dijo-

- Me han dicho que Laura es de cuidado –le dijo Alba, y sin avisar, introdujo su mano por debajo de su camiseta-.

El calor de la mano de la rubia abrasó la piel de Natalia que enmudeció de pronto.

- Sigue hablando –le susurró Alba con la voz un poco tomada, pues para ella también estaba siendo una tortura tener tan cerca a aquella mujer y no lanzarse a devorarla por entero-.

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