Atrapa mis caderas para intensificar la velocidad y profundidad de sus embestidas. Mientras besa con vehemencia mi cuello y hombros, sus manos traviesas se escabullen para acariciarme desde mis pechos hasta la cintura, sin prisa, con las yemas de los dedos, ida y vuelta. Una embestida más basta para que yo llegue, y unos breves instantes después, él me sigue. Arqueo la espalda y siento sus brazos rodearme, estoy pasando por deliciosas convulsiones gracias al orgasmo que mi hizo alcanzar.

Se sienta sobre sus rodillas conmigo a horcajadas, todavía dentro de mí. Apoyo mi cabeza en la curva de su hombro, suspirando y con la respiración agitada. Acuna mis nalgas entre sus manos y como a una muñeca, me mueve, y el deseo líquido vuelve a formarse en mi vientre, una vez más. Las paredes de mi sexo, abrazan a su masculinidad, y él gruñe, un sonido animal, que me enciende más. Me aferro a su espalda, y estoy tan cerca de nuevo, estoy tan sensible, que al cabo de un minuto, llego gritando su nombre. Ya somos uno.

Llenos de sudor, nos quedamos abrazados, sentados en el medio de su cama. Observo que las sábanas y almohadas están esparcidas por el suelo. También me doy cuenta de que mi sostén desapareció ¿En qué momento me lo quitó? Besa mi cabello y acaricia mi cadera bajo su mano.

-¿Qué quieres hacer?-me pregunta luego de un buen rato, cuando nuestras respiraciones se normalizan-.

-¿Qué hora es?-inquiero a mi vez, soy consciente de que mi madre no me presta atención, pero tengo que tener cuidado-.

-Son las…-se estira y mira su reloj-siete y cuarenta y cinco-dice, yo me desperezo-.

-Ya me tengo que ir-suspiro, y mi labio inferior sobresale un poco-.

Zayn frunce el ceño, y como autómata me aferra en sus brazos. Respiro su olor y absorbo el calor de su cuerpo, no quiero apartarme, estoy muy cómoda y feliz en sus brazos. Permanecemos un rato así, y después nos levantamos e iniciamos la búsqueda de nuestra ropa.

Toda la semana es lo mismo, Zayn yendo a buscarme, pero a pedido mío se queda adentro del coche, vamos a su departamento, pasamos tiempo juntos, me ayuda a estudiar literatura e historia. Debatimos sobre psicología, le cuento que ese profesor no me cae bien. Él me habla de las nuevas adquisiciones del museo y propone que vayamos el sábado, como hacía antes. Es curioso, parece que fue hace eternidades atrás cuando nos besamos por primera vez, y más tiempo, cuando nos conocimos. Casi tres meses.

Es viernes, y voy a quedarme hasta tarde, tal vez a  dormir. El otro día, tuve ganas de decirle a Zayn que quería quedarme con él y que lo quiero, pero no se lo dije, porque no quiero mentir, porque aún no sé lo que siento por él.

Estoy asustada, no lo quiero admitir, pero es así.

Tengo un día entero en el colegio por delante, me visto como siempre: jeans, converse y camiseta de mangas cortas. Meto mis útiles en mi mochila y bajo las escaleras corriendo, tengo el tiempo justo. Escucho a Janis y Caroline discutir, que raro. En serio, que raro, Caroline nunca está levantada antes de las ocho y son las siete y veinte.

-¡No lo sé!-espeta, haciendo gestos con las manos-.

-Y entonces, ¿Cómo apareció?-inquiere, irritada Janis-Nina no podría ser, y lo sabes-dice-.

-¡Entonces fue Tiffany!-frunzo el ceño. ¿Qué hice?-.

-Escuché mi nombre-digo, llegando al comedor, tomo asiento a la derecha de mi madre-.

-Nada-dice Nina, quien está leyendo el periódico en la mesa-.

-Encontré un bóxer, solo apareció-me contesta, Caroline-.

-Un Tommy-comenta Janis-eres una promiscua-murmura mirando a su hermana menor-.

Es de Zayn.

Mierda.

Más mierda.

Bajo la mirada y me sirvo café, pienso en cómo no tomé precauciones al respecto y en que tengo que recuperar la prenda. Pero ahora que la encontraron será difícil… me río de mí misma. Zayn tiene muchos bóxers. Necesito desviar la atención, aunque no creo que piensen en mí, como la responsable, por más de que Caroline lo haya dicho. Nunca nadie le presta atención.

-Tal vez cuando alguien mandó algo a la lavandería vino sin querer, eso pasa. Además, sin ofender, eres la más propensa a tener ropa interior masculina, de seguro los empleados pensaron que era tuyo-hago una mueca al terminar de hablar-.

Janis se ríe, Caroline me fulmina con la mirada y Nina baja el periódico, para enviarme una mirada de advertencia. Me encojo de hombro, me acomodo en el asiento y continúo con mi café. También me trago un pan con mermelada, cuando miro el reloj son las siete y treinta y cinco.

-Mamá, por cierto, hoy me quedo a estudiar con Alex y Tara en casa de alguna de las dos-informo, poniéndome de pie-.

-No-dice ella, aún leyendo el periódico-.

-No te estaba pidiendo permiso-contesto, con la mochila al hombro, ubicando la silla-.

-Tiffany…-comienza-.

-Que tengan un buen día-me despido-.

Ernest me espera frente al Volvo rojo, me abre la puerta del pasajero y entro, dándole las gracias.

Art of Seduction · Zayn Malik AUWhere stories live. Discover now