11. Sus ojos

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AGONEY

Me despierto de golpe con la sensación de haberme quedado dormido. Abro los ojos y miro la luz que se cuela por la ventana, deben ser más de las once. Se me empieza a acelerar el pulso, ¿cómo es que no ha venido Manu a despertarme?
Alargo mi mano hacia la mesita que hay al lado de la cama y cojo el móvil para llamar a mi agente, pero veo un mensaje suyo: "Ago, recuerda que hoy la entrevista es a las 16:00 así que salimos del hotel a las 15:30. Estate listo".

Mierda, la entrevista, no me acordaba. Otra vez van a ser las mismas preguntas, las mismas respuestas y las mismas mentiras.

Suelto un suspiro frustrado. Me desnudo, dejo el pijama tirado sobre la cama y me dirijo a la ducha de mi habitación, pero cuando abro el grifo... nada. No cae agua. Cierro el grifo. Lo vuelvo a abrir. Nada. Miro hacia arriba en busca del problema, pero no entiendo de duchas, así que me quedo igual. Repito la acción varias veces hasta que lo doy por perdido.

¿Qué hago?, pienso volviendo a la cama. Podría ir al baño comunitario que usa el resto del equipo, pero no me quiero encontrar con nadie. Claro que tampoco tengo otra opción.

En cuanto entro al baño, noto el vaho de una ducha encendida. Vale, me piro. Pero ya estoy a punto de salir cuando una voz me frena. Su voz. Al parecer es Raoul el que está en la ducha, y además está cantando en voz baja.

Me siento un poco creepy, pero sin hacer ruido me acerco un poco más para intentar oírle mejor. Y madre mía, canta precioso. Osea, ya lo sabía porque le he escuchado cantar en el escenario por la noche, pero es que en la ducha, relajado, sin presión, es otra historia.

De repente, el baño se queda en silencio. Ya no se oye su voz... ni el agua caer. Abro mucho los ojos y me dirijo lo más rápido que puedo a la puerta del baño, pero cuando tengo la mano sobre el pomo, oigo la ducha abrirse y me quedo paralizado.

—¿Ago? —me giro, pero me arrepiento al momento. Raoul lleva una toalla atada a la cintura y me mira con una expresión entre sorpresa, cautela y vergüenza. Madre mía cómo está— ¿Ago? —vuelve a preguntar algo más divertido al ver que no respondo.

—Eh sí, perdona. Mi ducha no funcionaba así que he venido aquí. Pero que no pasa nada, puedo volver en un rato, tampoco quiero molestar —me doy la vuelta para salir de este baño, de este momento, y para que no vea mi cara que debe de estar rojísima. Pero entonces oigo su risa bajita y me giro sin entender.

—Respira Ago —dice con una sonrisa—. No pasa nada, yo ya he acabado con la ducha, y de todas formas, hay más libres. Además tienes que prepararte para la entrevista de esta tarde, ¿no?

—Si, la verdad es que tengo un poco de prisa —me alejo de la puerta otra vez y me dirijo a la ducha mirando a todas partes menos a él. Qué vergüenza.

Camino despacio para darle tiempo a que se vaya, pero no parece que vaya a hacerlo, así que me quedo quieto delante de la puerta de la ducha y le miro. Él me mira con una sonrisa y yo le sonrío de vuelta.

—¿No tenías prisa? —dice mientras empieza a peinarse mirando su reflejo en el espejo.

Yo le mato. O me mato. Qué vergüenza por dios.

—Sí, sí —río. Voy a entrar en la ducha, pero el recuerdo de su voz hace un momento me frena—. Oye, quería decirte que tu voz... no está hecha para cantar en voz baja en una ducha. Mereces mucho más.

Deja de peinarse y me mira a través del reflejo.

—Me has escuchado ahora —dice con vergüenza, y yo asiento.

—Cantas tan bonito, Raoul —afirmo con seguridad.

Deja el peine encima del lavabo, se dirige hacia mí y me abraza.

Sing with me | RagoneyWhere stories live. Discover now