Capítulo 7

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Estaba en lo correcto, Zayn es… profundo, como sus ojos. Sabe muchísimo. Estudió Historia y Filosofía del Arte en la Universidad de Kent, luego fue a Madrid a especializarse. Se quedó conmigo, tomando el dichoso café…

Me pregunto por qué estoy pensando en él. Tengo que centrarme en la boda de Niall, que es en unas horas. Tengo puesto un vestido marrón de encaje y satén. Nada de escote y sencillo “pero con clase” según Nina, quién cuando se lo enseñé lo miró con asco. No importa, soy yo la que se lo pone.

Estoy esperando a Alex y a Tar. Mi madre me permitió llevármelas, con la condición de que me comporte. Siempre me comporto, soy una señorita de sociedad.

Suelto un bufido, mientras me sujeto el cabello con horquillas doradas. No puedo quitármelo de la cabeza, ojalá aparezca algún tipo interesante en la recepción, con el que pueda charlar. Aunque sería un milagro.

-¿Crees en Dios?-pregunto-.

-Sí, pero no en las religiones. Soy musulmán, pero me gusta la fe cristiana, como son caritativos los unos con los otros. ¿Tú crees en Dios?-inquiere luego de una pausa, hago una mueca-.

-Sí, pero tengo mis dudas. Ya sabes, soy joven-me encojo de hombros, y bebo un poco de mi café-mi confesor dice que hasta él tuvo dudas en ciertos momentos de su vida.

-Eres muy madura para tener diecisiete años-me dice, y no sé cómo reaccionar-.

Así que opto por sonreír a medias.

-Supongo que, ¿Gracias?-reímos juntos, es agradable el sonido que emite, es como música-y tú no estás tan viejo para tener treinta-él levanta la taza de porcelana, y hace un brindis-.

-¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?-pregunto, interesada, él lo piensa un momento y me mira fijamente-.

-Pues, te diría sentarme a tomar café con una linda chica…-sonríe felino-.

-¿Ah, sí?-enarco las cejas, él se encoje levemente de hombros. ¿De dónde me salió esta osadía?-.

-Es divertido hacerlo, es una experiencia enriquecedora-se lleva a los labios su tasa, fijo mis ojos en su hermosa boca-pero lo que más me gusta es el intercambio entre los museos, yo creo que a los pintores y escultores universales, les hubiese gustado que su arte diera vueltas por todo el mundo, más de dos veces. Así que lo que yo hago es tratar de conseguir eso-habla con tanta pasión de su trabajo. Lo admiro-.

¿Será tan apasionado en otros aspectos de su vida…? Me ruborizo al pensarlo, y ruego al Cielo que no lo note. Miro en otra dirección.

-Me mentiste-dice de repente, giro la cabeza y lo miro confundida-.

-¿En qué?-inquiero, con la voz temblorosa, temo que haya descubierto que en realidad me separé de mi grupo para encontrarme con él-.

-Si te agrada uno de tus compañeros-frunzo el ceño-.

-¿Qué? ¿A quién te refieres?-él sonríe ladino-.

-El alto, musculoso, de cabello castaño, con el que estabas hablando-¿Qué? ¿Quién…?-.

-¡Oh, Finn!-río un poco-no es mi amigo, bueno, se podría decir que mantenemos una relación platónica, es como el… novio de mi mejor amiga-me acomodo en la silla-que no estaba cerca-mascullo desviando la mirada-.

Espera, ¿Me estaba observando? Vaya… no logro decidir si siento miedo o emoción al saber que me estaba observando. Niego esto en mi fuero interno. Tal vez lo vio de paso, no se quedó exactamente mirándome a mí.

-Así que novio-asiente-de tu mejor amiga-dice, creo que para sí mismo-.

-Ajá-fijo la vista en su muñeca, tiene un bonito Swatch, que marca las tres y veinte de la…-¡Rayos!-exclamo, y tomo su mano, está caliente, levemente callosa y suave, se me acelera el pulso al sentir que sujeta mi mano-.

Hay algo más importante ahora, me digo, y es llegar temprano a la puerta

-Las mujeres no suelen admirar mucho este reloj-se ríe, y acaricia mis dedos con su pulgar, delicadamente. Esa caricia hace que la sangre me galope en las venas-.

-No, no, no… quiero decir, sí, es lindo-digo levantándome rápidamente, sin soltar su mano. Es muy placentera la sensación de tener su mano en la mía-pero es tarde-hago una mueca-.

Y él se levanta. Tampoco suelta mi mano.

-Claro, vamos-dice dejando unos billetes sobre la mesa, frunzo el ceño-.

-No vas a pagar por mí, la única persona a quien se lo permito es a mi madre-él me mira con una ceja arriba, y se ríe-.

Adelante, me encanta que te rías de mí, Zayn.

-No voy a discutir contigo por la cuenta-dice con determinación, niego con la cabeza y trato de soltarme para alcanzar mi monedero que está en mi pequeño bolso cruzado, pero no me suelta-.

-Vamos, suéltame-pido a regañadientes-.

-No, y ahora vamos, que te quedan cinco minutos y casi todo el museo para llegar hasta la puerta de Russel Streat-le lanzo un gruñido, y él vuelve a reírse-.

-Está bien-refunfuño-.

De la mano, nos echamos una carrera. Y es muy raro, se supone que es un hombre maduro. No dejo que eso arruine mi momentánea diversión a su lado. Carpe Diem, Tiffany.

-¡Llegamos!-grita entrando a mi habitación, Tara. Me volteo y les sonrío-.

Están muy lindas las dos. Alexis tiene un vestido beige ajustado hasta la cintura y luego cae con corte de princesa hasta debajo de las rodillas, su cabello recogido en un moño “desordenado”. Tara lleva un vestido celeste o turquesa de espalda abierta, y el cabello en una trenza. Las tres estamos maquilladas apenas.

-¡Te ves preciosa!-vuelve a gritar, me toma de las manos, para verme mejor-en verdad, preciosa-repite-.

-Tú también-le sonrío-.

-No, creo que Alex se lleva el premio al mejor vestido, mejor maquillaje y mejores zapatos-dice-.

-Tara el de mejor cabello-agrega Alex-.

-Sólo debido a ti, Mrs. Weber-le guiña un ojo, y Alexis voltea los ojos ruborizada-.

-Tiffany, estás hermosa-dicen al unísono-.

-¡Tiff!-exclama, Florence, entrando a mi habitación, con su vestido blanco con el lazo lavanda en su cintura-mami dice que ya nos tenemos que ir-habla arrastrando las palabras y mirándose los pies. Creo que sigue teniendo vergüenza de Tara y Alex-.

-Ya la oyeron-digo-es hora de irnos.

Art of Seduction · Zayn Malik AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora