Capítulo 51

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Bruma.

Estoy rodeada de bruma. Estoy completamente desorientada. Me pesa todo el cuerpo, quiero abrir los ojos, moverme, pero no puedo, estoy cansada. Tan cansada. Y tengo sueño. Mucho sueño. Quiero gritar, quiero estar segura en casa. Quiero estar con mi mamá.

¿Por qué alguien querría hacerme daño…?

Tengo tanto sueño.

Ojos dorados, labios rosados.

Tanto sueño.

Estoy en un estado de aturdimiento total, tengo frío. Siento como alguien tiende mi cuerpo en una superficie acolchada y me echa encima algo, una tela pesada, no puedo sentir ninguna textura.

Hay olor a humedad.

Escucho voces masculinas, pero no distingo ni una sola palabra de lo que dicen.

Y me duermo.

Despierto, abro los ojos y lo veo todo borroso. Intento sentarme, pero nada, mi cuerpo está lento. Escucho madera crujir a mi derecha y volteo la cabeza para tratar de ver, no lo consigo, lo único que diviso es una sombra.

-Despertó-dice una voz profunda y gruesa, se acerca. No me hagas nada, por favor. Todo mi cuerpo comienza a temblar, tengo miedo. –Trae el clorazepam-una mano callosa acaricia mi rostro. Nunca en mi vida he tenido tanto miedo. Parpadeo para tratar de ver su cara. –Tranquila, no te dañaremos, mientras mamita hace lo que le pedimos-me susurra, el aliento caliente choca contra mi cuello. Aprieto los ojos fuertemente-.

Unos segundos pasan y siento un pinchazo, seguido del líquido frío recorriendo mis arterias. Vuelvo a sentirme desorientada. La inconsciencia absorbe, por más de que trato mantenerme despierta.

Sueño con un lugar en el cual no existen preocupaciones, y no existe nadie, solo yo. Estoy sola. Estoy tranquila, flotando en nubes sedosas de algodón...

De un momento a otro, despierto. Tardo años en volver de mi letargo, el velo de inconsciencia me abandona casi por completo.

¿Dónde estoy?

Mis músculos están agarrotados de tanto estar en la misma posición. Intento sentarme, y lo logro, pero lentamente. Es un cuarto pequeño, parece una celda, no tiene ventanas, las paredes están hechas con tablones de madera, como así, la única puerta. El suelo no está cubierto con ningún material, sino que es de tierra.

Al parecer es de día, ya que se filtra la luz por los espacios entre tablón y tablón.

Estoy sentada en un catre con un colchón gastado, envuelta en una frazada de tela polar. Me sorprende lo bien que me tratan, estando secuestrada. Me sorprende lo calmada que estoy.

Escucho la cerradura de la puerta y vuelvo a mi posición inicial, fingiendo dormir. Escucho la puerta abrirse, sus pasos pesados acercándose. Lucho contra el impulso de abrir los ojos y observar el rostro de mi captor. Él, se queda mirándome.

-Sé que no estás durmiendo, pequeña. –dice, tiene acento norteamericano-Tu respiración te delata, está agitada y tu vena yugular no para de moverse-se ríe, su risa es ronca y profunda, como su voz-puedes abrir los ojos, si quieres-cuando termina de hablar, inevitablemente, abro los ojos-.

No tiene apariencia de criminal, es muy alto, muy musculoso, piel pálida y tiene ojos azules. Me recuerda a un pitbull. Sus facciones son duras y marcadas, que tal vez se acentúan más debido a su expresión impasible.

-¿Por qué haces esto?-inquiero, sentándome erguida-.

-Dinero, no es nada personal-dice, él, encogiéndose de hombros. Asiento lentamente-.

Art of Seduction · Zayn Malik AUWhere stories live. Discover now