- No me cobró, y no creo que le guste. Bueno, quiero decir que sí, que algo le debo gustar, porque sino no me habría aceptado como cliente, ¿no? Pero no creo que fuera por eso por lo que no me cobró, lo hizo porque como la anterior vez se quedó dormida pues se sentía en deuda supongo –empezó a relatar sin ton ni son-. Eso.

- Aaaahhhh... -Marta estaba más a cuadros todavía, se le había quedado la cara de "agilipollada" -. ¡Pues no lo entiendo! ¿Oye esto de las prostitutas es siempre así de complicado? Yo pensaba que pagabas, follabas y ya.

Natalia no puedo contener la risa y estalló a carcajadas. Aunque le costara reconocerlo, la verdad es que ella se sentía igual de fuera de juego que su amiga, pues con Alba las normas convencionales no existían. Una cita con ella era, como tener una aventura a lo grande, nunca sabías cómo terminaría la noche.

-----

-¡Ohhhhhhhhh Diossss, paraaaaaaaaa! ¡Ya voyyyyyyyyy!

Alba se levantó de un salto de la cama, aquella noche no había dormido nada, y solo hacía un par de horas que había conciliado un sueño profundo. Se encaminó a la puerta, sabía que por la forma de llamar, Maria estaba al otro lado de la mirilla.

- ¿Por Dios, por qué siempre me tienes que levantar así? –le dijo cuando se encontró con su radiante sonrisa frente a frente- Pasa.

- Agggg nena, estás tremendamente buena aun hecha polvo –Maria la contempló en aquellos pantalones cortos que dejaban al descubierto sus trabajadas piernas- ¿Qué pasa, no has podido dormir?

- No. Estuve investigando sobre la motorista y me dieron las tantas. Creo que estoy empezando a llevarme el trabajo a casa –le contestó Alba mientras se metía en la cocina a preparar unos cafés-.

- Yo no me traería el trabajo, me la traería sólo a ella. Está como un queso al que no me importaría hincarle el diente, ¿qué no? -le dijo su amiga sentándose en el banco de cocina-.

- ¿Sí? ¡Pues lo tienes crudo! –dijo en voz alta ella sin pensar- No se puede hincar el diente a alguien que tiene problemas para ser tocado.

- ¿Eeh? –Maria por suerte no entendía a Alba cuando se ponía filosófica y pensaba que aquello era otra de sus metáforas-.

- No, nada... cosas mías –le dijo-. ¿Encontraste algo de lo que te pedí?

La Mari la miró con un destello en los ojos, cogió su bolso y sacó una revista, la misma revista de "Nosotras" donde Natalia había concedido una entrevista.

- Sabía que la había visto en alguna parte, se lo comenté a Vicky y aquí está. Ya sabes que ella es adicta a coleccionar todo lo que constituya la "cultura les" -le explicó sonriendo-.

A Alba no le dio tiempo ni a tomar el primer sorbo de su café, se quedó mirando hipnotizada aquella portada que sostenía Maria, donde una Natalia alegre, más joven y con el pelo mas largo permanecía encima de aquella Harley que casi la había atropellado.

---

Natalia había pasado todo el día trabajando, cuando llegó a su casa se duchó y se puso cómoda en el sofá. A pesar de haber pensado en llamar a Alba, no había encontrado el momento para estar lo suficientemente tranquila y hacerlo. 

Miró la hora, eran cerca de las doce... "¿estará despierta?", se preguntó, y sin poder evitarlo decidió probar suerte, cogió su móvil y marcó el número ya memorizado de la tarjeta púrpura, al tercer tono Alba contestó.

- ¡Hola nena! –fue lo primero que le dijo la rubia y ella pensó que se moría tras escuchar aquel tono sensual y adormilado-

- Ahhh.. Hola, perdona que llame tan tarde, ¿sabes quién soy, no? –quiso asegurarse de que Alba no estaba pensando que hablaba con otra persona-.

- Mmm... déjame pensar, pelo negro, ojos oscuros, piernas largas, boca de ensueño... Nat, ¿no es así? –le susurró Alba y ella se electrificó al instante. "¿Es así como me ve de verdad?", pensó-.

Natalia echó una mirada instintiva hacia la bandeja con whisky que tenía en la otra punta del salón, pero decidió que ya que solo iban a hablar, estaría bien. Quizá fuera hora de probar los efectos de la seducción en la distancia.

- ¿Es así como me definirías? –se recostó en el sofá-.

- Podría ser una introducción aproximada, sí... ¿y tú a mí? –la retó la rubia-.

"No me lo puedo creer... ¿quiere que coqueteemos al teléfono?", pensó la morena un poco excitada ante las expectativas.

- Piel suave y caliente, melenita rubia, ojos marrones alegres... dulce, perversa a la vez... sonrisa infundible. Creo que te definiría así como introducción, ¿te identificas? –le dijo con los ojos cerrados, pues se la estaba imaginando-.

- ¿Crees que soy perversa? –le coqueteo Alba al otro lado de la línea-.

- Sí, es posible, pero también he dicho que eres dulce –ella no quería darle más pistas-.

- ¿Dulce cómo una tarrina de chocolate con leche fundido o como un algodón de azúcar rosa y blandito? –le bromeó Alba-.

- MMm... déjame que lo piense... -"sí, como un chocolate fundido que lamería y lamería" pensó, pero estaba claro que no podía decírselo- La verdad es que no estoy muy segura, aunque lo de blanditoooo...

- ¿Oyeeeeee...me estás llamando fofa? –la reprendió la rubia con una sonrisa incontenible-.

- jajajaja... no lo sé, no te he tocado lo suficiente –le contestó Natalia feliz de imaginarse esa sonrisa plena que sin duda Alba lucía-.

- ¡Por qué tú no has querido! –le espetó con sensualidad y un nudo se hizo en la garganta de la chica-."¿Qué, ya no dices nada, gatito?", pensó con malicia Alba viendo que se había hecho un ligero silencio al otro lado de la línea.  Decidió que era hora de salvarla cambiando de tema.- ¿Por cierto, cuándo pensabas contármelo? –le preguntó-.

- ¿Contarte el qué? –se extrañó Natalia-.

- Que eres Natalia Lacunza... de bodegas Lacunza -le dijo ella con tono alegre-.

Natalia ni siquiera se había percatado de que no le había dicho su nombre a Alba.

- ¿No te lo dije?

- No –contestó Alba-. Pero no importa, entiendo que tuvieras tus reservas, alguien de tu posición no se puede permitir que alguien como yo la pueda chantajear.

"¿QUÉEEE? ¡¡yo no ... yo no he pensado jamás en eso!!"... quiso gritar la morena asombrada.

- Alba yo no sería capaz de pensar algo así –le dijo finalmente-.

- Te creo, pero quiero confirmarte que jamás, óyeme jamás, nadie sabrá nada de lo que haya entre nosotras. Sólo seré ante la gente, una nueva conquista para ti, a la que dejarás cuando tú decidas.

La voz de Alba era seria y noble, y ella supo con total seguridad, que cumpliría cada una de sus palabras como si fueran un juramento hecho a sangre.

- ¿Eso quiere decir que estoy dentro de tu círculo de admitidas definitivamente? –quiso bromear, pues le gustaba mucho más la chica alegre que la profesional y seria-.

- Eso depende –se animó Alba por el cambio de tono de la conversación-.

- ¿De qué depende exactamente? –Natalia estuvo a punto de preguntarle si era por el dinero, pero le pareció una vulgaridad hacerlo, así que ni lo mencionó. El tema económico tendrían que hablarlo cara a cara la próxima vez-.

- De si te gusto –le ronroneó Alba y ella se derritió-.

"¿Gustarmeee?... Casi me ahogo con sólo rozarme, si eso no es gustarme que baje Dios y lo vea"...

- Claro que sí, tonta –le dijo finalmente y sonrió complacida del silencio que había dejado en la linea por unos instantes-.

Durante más de una hora, estuvieron hablando por teléfono, al principio coqueteando mutuamente, posteriormente pudieron conversar sobre el trabajo de Natalia y el éxito de la cena en el club a la que asistieron. Estaba claro que aquello era el principio de algo, ahora sólo faltaba poner las barreras de seguridad que determinaran el qué.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now