24. Prometo

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Hace unos años

AGONEY

Gritos. Muchos gritos que se cuelan a través de la rendija de la puerta del camerino y penetran en mi cabeza impidiéndome respirar.

Y entonces... silencio.

Alguien ha debido cerrar la puerta.

—Agoney, te están esperando —oigo la voz de mi agente muy cerca de mí.

Abro los ojos sobresaltado.

—No estoy preparado, Manu —digo volviendo a esconder la cabeza entre mis brazos.

—Ya lo hemos hablado, sí estás preparado —levanto la cabeza para echarle una mirada escéptica, pero él vuelve a asentir—. Sí, Ago, puedes hacerlo de sobra. Solo tienes que salir ahí, cantar las doce canciones que ya te sabes a la perfección y podrás volver a meterte aquí el resto del fin de semana si quieres.

—Que no, que no puedo hacerlo —digo intentando tranquilizar a mi cuerpo que ahora ha empezado a temblar—. No es solo cantar las canciones —levanto una mano y voy estirando cada dedo a medida que voy enumerando las cosas que tengo que hacer— también es tener cuidado de mi postura, no bailar demasiado porque queda raro, pero tampoco quedarme quieto porque parecería débil, de asegurarme de andar con la dichosa actitud de chulo que todavía no me sale y mil cosas más. Y ni siquiera entiendo por qué tengo que hacer estas cosas. Y joder, aún no estoy preparado. Mira lo que dijeron de mí en esa revista el otro día. No se lo están creyendo, Manu. No les gusto. No estoy hecho para esto, tenían razón y...

—Agoney, para. Por ahí no vas a ningún lado. Mira, vamos a hacer una cosa, ¿vale? Sal ahí e intenta hacer todas las cosas de las que hemos hablado, pero tranquilo, tú haz lo que puedas. Y cuando acabes vemos cómo ha ido la cosa, cómo te has sentido, y ya pensaremos cómo lo hacemos para arreglarlo, ¿vale? Pero confía en mí, si haces esas cosas bien, ya tienes mucho ganado. Y no te preocupes, no es por nada en concreto, no hay ningún problema en tu forma de ser, ya te lo he dicho mil veces, simplemente son trucos que llevan a cabo todos los cantantes porque se sabe que gusta más al público, ¿de acuerdo? Son simples tácticas de marketing.

Joder, tiene razón, si todo el mundo lo hace, por qué yo no voy a ser capaz. Levanto la cabeza y miro a mi agente.

—De acuerdo, lo voy a intentar, pero no prometo nada, ¿eh?

Lo que en ese momento no fui capaz de imaginarme es lo bien que me iba a salir ese concierto. Demasiado bien, demasiado fácil fingir ser alguien que no soy yo. Y, hasta unos años más tarde, no me planteo que ojalá aquel día hubiese sido un desastre. Porque fue el inicio de mi fin.

*

Actualidad

RAOUL

Silencio.

Durante este segundo viaje a Adeje, el coche se ha mantenido en un completo silencio tan sólo interrumpido por una rápida parada en una gasolinera, y por alguna que otra frase alentadora que le he ido diciendo a Agoney para intentar calmarle.

Después de media hora, sigo las últimas indicaciones del GPS y me encuentro frente a un bloque de pisos como el que me ha definido Agoney. Me giro hacia él para asegurarme de que esta es su casa pero solo me hace falta un breve vistazo a su cara para confirmarlo.

—Ya hemos llegado —digo más bien por ver si reacciona, que por informarle.

—Estoy temblando, Raoul —oigo que dice con un hilo de voz.

Me fijo en las manos que tiene sobre su regazo y me doy cuenta de que es verdad.

—Vamos a dar una vuelta —digo consiguiendo que despegue la vista de la fachada y la fije en mí.

Sing with me | RagoneyTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang