Capítulo 36. «Lo único que quiero de ti son respuestas»

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«Lo único que quiero de ti son respuestas»

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EMMA

Un montón de preguntas se agolpan en mí cabeza tras escuchar todas las cosas que Kate acaba de contarme, pero no consigo verbalizar la primera antes de que las puertas del elevador vuelvan a abrirse a nuestra espalda.

Mi primer pensamiento es que se trata de los chicos, pero al girarme descubro que quien acaba de llegar es Andrew en compañía de otro agente de aspecto mucho más joven, pero de igual tamaño y casi la misma complexión.

Kate es la primera en ponerse de pie, sujetando las fotos.

—¿Consiguieron dar con ella? —le pregunta.

Andrew niega ligeramente, apretando la mandíbula.

—Señoritas, este es el agente Scott. —Lo señala—. Jacob, estás son Katherine Jackson, la sobrina de Cristina, y Emma Clark, nuestra vecina.

La palabra «nuestra» me toma un poco de sorpresa. Hasta hace veinticuatro horas creía que Cristina Jackson era mi única y solitaria vecina. Pero aquí está este hombre frente a mí, recordándome que no solo es un jodido agente especial del FBI, sino que tiene una relación lo suficientemente fuerte con esa mujer para atribuirse el papel de hombre de la casa.

—Es un placer. —El agente Scott aprieta mi mano antes de hacer lo mismo con la de Kate—. Lamento no tener mejores noticias para usted, señorita Jackson. Pero estamos haciendo todo lo posible para dar con su tía, y para ello necesitaremos que nos acompañe a la estación y responda algunas preguntas para nosotros.

—¿Yo? —Kate señala su pecho con el puñado de instantáneas aun en la mano.

—Sí, tú —es Andrew quien le responde—. Porque eres la mayor y la que puede suministrarnos una cantidad más sustanciosa de información sobre tu padre, tu tía, y las personas que pueden estar interesadas en hacerles daño. El agente Scott va escoltarte hasta la comisaría —agrega eso último antes de apoderarse de las fotografías—. Estas me las quedo yo. Con suerte consigamos algo aquí que nos dé una pista sobre el paradero de Cristina.

—Pero, ¿qué hay del señor Taylor y mi padre? ¿No consiguió nada con ellos?

Andrew me mira.

—El móvil de tu jefe se encuentra fuera de servicio y su familia solo sabe que está cerrando algunas negociaciones en la ciudad. No han hablado con él en hace un par de días. Su esposa asegura que Taylor nunca le ha mencionado alguna cabaña en la que pasara sus años de adolescencia. Y no hay otro número por el que pueda comunicarme con él.

—¿Qué hay de mi padre? —inquiero, ignorando lo extraña que me resulta ahora la ausencia de mi jefe.

—El teléfono de tu padre simplemente sale apagado. Contacté con el bufete de abogados que tiene en la ciudad, y la única información que conseguí es que se encuentra atendiendo un caso en Nueva York. Les pedí que le dieran mi mensaje si lograban comunicarse con él, pero ahora mismo no podemos darnos el lujo de esperar por las únicas dos personas que saben dónde demonios está este lugar. Necesitamos actuar. Y si eso implica andar por todo el maldito pueblo enseñando estas fotos hasta que alguien pueda darnos una pista de donde se encuentra el maldito lago, lo haremos.

—Si necesitan mi ayuda con algo... —digo, porque él tiene razón, no podemos quedarnos de brazos cruzados sin más.

Ahora que se ha demostrado que la amenaza es real, cada segundo cuenta.

EUREKA / Un Verano para Encontrarte  [YA EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora