Capítulo dos

281 33 3
                                    


°•

Grulla de Japón

Capítulo dos

Wang Yao estudió al niño pequeño que casualmente había encontrado. El niño poseía piel de porcelana y su cabello parecía más suave que cualquiera de sus mejores pinceles de caligrafía. A simple vista, sus ojos vidriosos no revelaron emoción alguna, pero Yao podía ver que había una sentimiento de tristeza, ¿o era miedo?, nadando en las profundidades de esas piscinas oscuras. Pero lo que más fascinó a Yao era la fuerte aura que irradiaba este chico. Vestido con trapos gruesos, teñidos de pies a cabeza con el barro de la tormenta eléctrica de la noche anterior; este chico todavía tenía algo sobre él que atraía a Yao como un imán.

Encontrar a este chico, definitivamente no fue una coincidencia.

—¿Dónde están tus padres?

Kiku simplemente bajó la mirada de manera solemne. Esto fue suficiente para que Yao entendiera que Kiku estaba en una situación complicada. Su familia puede haber fallecido, o posiblemente haberlo dejado por alguna razón. De cualquier manera, este chico estaba solo y perdido. Necesitaba a alguien que guiara su camino.

La atracción de Yao por Kiku fue vigorizada. Él no era un niño ordinario. De repente, Yao desarrolló un deseo de mantener a Kiku cerca de él. Mantenerlo a salvo.

Extendió su mano al niño pequeño.

—Ven conmigo-aru. Déjame cuidarte.

-) -) -)

Caminaron a poca distancia del bosque de bambú, abordaron un rickshaw y pasaron por varios puentes. Había muchos guardias situados a cierta distancia a lo largo de su viaje. Kiku notó que cada uno inclinó su cabeza mientras avanzaban. ¿Tal vez este hombre Yao era de alto rango? A juzgar por su traje militar, Kiku asumió que Yao servía para el Ejército Imperial o algo por el estilo. Sin embargo, una cosa se estaba volviendo clara: se dirigían hacia un palacio, se dio cuenta Kiku. Esto explicaba los numerosos guardias, los fosos que cruzaban y las enormes paredes que rodeaban el palacio, que eran tan altas que ni siquiera podía ver la parte superior por mas que estiraba el cuello.

El rickshaw había atravesado una puerta particularmente grande cuando Yao pidió que se les dejara salir.

Yao se apartó primero y luego sorprendió a Kiku al enganchar sus manos debajo de los brazos del niño y al levantarlo al suelo. Al ver que los ojos de Kiku se ensanchaban por el contacto inesperado, Yao soltó una carcajada.

—Echa un vistazo-aru— dijo Yao con una mano en el hombro de Kiku.—Este es el Palacio de la Luz Tranquila.

Olvidando su momento de vergüenza, Kiku levantó la cabeza y casi perdió el aliento ante la vista que tenía delante. Sí, estaba acostumbrado a los palacios imperiales y demás, porque él mismo vivía en uno desde el día en que ingresó en esta vida, pero este tenía una magnificencia completamente diferente a la de su propio palacio. Sintió como si pudiera ahogarse por el puro impacto de todo esto.

—Ahora, por aquí-aru.

Sin tener la oportunidad de recuperarse de su estado deslumbrado, Kiku se sintió liderado por su mano, hacía adelante. Pasaron pabellones opulentos, fuentes relucientes, estatuas de piedra de dragones, jardines florecientes, templos tranquilos...

Finalmente, Yao se detuvo frente a un gran edificio y se acercó a la entrada, aún llevando a Kiku de la mano. Entonces, de repente, se escucharon pasos pesados ​​golpeando los pisos de madera desde el otro lado de la puerta que se abrió de golpe cuando un hombre de mediana edad casi cayó por la entrada en su prisa.

Grulla de Japón •°Traducción°•Where stories live. Discover now